Cuentan las crónicas que en pleno franquismo se llevó a cabo en las cortes españolas un debate acerca del sistema educativo. El ministro José Solis, conocido como "la sonrisa del régimen", defendió allí su programa conocido "más gimnasia y menos latín". En un momento dado se preguntó en voz alta para qué servía el latín, y la respuesta de un catedrático de universidad allí presente no se hizo esperar: "por de pronto, señor ministro, para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa".
Igual que los romanos dejaron su impronta en la toponimia española los españoles hicieron lo propio en América. Y así, por ejemplo, encontramos un lugar en México con un nombre que recuerda que la madre patria es, por superficie, mucho más pequeña que sus antiguas colonias: Españita, en el estado de Tlaxcala.
Partiendo de este lugar y con este maravilloso nombre nos vamos a recorrer el loco mundo de la toponimia americana, uno que te hará pensártelo dos veces antes de troncharte otra vez de la suerte que han corrido los de Guarromán.
Aguascalientes (México)
No tiene un nombre especialmente curioso pero sí el mejor gentilicio del planeta, y de lejos. Usando una aplastante lógica los habitantes de la ciudad y el estado homónimo se llaman Hidrocálidos, o también Hidrotermopolitanos. Uno no puede sino descubrirse ante semejante genialidad.
Tetillas (México)
¿Qué decir ante un lugar con una denominación tan perfecta? ¿Tendrá su nombre algo que ver con el queso homónimo? Probablemente no, pero por qué no imaginarse una conexión cósmica entre ambos hechos, el toponímico y el gastronómico.
Pitorreal (México)
Según cuentan, el nombre de este lugar procede de un animal, ya extinto, endémico en la zona. Desde aquí no podemos sino lamentar semejante pérdida.
Entrepiernas Chile)
La cosa empezó caliente y cada vez va a más. Este lugar originalmente se llamaba Entrepiedras, que es mucho más casto, pero la forma que adopta el camino local al bifurcarse (un par de piernas, claro) acabó con el nombre pidiendo guerra a gritos.
Quitacalzón (Colombia)
Dentro de esta progresión geométrica toponímico sexual ya estamos en la parte de arrancarnos la ropa: Quita Calzón es un arroyo colombiano, aunque también existe un curso de agua uruguayo con un nombre parecido: Quita Calzones. Es lógico pensar que el nombre les viene a ambos de la fuerte corriente.
Anal Arriba y Anal Abajo (El Salvador)
La pasión se desata y acabamos en este par de aldeas salvadoreñas, cuyos nombres tienen un origen que no he sido capaz de desentrañar. De hecho recomiendo muy seriamente que cualquier búsqueda al respecto se haga con el modo incógnito activado.
Mortandad (Chile)
No todo va a ser pasárselo pirata en este recorrido por la toponimia americana. Los nombres de los lugares pueden ser sugerentes de muchas maneras, también las más siniestras. Mortandad debe su nombre probablemente a una epidemia sucedida siglos atrás. Como recuerdan sus autoridades, actualmente la población goza de buena salud.
Reputo (Chile)
No es que los lugareños sean malhablados, es que hay un estero que se llama así (Estero Reputo) y el pueblo toma de ahí su nombre. Una señal de carretera muestra el nombre del pueblo junto a sus vecinos de Ponotro. A simple vista no parece un nombre muy llamativo, pero la leyenda cuenta que los habitantes de la localidad querían llamarla igual que los vecinos; al estar el nombre ya en uso el funcionario municipal le dijo al representante ciudadano "Pues pon otro". Y se lo tomaron por lo literal.
Salsipuedes (Argentina)
Los nombres de algunas localidades nos hacen querer salir de ellas. Pero claro, no siempre es posible. Esa parece ser la razón de existir de esta localidad argentina (que tiene una homónima en Chile). La etimología del lugar no podría ser más siniestra.
Según la leyenda, un miembro de la tribu de los comechingones (esta gente no se llamaba así, pero los argentos ya sabemos que son muy buenos en lo de poner apodos) secuestró a una mujer y tiró al marido al río. Al intentar el ultrajado comechingón salir del arroyo el secuestrador le espetó lo que reza hoy en la entrada del pueblo.
Peor es nada (Chile)
Y cerramos este recorrido americano regresando a Chile, donde encontramos también el pueblo que ha hecho de la resignación su leit motiv: Peor es Nada.
Según las crónicas, el nombre de este país procede de la partición de las tierras de una familia de terratenientes allá en el siglo XIX. La menos favorecida de las herederas se conformó con la frase "Peor es ná", que quedó en el habla popular de la zona y que fue oficializada en cuanto hubo que poner carteles en las carreteras, cosa de un siglo más tarde.