Groenlandia es la isla más grande del mundo y aproximadamente un 80% de la superficie está cubierta por una capa de hielo gigante. Los glaciares, con su lento movimiento, conectan con el océano esta enorme reserva de agua dulce congelada, pero debido al cambio climático, estos glaciares están retrocediendo rápidamente.
Soy geóloga y me dedico al estudio de cómo los cambios en los glaciares de Groenlandia afectan a la estabilidad de la capa de hielo en su conjunto. Los glaciares sanos tienen un tamaño y una forma estables, actuando como drenajes para la capa de hielo, transportando el hielo al mar. Estos glaciares mantienen un equilibrio en el que el hielo acumulado cada año equivale aproximadamente al hielo que acaba en el mar.
Pero debido al calentamiento producido por el cambio climático, dicha dinámica se ha visto trastocada.
Durante años los científicos han observado el retroceso de los glaciares en todo el mundo. Sin embargo, nuestra investigación ha descubierto que los glaciares a lo largo de la costa de Groenlandia han retrocedido tanto que ya no mantienen en equilibrio la capa de hielo que los retroalimenta. A medida que los glaciares disminuyen en los valles, su velocidad aumenta y transportan más hielo hacia el mar. Piensa en un atasco: cuando hay un atasco en una autopista, los coches se mueven muy lentamente, pero a medida que el atasco (o en este caso el glaciar) se reduce, aumenta el número de vehículos (o la cantidad de hielo) que puede pasar en un determinado periodo de tiempo.
La capa de hielo de Groenlandia se ha desequilibrado y ahora lo normal es que pierda hielo cada año.
Cambios en los bordes: consecuencias para todo el glaciar
Estas capas de hielo se forman cuando la nieve se acumula durante miles de años y se comprime en múltiples capas de hielo. Sin embargo, el hielo no es un material completamente rígido, comportándose como una especie de miel extremadamente densa pero quebradiza. Una vez que una capa de hielo se hace lo suficientemente alta, el hielo comienza a desplazarse hacia afuera por su propio peso. Dicho hielo es transportado por los valles hacia el océano, formando glaciares de movimiento más rápido que pueden desplazarse hasta 15 kilómetros al año.
Aunque los glaciares solamente constituyen una pequeña parte del borde de la capa de hielo, tienen un papel muy importante en el control de la velocidad hacia la que el hielo acaba en el océano. Por lo general, un glaciar que se extiende a gran distancia a lo largo de un valle se moverá más lentamente y drenará menos hielo de la capa de hielo que si fuera más corto.
La mayoría de los glaciares de Groenlandia acaban en el mar donde el agua del océano derrite el hielo hasta que los bloques se rompen en pedazos y caen dramáticamente al Atlántico. Si la velocidad de la pérdida de hielo es mayor al frente del glaciar que la velocidad de creación de nuevas capas de hielo al principio del mismo, el glaciar retrocederá tierra adentro, algo que se conoce como retroceso glacial.
Este retroceso no solamente disminuye el tamaño del glaciar, sino que también reduce la fricción entre el hielo y los valles circundantes. Al haber menos superficie de hielo tocando la tierra, el hielo puede trasladarse a mayor velocidad. Al igual que ocurre cuando un atasco mejora, este retroceso prolongado de un glaciar tiene como resultado glaciares más rápidos que drenan la capa de hielo superior a una velocidad mayor.
La temperatura del océano y la del aire tienen un efecto importante en los glaciares y tanto la temperatura del océano como la temperatura del aire están aumentando. En el caso de los glaciares de Groenlandia, el calentamiento del océano es la principal causa de su retroceso. De media, los glaciares han retrocedido unos 3 kilómetros desde mediados de la década de 1980 y la mayor parte de dicho retroceso se produjo entre los años 2000 y 2005.
Estado de pérdida permanente
Mis colegas y yo utilizamos miles de imágenes de satélite para medir los cambios en la longitud, el grosor y la velocidad de avance de los glaciares de Groenlandia. Con esta información, descubrimos dos aspectos relevantes: el retroceso de los glaciares se está acelerando y la capa de hielo está perdiendo una enorme cantidad de hielo (cada vez mayor) cada año.
Nuestro equipo descubrió que, a día de hoy, los glaciares drenan un 14% más de la capa de hielo por año (aproximadamente 500.000 millones de toneladas métricas) que la media entre los años 1985 y 1999. Este aumento en la velocidad de los glaciares está haciendo que la capa de hielo que cubre la mayor parte de Groenlandia se reduzca, pero también ha cambiado la dinámica de todo el sistema.
Ahora la capa de hielo se encuentra en un nuevo estado desequilibrado con una pérdida de masa permanente. Antes del año 2000, la pérdida de hielo era aproximadamente la misma que el hielo acumulado por la nieve, haciendo que la capa de hielo se estabilizara. Sin embargo, en la actualidad las pérdidas de la masa de hielo superan sistemáticamente a las ganancias en masa, incluso en los años más fríos con una acumulación de nieve relativamente alta. Los glaciares solían actuar como un atasco de tráfico importante, manteniendo la pérdida de hielo bajo control.
Ahora el tráfico se mueve más libremente y el hielo puede fluir con más facilidad lejos de la capa de hielo. Desafortunadamente, el aumento de las temperaturas en el aire también ha aumentado el deshielo en la superficie, lo que ha dado lugar a que se acumule menos nieve en Groenlandia. Teniendo en cuenta todos estos factores, mis colegas y yo estimamos que la capa de hielo puede que solamente vaya a tener un año de adquisición de masa una vez por siglo.
Nuestro estudio ha demostrado cómo el retroceso generalizado ha supuesto un aumento de los desprendimientos de los glaciares y un cambio hacia una pérdida permanente de masa de la capa de hielo. Sin embargo, no significa que la capa de hielo esté condenada a su desaparición. El retroceso continuo y el aumento de los desprendimientos están limitados por la topografía.
A lo largo de los próximos siglos, los glaciares podrían retroceder a mayores latitudes y acabar formando una capa de hielo sin ninguna salida al mar y con un movimiento mínimo: básicamente una gran placa de hielo situada en la cima de Groenlandia sin glaciares que la drenen. En este futuro escenario, el equilibrio de la capa de hielo estaría determinado solamente por los cambios en la superficie: la acumulación de nieve y su derretimiento. Esta pérdida de hielo equivaldría a un aumento de varios metros del nivel del mar.
Llegados a este punto, el destino de la capa de hielo depende simplemente de si el deshielo es más rápido que la acumulación por nieve. En un mundo más cálido donde no se hace lo suficiente por luchar contra el cambio climático, la capa de hielo se derretirá lentamente y acabará desapareciendo. Pero si se controla el cambio climático y se mantienen las temperaturas más frías durante un período prolongado, es posible que la capa de hielo de Groenlandia pueda volver a crecer.
Puede que ese día esté a cientos de años en el futuro, pero es lo que hacemos hoy lo que decidirá el destino de la capa de hielo de Groenlandia.
Autora: Michalea King, profesor en la Universidad de Ohio.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.