¿Estamos preparados para contactar con una civilización extraterrestre?

¿Estamos preparados para contactar con una civilización extraterrestre?
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Doce cápsulas negras aterrizan en doce lugares distintos de la Tierra. Ese es el comienzo de 'La llegada', una película de ciencia ficción que amenaza con ser una de las películas del año.

La película trata sobre el primer contacto con una inteligencia extraterrestres y del impacto que eso tiene en la humanidad. La simple idea es brutal y por eso nos hemos preguntado si, fuera de la ficción, realmente estamos preparados para encontrarnos con una inteligencia extraterrestre.

El primer contacto

First Contact

Más allá de la paradoja de Fermi y sus posibles soluciones, no podemos descartar que, en cualquier momento, contactemos con alguna inteligencia extraterrestre. Esto puede ocurrir de muchas maneras.

Puede que un día aparezcan naves espaciales en el porche de la Tierra; no es la opción más probable, pero puede ser. Puede que alguna de nuestras sondas detecte alguna sonda alienígena o, quizá más probablemente, también puede ser que un día, en un radiotelescopio cualquiera, detectemos una señal. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Quién debería de tener el control? ¿Quién debería representar a la Tierra?

La respuesta es más sencilla de lo que parece: no tenemos ni idea. Al menos el público en general. Todo el mundo da por supuesto que los gobiernos tienen planes de contingencia. Al fin y al cabo, el Pentágono planificó una delirante invasión de Canadá en los años 20 y, según dicen, tiene planificado su respuesta un holocausto zombi. Pero, públicamente, no sabemos nada.

Lo razonable es que el Consejo de Seguridad de la ONU tomara el mando, pero quién sabe si el mero descubrimiento de señales alienígenas nos llevaría un conflicto (como poco) diplomático y sin precedentes. Muchas preguntas sin responder. Y por eso mismo, no deja de ser curioso que el mayor interés por estas cuestiones viene de teólogos, astrónomos y biólogos. No es un tema popular entre politólogos y expertos en ética. Aunque tampoco es de extrañar teniendo en cuenta de que desconocemos profundamente hasta la naturaleza de ese primer contacto.

¿Contactar con los extraterrestres nos haría bien o mal?

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Si el contacto será bueno o malo depende, fundamentalmente, de las ideas y prejuicios del autor que lo trata. Pero, en realidad, el primer contacto puede darse en una gran cantidad de escenarios con una gran diversidad de consecuencias para la humanidad. Seth Baum, Jaco Haqq-Misra y Shawn Domagal-Godman han analizado los distintos escenarios que pueden presentarse.

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Los escenarios beneficiosos van desde la mera detección (con las implicaciones filosóficas que conllevaría), la cooperación con ellos (en temas científicos, espaciales y para encontrar soluciones a problemas mutuos o compartidos) y la no cooperación que conllevara un beneficio final para nosotros.

Los escenarios perjudiciales van desde la posibilidad de encontrarnos con inteligencias imperialistas (que nos colonizaran para obtener recursos de algún tipo) o 'universalistas' que quieran mejorar las infraestructuras galácticas de alguna forma y para los que nosotros seamos un 'daño colateral' o una amenaza. También existen posibles daños 'inintencionados' como la transmisión de enfermedades, la introducción de especies invasivas o el origen de cualquier otro tipo de problema no previsto de consecuencias funestas.

"Las preguntas que hacemos a esas hipotéticas inteligencias alienígenas, en realidad, nos definen a nosotros mismos", explicaba Douglas Vakoch

Por otro lado, tampoco debemos olvidar que hay escenarios neutrales. Es posible que esa teórica inteligencia extraterrestre no nos haga caso y no quiera saber nada de nosotros. De la misma forma, también es posible que ni siquiera la veamos porque sean formas de vida cognitivamente incompatibles con nosotros o porque decidan estudiarnos sin interferir en nuestra evolución.

Como dicen los autores, incluso en el caso de que nunca nos encontremos con dichos extraterrestres, este tipo de escenarios siguen siendo de utilidad porque nos permiten imaginar formas en que los futuros humanos podrían vivir en determinadas circunstancias. Si nos paramos a pensarlo un poco, veremos que los mismos escenarios se han repetido una y otra vez en nuestra misma historia.

Somos los humanos del planeta Tierra

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Por la incertidumbre, la decisión de buscar vida inteligente allá afuera es algo problemático. Pero organizaciones como SETI llevan años queriendo no sólo buscar señales de vida inteligente, sino mandar señales nosotros mismos. Poco se puede hacer para impedirlo (basta con recordar que la primera emisión televisiva con potencia para salir al espacio fue la de Hitler inaugurando los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936). Lo que hoy sí podemos hacer, al menos, es decidir qué queremos decirles a esos extraterrestres.

Por eso, a principios de la década de 2010, SETI lanzó el proyecto "Earth Speaks" (La Tierra habla). La idea era usar internet para que todo el que quisiera mandara textos, imágenes o audios que pudieran incluirse en un mensaje interestelar a una especie inteligente.

Las ideas que más se repitieron fueron, por este orden, cosas como "Somos humanos del planeta Tierra", "Hola y bienvenidos", "Por favor, ayuda", "Expresiones matemáticas y binarias", "Paz, amor y amistad", y "Obras de arte de distinto tipo".

Golden Record Cover

Esta lista me parece interesante por la reflexión que hacía Douglas Vakoch en el documental 'The Visit', que precisamente discutía sobre los innumerables desafíos - biológicos, éticos y políticos - a los que tendríamos que enfrentarnos tras el primer encuentro. Vakoch es el presidente de METI, una organización dedicada al desarrollo de programas para el envío de mensajes a espacio. "Las preguntas que hacemos a esas hipotéticas inteligencias alienígenas, en realidad, nos definen a nosotros mismos".

Vakoch recordaba que, en los discos de la Voyager, el que quizás sea el mensaje más completo que nunca hemos mandado al espacio, decidimos olvidar de lo que nos hace peores (la guerra, las armas, la violencia gratuita) y nos centramos en niños riendo y en preciosos paisajes. ¿Eso es lo que somos? ¿Estamos preparados para vernos reflejados en el espejo de otra especie inteligente?

¿Estamos preparados?

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En 2014, Gabriel de la Torre, un neuropsicólogo de la Universidad de Cádiz, empezó a preguntarse si estaríamos preparados para un contacto de este tipo. Para indagar sobre el asunto, realizó 116 entrevistas a personas de varios países (sobre todo, EEUU, España e Italia) con la idea de evaluar sus conocimientos de astronomía, su grado de percepción del entorno, su opinión del lugar que ocupamos en el cosmos y otras cuestiones éticas y religiosas.

Los resultados (bajo conocimiento del cosmos y nuestro lugar en él) llevaron a De la Torre a sostener que aún no estábamos preparados y que debíamos redoblar los esfuerzos educativos por promover una consciencia cósmica. En el sentido de que "estar preparados" es un concepto algo difuso, yo no estoy de acuerdo. No tengo claro hasta qué punto se puede "estar preparado para encontrar un nuevo mundo".

Eso sí, las reflexiones de De la Torre son interesantes porque si alguna vez nos encontramos con civilizaciones extraterrestres (o si dos civilizaciones extraterrestres se encuentran entre sí), el resultado no dependerá sólo de la capacidad destructiva de cada una, sino de sus recursos éticos, culturales y sociales. Es decir, nuestra supervivencia como especie dependerá, en esencia, del mundo que seamos capaces de crear. Una vez más, el sueño espacial solo alcanza sentido pleno por lo que habla de nosotros.

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