España ha devuelto a Marruecos a los 116 inmigrantes que este miércoles traspasaron la valla de Ceuta. En grupo. Tras uno de los saltos más violentos que se recuerdan las autoridades buscaban un golpe de efecto y lo han conseguido. El único problema es que, como denuncia repetidamente las ONU, son ilegales: no respetan, ni garantizan los derechos humanos. Eso no impide que sean una herramienta habitual de los países cuando se enfrentan a una "crisis migratoria". España está entre esos países.
"Uno de los saltos más violentos que se recuerda" Aprovechando que la “Fiesta del Cordero” es festivo a los dos lados de la frontera, el 22 de agosto más de un centenar de inmigrantes entraron en Ceuta. No fue un salto normal: según fuentes policiales, se trató de uno de los saltos más violentos de los últimos tiempos. Los migrantes usaron “excrementos, cal viva y ácido” para alejar a la Guardia Civil.
La respuesta de las autoridades españolas no se ha hecho esperar. Esta mañana, “agentes de las fuerzas de seguridad se han personado en el CETI de Melilla para identificar a los recién llegados” y los están escoltando en grupos de diez o veinte hasta la frontera. Una vez allí son entregados a Marruecos.
¿Se puede hacer? En 1992, España y Marruecos firmaron un acuerdo "relativo a la circulación de personas, el tránsito y la readmisión de extranjeros entrados ilegalmente”. Se trata de breve tratado por el que el país magrebí se comprometía a readmitir a todos los ciudadanos de terceros países que hubiera entrado en España desde Marruecos de forma ilegal.
En la práctica, el acuerdo casi se ha aplicado: en primer lugar, porque requiere que España haga un requerimiento formal y, más tarde, porque Marruecos debe aceptar la entrega. En los primeros 13 años, solo se aplicó en 106 ocasiones. Según parece, la violencia del salto de ayer ha facilitado el acuerdo entre los dos países y todo se ha hecho, como señalan los mandos policiales, con mucha celeridad.
¿Es legal? Una vez se ha hecho público, numerosas organizaciones han manifestado su descontento. La posición de la Organización de Naciones Unidas es clara: “No se puede firmar ningún acuerdo que no salvaguarde las garantías que tienen los refugiados en el derecho internacional”. Este tipo de arreglos entre países no tienen mecanismos habilitados para garantizar que se respetan derechos como el de asilo y por eso son duramente criticados. Por ser más precisos: el acuerdo entre España y Marruecos no los tienen.
Pero son de uso habitual. Como ya explicamos en su momento, este era uno de los puntos más polémicos del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para hacer frente a la "crisis de los refugiados". Es decir, el uso de 'devoluciones en grupo' es muy habitual cuando los países quieren hacer frente a la presión migratoria.
¿Qué ocurrirá ahora? Previsiblemente, no ocurrirá nada. Este mecanismo que cumple 25 años solo se usa en momentos muy excepcionales y, pese a las quejas de las asociaciones en defensa de los derechos humanos, el hecho de que los mandos policiales saquen pecho de la celeridad del procedimiento no hace pensar que ninguno de los dos Gobiernos tengan muchos problemas con él. Es, sobre todo, una demostración de fuerza: un mensaje para intentar frenar una escalada de la violencia en la frontera. Y no