Habitualmente un reactor nuclear funciona como media durante dieciocho meses sin detenerse, aunque este periodo de actividad ininterrumpida varía si comparamos unas centrales nucleares con otras. Los reactores de las plantas de Almaraz, Ascó y Vandellós deben afrontar una recarga de combustible cada dieciocho meses, pero el de Trillo se recarga cada doce meses, y el de Cofrentes cada veinticuatro meses.
Durante una parada de recarga no se reemplaza todo el combustible del reactor; únicamente se sustituye un tercio de los elementos combustibles, que es, precisamente, la porción que ha sufrido una mayor degradación. Además, durante este proceso también se llevan a cabo operaciones de mantenimiento, modificaciones de diseño y actualizaciones de acuerdo con unos procedimientos minuciosamente establecidos que son coordinados desde la sala de control por los operadores y los supervisores.
Lo sorprendente es que cuando se retira una parte de las barras de combustible del núcleo del reactor tan solo se ha utilizado aproximadamente el 5% de la energía que contienen. El 95% del uranio enriquecido mantiene sus propiedades originales, y, además, estos elementos combustibles contienen un 1% de plutonio que se ha generado como resultado de las reacciones de fisión a las que se ha visto sometido el combustible.
El combustible MOX nos permite reducir el volumen de residuos radiactivos
Afortunadamente las barras de combustible que se retiran del núcleo del reactor una vez que han completado tres ciclos de operación pueden procesarse para aprovechar una parte de la energía remanente que aún contienen. El procedimiento de reciclado de los elementos combustibles persigue reutilizar el uranio enriquecido remanente y el plutonio que se ha generado para continuar extrayendo energía, aunque no todos los reactores nucleares en operación están diseñados para trabajar con este combustible.
Desde 1972 el combustible MOX se ha utilizado en 44 reactores nucleares diseminados por todo el planeta
Hasta ahora el combustible reciclado, conocido como MOX (Mixed OXide), se ha utilizado en 44 reactores nucleares diseminados por todo el planeta. Francia es el país que tiene más unidades preparadas para trabajar con estos elementos combustibles, pero Alemania, Japón, Estados Unidos, Suiza o Bélgica son algunas de las naciones que también han empleado este combustible reciclado en algún momento. De hecho, sorprendentemente, en realidad el combustible MOX no es nuevo.
Comenzó a utilizarse en 1972, en Alemania, y es un recurso valioso que puede ayudarnos a reducir de una forma importante el volumen de residuos radiactivos de alta actividad. Además, también nos permite aprovechar mucho mejor la capacidad energética del uranio, por lo que contribuye a la preservación de este elemento químico en la naturaleza. Y, de propina, puede emplearse para reutilizar el plutonio que procede de los programas militares y darle una salida beneficiosa para todos que nos exime en cierta medida de la necesidad de almacenarlo.
El problema, y es algo que no podemos pasar por alto, es que, como hemos visto, solo algunos de los reactores nucleares en operación pueden utilizar el combustible MOX. De hecho, actualmente estos elementos combustibles representan únicamente el 5% del combustible nuclear total empleado en el mundo. Afortunadamente, los reactores de cuarta generación tendrán un papel muy importante en el ámbito de la reutilización de los residuos radiactivos en aras de reducir su producción y simplificar su gestión.
No obstante, todos los reactores de tercera generación pueden usarlo. De hecho, los que lo emplean actualmente pertenecen a esta categoría. La mayor parte de las centrales nucleares en actividad tanto en España como en los demás países del mundo que han apostado por esta forma de obtención de energía pertenece a la segunda generación, pero las que están en construcción, y las que se pondrán a punto en el futuro, podrán aprovechar al máximo el combustible MOX.
Más información: Orano | Foro Nuclear
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