Una de las mayores estructuras de nuestra galaxia es invisible. Y hemos tardado una década en saber cómo apareció

Una de las mayores estructuras de nuestra galaxia es invisible. Y hemos tardado una década en saber cómo apareció
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En 2010 el telescopio espacial de Rayos Gamma Fermi descubrió dos estructuras inmensas en los límites de nuestra galaxia, dos “burbujas”, una al norte y otra al sur del eje de rotación de nuestra galaxia, adheridas a su centro. Más de una década después por fin sabemos qué pudo causar estas burbujas de Fermi.

Burbujas de rayos gamma. Algunas de las estructuras más grandes que conocemos en el Universo son invisibles al ojo humano, e incluso para muchos telescopios. Es por eso que algunas de estas estructuras pueden pasar inadvertidas a cientos de años de observación espacial. Uno de estos ejemplos son las burbujas de Fermi.

Las burbujas de Fermi en nuestra galaxia son dos estructuras con forma de esfera (o más bien elipsoidal) que se extienden a lo largo de 25.000 años luz (cada una) en los lados norte y sur de nuestra galaxia. Esto hace que, si bien la mayor parte de la materia de nuestra galaxia se mantenga en un disco de unos 50.000 años luz de radio, su tamaño sea en realidad mucho mayor.

Las burbujas en sí son regiones que emiten rayos gamma, la forma más energética que puede adquirir la luz.

Vientos galácticos. Aunque conocemos sus características principales, aún no estamos seguros de cómo llegaron a formarse estas estructuras, pero un estudio reciente realizado por un investigador de la Universidad Metropolitana de Tokio ha arrojado algo de luz sobre estas enigmáticas estructuras.

En un artículo publicado recientemente en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Yukata Fujita dio cuenta de su análisis de estas estructuras. A través de simulaciones por ordenador, comprobó que las burbujas habían sido creadas por viento emanado del centro de nuestra galaxia.

La definición de viento aquí sería algo así como corrientes de partículas cargads que viajan a altas velocidades. Tanto como unos 1.000 kilómetros por segundo. Estas corrientes que se mantuvieron activas además a lo largo de 10.000.000 de años.

Burbujas Fermi Croquis

Shock inverso. La clave del descubrimiento ha sido la temperatura. En sus simulaciones, Fujita comprobó que la interacción entre vientos emanados del centro de nuestra galaxia y el halo de gas que la rodea, interacción que describe como un “shock inverso”, era la única que generaba el patrón de temperaturas observable en estas burbujas.

Lejos de ser un caso único. Las burbujas de Fermi no serían un fenómeno exclusivo de nuestra galaxia. Existe cierta correspondencia entre las emanaciones observadas en otras galaxias y lo que creemos ha causado las inmensas estructuras con forma de burbuja de la nuestra. Hemos observado estas emanaciones fuera de nuestra galaxia, lo que nos indica que son posibles en la nuestra, pero también que las burbujas de Fermi son posibles en otros lugares del Universo.

Observar lo que ocurre en otras galaxias puede servirnos para entender mejor lo que ocurre en la nuestra propia. A menudo tomar una perspectiva distinta nos da información adicional. Incluso con respecto a objetos que se encuentran a miles de años luz de nosotros.

Imágenes | NASA Goddard Space Flight Center, Tokyo Metropolitan University

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