El 53,3% de las proclamas afirmaciones medioambientales en la Unión Europea son vagas o engañosas. Y el 40% directamente eran mentira. Son datos de la Comisión Europea que muestran el enorme problema que hay con quienes intentan subirse al carro de la lucha contra el cambio climático, pero solo de cara a la galería.
Europa tiene más de 230 categorías de productos sostenibles y pertenecer a ellas puede favorecer la concesión de ayudas. Por eso hay tanto interés en considerarse "verde". Para evitar que estos recursos vayan a parar a empresas que dicen ser sostenibles pero realmente no están contribuyendo, la Unión Europea ha decidido parar este "ecopostureo" o "greenwashing" (en inglés) como mejor sabe: a golpe de regulación.
Se crea el primer estándar para bonos verdes. ¿Cuándo se considera que una iniciativa o proyecto es sostenible? Esta es una de las preguntas que ha intentado concretar la Unión Europea con la creación de los EuGB o bonos verdes europeos.
El Consejo de Europa formado por los 27 países de la Unión Europea ha votado a favor de legislar contra el ecopostureo e intentar garantizar que las ayudas a proyectos sostenibles se dan a inversiones y empresas energéticas que no esconden emisiones de CO2 detrás.
Un registro propio con revisores independientes. La propuesta para evitar el ecopostureo es crear un registro oficial y un marco de supervisión con revisores externos que sean quienes aprueben la concesión de ayudas relacionadas con los bonos verdes.
Las empresas o quienes deseen recibir las ayudas deberán compartir sus objetivos concretos, como por ejemplo que el 50% de la paquetería es de plástico reciclado o que en 2030 se reducirá a la mitad las emisiones completas de la empresa en comparación con 2020. Estos objetivos explícitos y comprobables serán los que se solicitarán para poder aplicar. Los revisores se registrarán ante la Autoridad Europea de Valores y Mercados (AEVM).
Intentando recuperar el prestigio de "lo verde". El objetivo de la Unión Europea está claro. Es intentar que cuando se hable de políticas sostenibles no se entremezclen empresas de todo tipo. Y esto deriva en un hecho económico: que haya más inversores dispuestos a apostar por este tipo de proyectos.
Flexibilidad del 15%. Para algunos sectores y actividades específicas, la Unión Europea ha aceptado una bolsa de flexibilidad del 15%. La idea es que los bonos verdes también puedan recibirlo empresas que sí intentan ser sostenibles pero no acaben cumpliendo a rajatabla los objetivos marcados.
Una vez ha sido aprobado por el Consejo de Europa, entrará en vigor en 20 días y empezará a aplicarse al cabo de un año. Es decir, a partir de finales de 2024 las ayudas europeas relacionadas con sostenibilidad serán más exigentes a la hora de repartirse.
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