Ayer una tragedia tuvo lugar en Lewiston, en el estado de Maine (EEUU). Más de una veintena de personas murieron y más de 50 resultaron heridas en dos tiroteos masivos en una bolera y un bar. Cientos de policías buscan al principal sospechoso, Robert Card, de 40 años, un instructor de armas con problemas mentales. Se trata, según datos de Gun Violence Archive, del tiroteo masivo número 565 en lo que va de año. Un fenómeno que ha disparado la tasa de mortalidad de niños muertos en USA por lesiones hasta niveles escalofriantes.
La tragedia en una bolera. Los medios locales señalan que los sucesos se produjeron en dos lugares separados por unos 6 kilómetros de distancia: el restaurante Schemengees Bar & Grille y en una bolera de la ciudad, que tiene unos 40.000 habitantes. Según fuentes de la policía, un hombre irrumpió sobre las 19:00 en uno de los establecimientos con un rifle semiautomático y acabó con la vida de 22 personas, hiriendo gravemente a otras 50. Ahora mismo se encuentra fugado y calificado por las fuerzas del orden como una persona "activa, armada y peligrosa", por lo que se ha recomendado a la población que se quede en casa.
En un boletín de las fuerzas de seguridad de Maine se identifica a Card como un instructor de armas de fuego y miembro de la reserva del Ejército. El documento indica que "recientemente informó problemas de salud mental que incluyen escuchar voces" y había amenazado con disparar contra la Base de la Guardia Nacional.
Cifras desesperanzadoras. Según estadísticas de Gun Violence Archive, se producen casi dos tiroteos masivos por día en 2023. Solo esta semana se han registrado tres en Illinois, Colorado y Carolina del Norte. Hace unas semanas, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, tuiteó: "Uno de cada cinco estadounidenses conoce a alguien que ha muerto a causa de la violencia armada. Los líderes del Congreso deben tener el coraje de dar un paso al frente y aprobar leyes de sentido común sobre la seguridad de las armas".
Mortalidad infantil en aumento. Los niños, por el simple hecho de ser niños, gozan de buena salud médica, lo que hace que las lesiones accidentales representen su principal causa de muerte. Los accidentes de coche siempre han sido el mayor motivo, pero eso ya no es así. Un nuevo estudio del Pew Research Center revela que la tasa de muertes por armas de fuego entre niños menores de 18 años aumentó un 87% entre 2011 y 2021 en EEUU, convirtiéndose ahora en la principal causa de muerte entre los estadounidenses menores de 20 años.
En 2019 hubo 1.732 muertes por armas de fuego entre niños y adolescentes estadounidenses menores de 18 años. Para 2021, esa cifra había aumentado a 2.590. Si bien el número total de muertes incluye homicidios, suicidios, accidentes y todas las demás categorías en las que las armas de fuego figuran en los certificados de defunción, el homicidio fue la más repetida: el 60% del total.
Los padres, preocupados. En 2020 hubo más de 11.000 visitas a las salas de emergencia por lesiones de bala entre niños y adolescentes menores de 18 años, una cifra muy superior a la de otros años. Y eso, evidentemente, preocupa a los padres. En otra encuesta del Pew Research Center de 2022, el 22% de los padres con hijos menores de 18 años señalaron estar extremadamente o muy preocupados de que alguno de sus hijos recibiera un disparo en algún momento.
La ley sobre las armas es determinante. El trágico suceso de ayer nos devuelve el debate sobre las leyes de armas de fuego, que en Estados Unidos son muy diversas según qué estado. Como decíamos antes, el aumento de las muertes por armas de fuego entre niños y adolescentes es una consecuencia de un aumento reciente de muertes por armas de fuego entre los estadounidenses en general. En Maine, de hecho, no existen leyes para verificar los antecedentes de quien compra una pistola, ni siquiera con rifles semiautomáticos como el que llevaba el sospechoso de Lewiston. Tampoco hay normativa que permita a las autoridades pedir una orden judicial e impedir de forma temporal que una persona en crisis tenga acceso a armas de fuego.
Si bien muchos propietarios de armas las compran "para protegerse" a sí mismos y a sus familias, las investigaciones han demostrado que tener un arma de fuego en casa aumenta drásticamente el riesgo de muerte por arma de fuego, tanto por homicidios como por suicidios. Un informe de Everytown for Gun Safety sugiere que los estados considerados líderes en seguridad en este aspecto han experimentado una ligera caída en las tasas de suicidios en los últimos 20 años. Por el contrario, los estados con leyes de armas más laxas experimentaron un aumento del 40% entre 1999 y 2022.
Imagen: GTRES
Ver 8 comentarios