La misión IM-1 parte hacia la Luna para convertirse en la primera misión privada estadounidense en el satélite

La misión llegará a la Luna, si todo sale según lo previsto, el día 22

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Esta madrugada, al segundo intento, ha partido hacia la Luna la misión IM-1 de la empresa norteamericana Intuitive Machines. Es también la segunda misión privada estadounidense que en los últimos meses pone rumbo al satélite. Podría ser la primera en tener éxito.

Lanzamiento. A las07:05 hora peninsular (CET), las 01:05 hora loca local, partía del Launch Complex 39A (LC-39A) en el Kennedy Space Center, en Florida, la misión IM-1 con dirección a la Luna. Lo hacía a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX.

Demostrar capacidades. Esta es la primera misión de Intuitive Machines y pretende demostrar la capacidad de la empresa asentada en Texas de gestionar una misión lunar. La misión va camino de convertirse en la primera misión estarounidense en aterrizar en el satélite desde la Apollo 17, en 1972.

Pero lo primordial es convertirse en una de las primeras empresas privadas en ser capaz de transportar cargas comerciales y científicas, explica la propia empresa. La misión parte en el contexto de la iniciativa CPLS (Commercial Lunar Payload Services) de la NASA, enfocada a dar pie a una presencia permanente en la Luna.

La misión se mantendrá en activo durante siete días en la superficie lunar. Hasta que la noche lunar corte la fuente de energía del módulo.

Nova-C. La estrella de esta misión es el módulo de aterrizaje Nova-C. Este primer módulo ha sido bautizado con el nombre de Odysseus por la empresa Texana. Este vehículo y aterrizador mide 4,3 metros de altura y 1,6 de diámetro, con una masa de 675 kg.

Cuenta con un motor de metano y oxígeno líquidos para realizar las maniobras requeridas para su alunizaje, y cuenta con varios paneles solares para mantener sus instrumentos conectados. Esta plataforma servirá para poner a prueba también los sistemas de comunicación.

Cargas de la NASA y comerciales. A bordo de esta plataforma se han instalado distintos experimentos de la NASA. Un ejemplo es ROSES (Radio Observations of the Lunar Surface Photoelectron Sheath), cuyo objetivo de analizar los efectos de la meteorología espacial sobre la Luna.

Otro ejemplo es el sistema de guía por laser LRA (Laser Retro-Reflector Array), un mecanismo que podrá ayudar a los vehículos a navegar en la Luna. También viaja a bordo el experimento SCALPSS (Stereo Cameras for Lunar Plume-Surface Studies), cámaras destinadas al estudio de la pluma levantada por la interacción entre el cohete del Nova-C y la superficie de la Luna.

Entre las cargas comerciales se encuentra un reflector térmico experimental creado por Columbia Sportswear y EagleCam, una cámara que se separará del módulo para captar su aterrizaje. A bordo viajará también una obra creada por Jeff Koons.

La era de la exploración privada. Este es el segundo gran intento de la NASA de liderar una estrategia de comercialización de la exploración lunar. Desde hace unos años la agencia espacial ha externalizado muchas de sus labores, especialmente en pos de abrir la veda de la “economía de la órbita baja”.

Esto se ha traducido en empresas como SpaceX convirtiéndose en las encargadas de sustituir a la agencia en el transporte de personas y bienes hacia la Estación Espacial Internacional. También ha abierto el camino para la llegada de proyectos privados de nuevas estaciones espaciales que acogerán algún día la labor científica en esta órbita.

Con misiones como esta (y la malograda Peregrine), la NASA va sembrando el camino para llevar esta comercialización más allá, hasta nuestro satélite. De nuevo empresas como SpaceX están siendo instrumentales, pero cada vez hay más agentes en este juego. El viaje hasta la Luna no es, eso sí, tarea sencilla.

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Imagen | NASA / SpaceX

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