'The Boys' arranca su tercera temporada con niveles inauditos de violencia, veneno y humor incorrecto

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Los primeros compases de la tercera temporada de 'The Boys' no solo demuestran que no ha perdido nada de la mala baba que exhibió en sus temporadas anteriores, sino que además es un buen catálogo de algunos de sus ingredientes más característicos. Por ejemplo, arranca con una divertida parodia del cine de superhéroes más solemne y hueco, al estilo Zack Snyder, con su característica fotografía de colores sin vida, un tropo en el que encajan perfectamente los héroes-parodia de DC de 'The Boys'.

Pero como suele hacer 'The Boys', esa es solo la primera capa: estamos en el estreno de una película que servirá para redirigir la narrativa de los superhéroes, victimizar a Patriota y sacudir al grupo de héroes de cualquier responsabilidad relacionada con haber hecho buenas migas con una superheroína nazi. En ese estreno, vemos cómo Patriota repite una y otra vez las misma fórmulas ante las preguntas de la prensa. En unos segundos se han lanzado unas cuantas cargas de profundidad contra el mainstream superheroico y sus contradicciones, usando precisamentemente los códigos de entretenimiento que emplea éste.

Volvemos al grupo de cazadores de héroes, en una fiesta superheroica como las que tantas veces hemos visto en la serie y donde se retrata a la gente con poderes como criaturas perversas, viciosas y decadentes. 'The Boys' echa el resto aquí, a solo diez minutos del arranque de su tercera temporada (lo que hace que el espectador tiemble ante lo que se nos puede venir encima con lo que nos queda de tercer año) y plantea una de las escenas más grotescas, excesivas, incorrectas y dementes que ha dado la serie.

Y esto es solo el principio: en estos primeros episodios se asientan con cierta firmeza los planteamientos argumentales que posiblemente orienten la tercera temporada (aunque obviamente puede haber sorpresas). La existencia de un Compuesto V que da poderes por tiempo limitado, una relación entre Patriota y Carnicero más frontal que nunca, la felicidad de Howie truncada en lo personal y lo profesional... y más atención para Patriota, con quien la serie parece tener una peculiar pero lógica fascinación y a quién de momento, se resiste con muy buen juicio a victimizar, como hace la película-estilo-Snyder del arranque de temporada.

'The Boys' sigue teniéndolo

Pero hay más caminos que parece que va a seguir este tercer año y que posiblemente dan pistas acerca de hacia dónde se van a orientar los cañonazos esta vez. Con toda seguridad (porque ha sido anunciado el actor que le dará vida) nos adentraremos en la historia de Soldier Boy, un histórico de los superhéroes en este mundo, claramente inspirado en el Capitán América. Su historia servirá para poner en duda las virtudes del fandom y la entrega ciega a iconos simbólicos.

Hace tiempo que 'The Boys' fue distanciándose de los cómics de Garth Ennis, que siguieron su propia evolución (la mitad de su larga vida apostando por la brutalidad pura, la otra mitad haciendo que nos planteáramos si aquello estuvo tan bien como creíamos). Esto tiene sentido porque la serie ha vivido su propia centrifugadora de la percepción que tenemos de los superhéroes en particular y de los iconos que simbolizan Grandes Conceptos en particular, y se ha cebado en ello.

Ahora los superhéroes como producto de consumo mayoritario están en un momento distinto a cuando arrancó la serie. Ahora son aún más, si cabe, rodillos anuladores de la diferencia en la cultura pop, y 'The Boys' habla de ello (siempre ha hablado de una rebeldía contra el statu quo mayoritario, pero ahora más que nunca). 'The Boys' también se adentra en cuestiones políticas con una subtrama que implica a la mismísima Casa Blanca, y aunque abundan referencias a Trump, también es fácil detectar críticas en todas direcciones.

Es decir, que 'The Boys' sigue tan ácida y despierta como siempre. Después de un tramo final de la segunda temporada en el que la serie pareció dejarse llevar por sus propias ficciones y perder parte de su ironía, la pausa pandémica parece haber hecho reflexionar a su showrunner Eric Kripke, que hace que la serie vuelva a recuperar el timón y la desvergüenza. De nuevo, 'The Boys' no es una serie sobre superhéroes (ni siquiera es la más brutal y violenta serie sobre superhéroes): es una serie contra ellos. Y que siga.

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