La cultura popular es una fuente inagotable de referencias. El mundo científico-médico se nutre de estas referencias constantemente. Y nadie puede negar la gran influencia de Harry Potter en la cultura popular. Por eso, tampoco es de extrañar que algún investigador haya bautizado una patología (potencial) con un nombre de la obra de J. K. Rowling: Efecto Dobby. Era solo cuestión de tiempo.
¿Qué es? Se denomina así a un fenómeno de autocastigo impulsado por la culpa de haber hecho algo malo. El nombre acuñado en una publicación de 2009, por dos psicólogos que identificaron el mecanismo de este efecto Dobby. Según explican los autores, este se produce en una relación, cuando alguien causa un daño a otra persona y no existe ningún tipo de compensación posible.
En ese momento se dispara el efecto Dobby, provocando que la persona que ha producido el daño se castigue impulsada por la culpa. Lo más importante de este comportamiento, señalan los investigadores, es que puede promover y potenciar ciertas psicopatologías.
¿Por qué Dobby? Puede que todo el mundo conozca al personaje, pero para quien no ha tenido nunca contacto con el mundo de Harry Potter, explicaremos que Dobby es un "elfo doméstico", una serie de personajes ligados a la servidumbre familiar. Cuando Dobby no cumple adecuadamente con las expectativas de sus amos, o cree que no las cumple, cosa bastante habitual, se autoinflinge una serie de castigos que suelen incluir la violencia física (en una escena cómica, pero dramática).
¿Cómo funciona? Según describen los autores, este fenómeno aparece asociado a las relaciones interpersonales. Específicamente cuando no existen oportunidades de compensar un agravio, es decir, cuando una persona inflige un daño a otra, voluntaria o involuntariamente, pero no puede repararlo ni siquiera de manera compensatoria. Esto provoca una tendencia a autoinfligirse un daño, que puede ser psicológico o incluso físico, y puede darse en periodos cortos o a lo largo del tiempo, mientras la culpa siga existiendo.
El efecto Dobby, según explican, está asociado a la idea de que el castigo expía nuestra culpa, algo que puede desembocar en comportamientos perniciosos.
Trastornos importantes. Dobby protagonizaba algunas situaciones dantescas, medio cómicas, en las que el elfo se golpeaba con todo tipo de enseres al sentirse culpable, para desmayo de Harry. Sin embargo, bajo esta situación fantástica, Dobby parece arrastrar un comportamiento rayano a la depresión patológica, aunque claro, esto es ficción.
Según explican algunos psicólogos, el efecto Dobby está presente, muchas veces, en problemas y síndromes psicopatológicos. Por ejemplo, se puede dar asociado a la depresión o a la culpa patológica. La búsqueda de expiación bajo castigos de todo tipo. Según se estima, una de cada seis personas se autoinflinge lesiones físicas. El efecto Dobby podría ser la causa o el catalizador de este tipo de comportamientos.
La culpa como combustible. En un sentido psicológico, la culpa tiene una utilidad clara, ya que sirve para evitar comportamientos perniciosos. Es decir, la culpa es un componente del mecanismo de aprendizaje. Desde otro punto de vista, la culpa también sirve como un conducto social que sirve para ajustar relaciones personales (como en el caso del daño provocado). El problema es cuando la culpa se convierte en algo desmesurado y recurrente.
Esto mismo se puede asociar al efecto Dobby, que podría aparecer de forma puntual o reforzar comportamientos patológicos. En definitiva, el efecto Dobby es un nombre más que acertado, que refleja una realidad que puede parecer incluso cómica, en algunas situaciones, como ocurría con el elfo, pero que esconde la posibilidad de un sufrimiento mucho mayor bajo la máscara del curioso personaje.