En juego había dos fotos. Una más deseada que la otra. La que buscaban las jugadoras de la Selección Española y por la que suspiraba medio país era la de las futbolistas de La Roja levantando la Copa Mundial en el Stadium Australia, en Sídney. La alternativa, menos apetecible, era ver a esas mismas deportistas con las medallas de subcampeonas. Hubo suerte talento a espuertas y el equipo compuesto por Jorge Vilda logró imponerse a Reino Unido y sumar una estrella a su camisa.
Un día después, sin embargo, la imagen más comentada no es la de las futbolistas levantando la Copa, ni la de las jugadoras británicas con el premio de consolación. La foto que centra la resaca informativa es la del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, besando a Jenni Hermoso en la boca.
Y es normal que así sea.
Al fin y al cabo, la propia RFEF reconoce en su protocolo interno que un acto como el protagonizado ayer por Rubiales se relacionada con "la violencia sexual", por lo que lo tacha de "inaceptable" e incluso contempla posibles "consecuencias".
Rubiales: "No estamos para gilipolleces"
La imagen es fugaz, dura apenas unos segundos, pero se ha replicado en periódicos, webs y teles tanto de España como de otros países, provocando una auténtica avalancha informativa. El mismísimo The New York Times le dedica hoy una extensa columna. Y no es el único. De lo sucedido se han hecho eco también The Guardian, The Telegraph o la CNN. Todos se refieren a la misma imagen: una grabación en la que se ve con claridad a un Luis Rubiales exultante que celebra la victoria mundialista con Hermoso al lado de la reina Letizia y la infanta Sofía.
¿Cómo? Primero abraza a Hermoso. Luego, cuando ambos se separan, la agarra con ambas manos de la cabeza. Y a continuación, a modo de tercer acto, le estampa un beso en los labios a la futbolista. La escena la captaron las cámaras de RTVE y no tardó en protagonizar comentarios en redes y medios. Tanto, que la propia Hermoso la comentaba poco después durante un live en Instagram:
— Eh, pero no me ha gustado. ¿Y qué hago yo?
Hubo quien trazó paralelismos, a su manera, con el beso de Casillas a Sara Carbonero durante la celebración del Mundial de Sudáfrica, en 2010, y quien identificó en el gesto de Rubiales un comportamiento cuanto menos reprobable.
No ayudaron tampoco las declaraciones de Rubiales, quien ante el revuelo generado decidió aclarar la situación ante los micrófonos de MARCA o la COPE arrojando aún más leña al fuego: en su opinión nada reprobable hubo en su actitud con Hermoso. Es más, si algo ha fallado y explica la polémica es, en su opinión, la actitud "idiota" de quienes ven algo cuestionable donde, cree él, no lo hay.
"No hagamos caso de los idiotas y estúpidos, de verdad. Es un pico de dos amigos celebrando algo… no estamos para gilipolleces. Yo, con todo lo que he pasado, más gilipolleces y más tontos del culo… no. No hagamos caso y disfrutemos de lo bueno y ni me comentéis cosas de pringados que no saben ver lo positivo… Es una cosa sin maldad. Si hay tontos, que sigan con sus tonterías —se desquitó en la COPE—. Hay más tontos que ventanas. Vamos a hacer caso a los que no son tontos".
En un tono y una línea similares se expresaba también ante los micros de Radio Marca, donde volvió a hablar de la polémica: "¿El beso con Jenni? Idiotas hay en todas partes. Cuando dos personas tienen una muestra de cariño sin importancia, no podemos hacer caso a las idioteces. Somos campeonas y con eso me quedo".
En un intento por apagar el fuego, la propia Federación presidida por Rubiales facilitaba a la agencia EFE unas declaraciones de Hermoso en las que se quitaba hierro a lo sucedido por la mañana. El beso, explicaba la futbolista madrileña, fue resultado de "un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa" de la victoria. "El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño", zanja la jugadora.
Quedan las imágenes. Y lo que dice el propio reglamento de la Federación que describe y se pronuncia con rotundidad lo que considera "situaciones, actitudes y comportamientos relacionados con la violencia sexual" en el fútbol. A la hora de desgranarlos cita en concreto "besos a la fuerza", que mete en la misma categoría que los "pellizcos y cachetes", "tocamientos" o "acercamientos" que resultan "excesivos". Para la RFEF son todos contactos físicos objeto de atención.
La RFEF no se limita a citarlos.
Tras detallar los comportamientos que considera inadecuados, a los que dedica incluso una tabla pormenorizada, indica con claridad cómo responderse: "Estas conductas son inaceptables y conllevarán consecuencias inmediatas".
"El Comité Asesor de Protección, en el marco de sus competencias y de acuerdo con el principio de proporcionalidad, adoptará las medidas que estime oportunas ante cualquier comportamiento que ponga en riesgo la salud y bienestar de los/las deportistas", abunda la RFEF en su 'Protocolo de actuación frente a la violencia sexual', con un tono y en una línea bien distintos a los usados por Rubiales.
El protocolo interno de la RFEF no es el único que se muestra duro con los comportamientos que considera fuera de lugar. La actitud mostrada ayer por Rubiales le ha valido también críticas de dirigentes como las ministras Montero y Belarra, el ministro Miguel Iceta, responsable de la cartera de Cultura y Deporte o la diputada Adriana Lastra. Para Iceta la actitud de Rubiales resulta inasumible: "Hemos de ser especialmente cuidadosos en nuestras actitudes y acciones. Es inaceptable besar en los labios a una jugadora para felicitarla".
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