Nueva York tiene su propio CTO y hemos hablado con él: "Si la tecnología no funciona, la política no funciona"

John Farmer
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Entre cambio climático, pandemia y nuevos estilos de trabajo, las ciudades se han tenido que adaptar a los cambios que han generado y generarán en un futuro. Hay conferencias enteras dedicadas a ello, como la Smart City Expo World Congress que ya espera recibir 24.000 visitantes este año. Poca broma, porque las cifras del reciente Mobile World Congress se sitúan en 60.000 personas.

Para poder gestionar todas estas nuevas necesidades, cada ciudad se organiza de una forma diferente. Y en el caso de Nueva York eso se traduce en un CTO, un Chief Technical Officer. Hemos podido hablar con John Farmer, la persona que ha estrenado este cargo y se encarga de aplicar los avances tecnológicos a la metrópolis más famosa del mundo.

Un cargo empresarial en el gobierno público de una ciudad

Comenzamos la entrevista con una pregunta que nos surge nada más ver el cargo oficial de Farmer: CTO, o Chief Technological Officer. Suele ser un puesto reservado al máximo responsable técnico de una compañía, pero no es algo que veamos en el gobierno de una ciudad. Farmer nos aclara que es un cargo que el alcalde de Nueva York creó en 2014 buscando preparar la ciudad para el futuro:

"En el siglo XXI, si la tecnología no funciona la política no funciona. Es por eso que creemos que los puestos de tecnología no deberían estar solamente en las grandes empresas, si no también en las administraciones públicas para influir a toda la población. Se necesita tener un nivel de entendimiento del rol que las tecnologías tienen hoy y el que tendrán en un futuro para que los gobiernos puedan  hacer su trabajo bien y obtener beneficio"

Algo en lo que Farmer insiste (y usa a modo de lema oficial como podemos ver en la web) es en que no está de acuerdo con el término 'future-proof', o "a prueba del futuro". Para él eso implica tener miedo al futuro cuando es algo inevitable que va a llegar hagamos lo que hagamos. Por lo tanto, antes de decir a prueba del futuro, prefiere decir "preparados para el futuro" o 'future-ready'. Y estar "preparado" para el futuro tampoco implica que ese futuro tenga que ser algo malo:

"Soy realísticamente optimista. Reconozco que hay retos y riesgos importantes, pero también tenemos acceso a herramientas increíblemente potentes. Me lo tomo como una pregunta a la sociedad sobre cómo vamos a usar esas herramientas: ¿para concentrar beneficios y poderes en una pequeña sección de personas y empresas, a naciones autoritarias, o las usaremos para repartir los beneficios entre todo el mundo para aumentar la calidad de vida a todo el mundo y dar más oportunidades a más personas?".
John Farmer John Farmer (centro), participando en una de las ponencias del pasado Smart City World Expo Congress.

El día a día del CTO de Nueva York consiste en gestionar un equipo de 25 personas que conforman la oficina de ese cargo, además de trabajar codo con codo con el alcalde y sus subordinados directos. Abarcan un abanico amplio de asuntos, desde el cambio climático hasta los modos de optimizar el transporte de la metrópoli.

Farmer defiende la importancia de su puesto diciendo que son los gobiernos locales (no los regionales o los estatales) los que tienen un mayor impacto directo sobre las personas. Y ese impacto, a día de hoy, lo rige la tecnología: "Tenemos que estar a la altura de las necesidades de las personas, y para eso necesitas que esa gente esté conectada. Tenemos que poder incluir a todo el mundo en nuestras iniciativas y pensar constantemente en cómo usamos sensores conectados, IA o Machine Learning para mejorar la experiencia de la gente y la distribución de nuestros servicios".

Clima, tráfico y necesidades de los neoyorquinos como pilares

Manhattan

El rol de las ciudades ha tenido un antes y un después con la pandemia, pero para John Farmer eso no ha cambiado las prioridades de futuro. Y "arriba de la lista" hay la amenaza del cambio climático.

"Hace unos meses la ciudad sufrió dos tormentas de récord. Inundaciones muy raras que provocaron muchos millones de dólares en pérdidas e incluso pérdida de vidas humanas. Con esto no podemos seguir trabajando como hemos ido haciendo en el pasado. Hay que cambiar y aprender a reaccionar más rápido."

Algo que ha aparecido varias veces en películas y series es un Manhattan inundado por la subida del nivel de los océanos, pero Farmer considera que antes que eso hay que afrontar otro peligro más inmediato: "Hemos tenido días en los que se han triplicado los anteriores récords de lluvia de la ciudad. Ha llovido muchísimo y habrá que estar preparado ante la meteorología extrema".

Un ejemplo de aplicar la tecnología para adaptarse a este cambio climático del que Farmer se siente orgulloso es el programa Floodnet, consistente en una serie de sensores que se  han aplicado en cuatro barrios neoyorkinos para detectar no sólo si hay una inundación, si no también el nivel del agua en tiempo real para ahorrar una hora de tiempo de reacción de los cuerpos de emergencia.

Otro punto clave es que este flujo de datos "ahorra tiempo de llamadas y solicitudes formales entre agencias", lo que agiliza los esfuerzos de ayuda. Otras soluciones que Farmer comenta can desde los paneles solares hasta la pintura de edificios que capture el carbono: "hay varias estrategias que tendremos que combinar".

El cargo de CTO no tiene competencias sobre las mejoras del transporte y la movilidad, pero Farmer no escatima en sugerencias para evitar los atascos de una de las ciudades más densas del mundo. Defiende la congestion tax de Manhattan, cuyos beneficios van a parar directamente a la financiación de métodos de transporte más limpios.

Sobre la electrificación, la cosa se pone más difícil. En palabras del propio Farmer:

En barrios como el de Staten Island con casas unifamiliares no es un problema electrificar las plazas de aparcamiento, pero será un desafío poder cubrir las demandas de carga de coches eléctricos en Manhattan. ¿Donde pones la infraestructura? Puedes poner enchufes en lugares donde aparca mucha gente como hospitales, pero no soluciona el problema a una escala suficiente. Habrá que mirar aparcamientos, garajes... y con cuidado de no perjudicar la estética del distrito, ya que estamos hablando de una zona en la que se hacen muchísimos rodajes de series y películas"

A esto, Farmer también le añade una consecuencia de la pandemia: el teletrabajo. Menciona que hay muchas casas que están dedicando espacio personal a despachos, y queda la incógnita de si ese teletrabajo se quedará para siempre o si volveremos a lo que teníamos en 2019. La apuesta personal de Farmer es que veremos una mezcla de esos dos extremos, con algunas empresas apostando parcialmente por tener a parte de su plantilla trabajando desde casa.

Esto repercutirá directamente en la demanda de espacio para oficinas en la ciudad, así como de tiendas físicas. El retail space, como lo llaman ahí, puede aprovecharse para otra cosa "del mismo modo con el que los descampados industriales abandonados se usan para otros fines".

Farmer no puede decidir cuál ha sido el que considera el mejor proyecto que ha hecho para la ciudad de Nueva York, aunque destaca los esfuerzos para llevar la banda ancha a la máxima cantidad de habitantes posible. Insiste en que eso es lo que trae empleos y educación, y lo considera un paso crucial para combatir el cambio climático. Nos da un ejemplo con los drones más allá de sus opciones como cámaras:

"Los drones pueden cumplir funciones importantísimas para los bomberos en situaciones de peligro, o cargar con transfusiones de sangre y llegar mucho antes a los hospitales que las necesitan. Ahora la barrera está en las regulaciones: ¿dónde aterrizamos esos drones? ¿Cómo tienen que volar por la ciudad? ¿Cómo se piden esas transfusiones? Son cosas que hay que hacer rápidamente y en momentos de tensión. Hay que hacer que los reguladores aprovechen cada centavo de los contribuyentes para poder aprovechar esas tecnologías con seguridad, transparencia y privacidad"

Termino el encuentro con John Farmer preguntándole cómo ve Nueva York en cinco años. Su respuesta pasa por el flujo migratorio de personas hacia las grandes ciudades, recordando que nuestra generación vivirá el momento en el que las grandes urbes alojen al 75% de la población mundial: "Habrá retos en vivienda, en transporte público, en tráfico... quizás hasta el propio modelo de trabajo va a tener que cambiar y pasar de acudir a un distrito financiero central a otra cosa.

Cuando le pregunto las expectativas a más largo plazo y que me describa la Nueva York del año 2072, considera que es demasiado tiempo como para atreverse a pronosticar nada sabiendo que la tecnología avanza muy rápido. "Y no se trata de usar la tecnología en favor de la tecnología, se trata de usarla para poder crear algo nuevo y mejorar nuestras vidas".

Imagen | Roberto Nickson

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