El mar se ha llenado de gigantescas plataformas petrolíferas abandonadas. Desmontarlas es demasiado caro

plataformas petroleras
11 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Más de 12.000 plataformas de petróleo y gas se erigen en los mares de todo el mundo. Pero, a medida que se agotan los recursos fósiles, empiezan a producir menos y se hacen menos rentables para sus operadores, las empresas las acaban abandonando en el mar. Con el cambio climático acechando y un viraje energético de los países, cada vez más de estas plataformas se quedan obsoletas. Y la gran pregunta es qué hacer con ellas.

El problema es que sacarlas del agua es una tarea increíblemente ardua y costosa. Pero abandonarlas a su suerte y permitir que se deterioren también supone un problema ambiental. Repensar sus usos se ha convertido en una misión prioritaria.

Un mar lleno de “chatarra” metálica. Sólo el Mar del Norte alberga 615 de estas plataformas y 23.000 de infraestructuras pequeñas que orbitan a su alrededor, además de 43.000 kilómetros de oleoductos y gasoductos y unos 27.000 pozos de petróleo o gas. Según datos del equipo internacional de investigación Follow The Money, el 85% de los pozos están abandonados. Ejemplos como el de Dinamarca, que anunció hace dos años que dejaría de extraer petróleo de sus yacimientos para 2050, nos da pistas de que estas infraestructuras obsoletas irán en aumento.

Ni sabemos cuánta. De hecho, según la mencionada investigación, un tercio de los oleoductos y alrededor del 10% de las plataformas también han dejado de funcionar. Y podría ser incluso más, ya que muchos oleoductos que se registraron como retirados en realidad sólo están fuera de servicio. Hay que tener en cuenta que hasta hace 20 años no existía la obligación de registrar los cables y tuberías instalados en el fondo del mar. Por lo que nadie sabe cuánta chatarra hay ahí sumergida o flotando.

Todo esto nos lleva al convenio OSPAR. Para evitar esa contaminación marina y proteger la zona Nordeste del Atlántico de los efectos perjudiciales de la actividad humana, muchos países de Europa, entre ellos España, firmaron un tratado con un puntualización muy importante en este aspecto: la obligación de que al dejar de usar una plataforma, esta sea retirada, el pozo tapado y las tuberías enterradas o retiradas.

El problema es que casi nadie lo cumple. ¿Por qué? Porque cuesta mucho.

Es demasiado caro. Estas instalaciones en alta mar son en realidad infraestructuras de acero de tamaño gigantesco que pueden pesar hasta 30.000 toneladas (el equivalente a 20.000 coches), como es el caso de la británica Magnus. La retirada de semejantes monstruos se lleva a cabo en dos etapas: primero se limpia y se divide la parte superior para subirla a barcazas grúa o buques cisterna. Y luego se corta la cubierta y se lleva en otro barco hasta tierra para su desmantelamiento y reciclaje. Por último, los pozos de petróleo y gas se tapan para evitar filtraciones al mar.

Y hacer todo eso cuesta mucho dinero. La Comisión Europea ha calculado que limpiar el Mar del Norte de las plataformas abandonadas costará al menos 30.000 millones de euros de 2020 a 2030. Según este artículo de Motorpasión, ya solo el alquiler y el uso de los mayores barcos grúas del continente para recuperar lo que está en el fondo del mar cuesta dos millones de euros al día por barco.

plataforma petrolera

Usarlas para energías renovables. Pero el dinero no es la única razón por la que persisten en el mar aún estando en desuso. Existen motivos estratégicos y financieros. Hay que tener en cuenta que estas plataformas también pueden ser clave en la transición energética. Muchas compañías están retrasando los desmantelamientos porque pueden reutilizarlas para CO₂ en ellas. Según la North Sea Transition Authority (NSTA), reutilizar 50 gasoductos para el almacenamiento de CO₂ podría ahorrarnos 8.000 millones de euros.

Además, disponer de instalaciones de semejante tamaño en el mar les permitiría a las petroleras maniobrar a nuevos modelos de negocio en otras formas de energía, ya sea instalando centrales eólicas marinas o de almacenamiento de hidrógeno verde.

O para crear arrecifes artificiales. Cada hay más defensores de la idea de que dejar en el mar las plataformas abandonadas es positivo para el medio ambiente. Existe una razón por la que estas viejas instalaciones pueden ser útiles:  proporcionan el esqueleto ideal para los arrecifes de coral. Para algunas especies, estas plataformas marinas son incluso mejores viveros que los arrecifes naturales ya que sus pilones altísimos son el lugar perfecto para el desove de diminutas larvas de peces.

De hecho, el programa estadounidense Rigs to Reefs ha convertido 532 plataformas de petróleo y gas del Golfo de México en arrecifes artificiales. ¿Cómo? Tras varios años en desuso, crean una superficie que proporciona miles de rincones y grietas para que los utilicen organismos como cangrejos, gusanos, erizos de mar y blénidos. Estos animales luego proporcionan alimento para peces más grandes y la estructura se convierte en un verdadero ecosistema.

¿Entonces? Aunque empresas como SpaceX les hayan dado usos más estrambóticos, como convertirlas en bases para lanzar cohetes, u otras hayan dado origen a micronaciones independientes, el panorama se vuelve complejo en el aspecto legal. Por un lado OSPAR dice que debemos eliminarlas sin tener en cuenta el daño a la vida marina, mientras que las regulaciones de países como Reino Unido se centran en prevenir justamente las actividades que podrían dañar especies marinas protegidas.

De hecho, al contrario de lo que dicta la ley europea, el Scottish Wildlife Trust también propone que la eliminación de la arquitectura puede no ser la mejor opción ambiental. Al igual que en el Golfo de México, las estructuras frente a la costa de Escocia proporcionan superficies que son colonizadas por especies marinas y se han convertido en lugares de reproducción para peces de importancia comercial.

Imágenes: Unsplash | Pexels

En Xataka | La delirante historia de Sealand, una antigua plataforma flotante convertida en micronación independiente y habitada

Comentarios cerrados
Inicio