Parte de la humanidad desea independizarse del carbón. Romper con este combustible es vital para llegar a los objetivos de emisiones de CO2, pero el problema es que es demasiado rentable. El carbón empezó a ser utilizado en 1850 por las naciones más industrializadas y podríamos pensar que, actualmente, el porcentaje es residual, teniendo en cuenta que hay otras fuentes de energía, pero no.
El petróleo representa un 30% de los combustibles más utilizados y el siguiente en la lista es el carbón, con un 25%. Hay países, de hecho, en los que es extremadamente importante, y eso nos lleva a India. Hay un hombre, sin embargo, que se enfrentó a una industria que parece todopoderosa con el objetivo de salvar un bosque. Y lo curioso es que… ganó.
Más carbón. La relación de India con el carbón es prácticamente de dependencia. En 2018 anunciaron un compromiso para reducir su huella, pero lo cierto es que tres cuartas partes de la energía del país proceden del carbón, el petróleo y el gas natural. Y, de ellas, el carbón es el 80%. Es un recurso vital, y lo seguirá siendo debido al aumento demográfico del país. Este año, al contrario que muchos otros países, anunciaron que aumentarán su producción gracias al carbón durante, al menos, los seis próximos años.
No era una sorpresa, ya que hace dos años ya se estimó que el país consumiría en 2032 un 40% más de carbón del que estaban consumiendo entonces. Y para ello se necesita materia prima y, por tanto, minas.
Hasdeo Aranya. Conocido como 'el pulmón de Chhattisgarh', tenemos que hablar del bosque de Hasdeo Aranya. Se trata de una zona verde en una parte central del país que cuenta con 1.017 kilómetros cuadrados y es extremadamente rica en biodiversidad. También es una zona muy rica en carbón y se estima que cuenta con unos depósitos de 5.600 millones de toneladas. Es una fuente muy interesante para quien busque explotarla. Y tiene pretendientes, claro.
Las autoridades locales reconocieron el bosque como una zona de reserva, pero realmente nunca lo oficializaron y empresas como Adani presentaron planes para construir minas. Cinco, concretamente, entre 2010 y 1015. No fueron las únicas, pero ya llegaremos a eso más adelante. El problema es que esas minas destruirían la belleza del lugar, pero también la biodiversidad y a sus gentes: los Adivasi.
No en mi bosque. Los Adivasi son una comunidad que viven en esa tierra sin dañarla y donde también se pueden encontrar lobos, aves, tigres, elefantes o leopardos. Como decimos, hay una gran diversidad de flora y fauna en Hasdeo Aranya y una persona no estaba dispuesta a que las empresas mineras lo arrasaran.
Su nombre es Alok Shukla y hace más de una década, se puso manos a la obra para salvar el bosque. Si la riqueza natural no fuera suficiente, hay que tener en cuenta que hay varias comunidades como la de los Adivasi y Shukla comentó que la situación de las comunidades locales era muy triste, ya que "habían logrado conservar el bosque por siglos y no tenían ni idea del impacto que la minería iba a tener o cuáles eran sus derechos para proteger el bosque". No sólo iban a perder su casa, sino su identidad por esta industrialización.
Piedras en el camino. Realmente, ellos ya estaban luchando por el bosque, así como otras comunidades, pero lo que Alok descubrió es que serían mucho más fuertes si se unían. No llegaban a tiempo, pues ya había empezado la explotación de dos minas, pero aún no era demasiado tarde y se creó el Comité de Resistencia para Salvar Hasdeo Aranya para sensibilizar a la gente sobre la regulación local y sus derechos.
Consiguieron victorias, como cerrar minas y posponer la construcción de otras, pero el gobierno central tenía una respuesta: continuar con los planes y otorgar licencias para abrir más minas de carbón en la zona. 21, concretamente.
Al final, la victoria. Sin embargo, tras una tarea conjunta que les llevó otros 18 meses, consiguieron que la cesión de las 21 minas se cancelara y la batalla de 12 años se resolvió con un entorno protegido tanto para las plantas y animales que viven en él… como para los humanos y su forma de vida. Alok, sin embargo, sabe que la lucha no ha terminado. "Naturalmente, cualquier compañía cuyas ganancias y viabilidad estén en riesgo, va a tratar de hacer cualquier cosa para quedarse con la tierra", comenta, por lo que tiene claro cuáles son los siguientes pasos a seguir.
Actualmente, tienen dos objetivos: rehabilitar la tierra destruida por las minas y proteger los árboles que aún siguen en peligro, pero esta lucha ya ha sido reconocida internacionalmente con el Premio Goldman, que está considerado el Nobel del medio ambiente. Sin duda, ha sido una victoria para el planeta, pero veremos cómo evoluciona porque 5.600 millones de toneladas de carbón son demasiado jugosas para que un país hambriento por este combustible las deje escapar.
Imágenes | Goldman Environmental Prize
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