Las largas ovaciones en pie en Cannes al final de cada película (y los inevitables abucheos) no son precisamente nuevas. Son la parte más folclórica del festival, como las starlettes en la croisette, o las ruedas de prensa con declaraciones chuscas, y sus orígenes se remontan décadas atrás. The Hollywood Reporter recuerda cómo un clásico total como 'Impulso criminal' de Richard Fleischer presumía de ello en 1959 en su publicidad en Estados Unidos: "¡La película que recibió una ovación de 15 minutos en el Festival de Cannes!"
Los clásicos también se aplauden. Quince minutos parece mucho tiempo, pero en Cannes es relativamente habitual que las películas más celebradas reciban ovaciones de esa envergadura, o incluso más. Cuando las reciben, claro: Steven Spielberg recuerda que su 'E.T. el extraterrestre' recibió en 1982 una ovación de seis minutos y medio, que a él, aún en los primeros compases de su carrera, le pareció extraordinaria. Cuando volvió a Hollywood, la prensa ya hablaba de veinte minutos.
El récord de la ovación. Lo que ha sucedido en los últimos tiempos es que no hay película sin su consiguiente ovación maratoniana. Hace no demasiados años, una ovación de más de diez minutos era notable por su duración, y prensa y productores se encargaban de engalanar la promoción de la película con el minutaje de los aplausos recibidos. Por ejemplo, 'El laberinto del fauno' de Guillermo del Toro recibió una atorrante ovación de 22 minutos, la más larga que se recuerda, pero en estos tiempos de redes sociales y titulares de impacto, la ovación final se ha convertido en un ingrediente primordial de los estrenos.
Cómo funciona el aplausómetro: mal. Lo curioso de un dato que se reduce a lo más exacto del mundo (una cifra numérica exacta) es que no hay una forma clara de medir los aplausos a una película. No está claro si empieza a contar cuando la gente empieza a aplaudir o cuando se encienden las luces, que es el momento propiamente dicho de la ovación. ¿Cómo puntúa si la gente para de aplaudir para escuchar declaraciones del director, al que puede que se le pase o no un micrófono para hablar? ¿Y si alguien anima a que se prolongue el aplauso, se considera trampa? Así lo hizo Nicolas Cage en un pase de medianoche de 'The Surfer', animando a la gente a que no se detuviera.
Las estrellas cuentan. Hay que tener en cuenta que Cannes no es coto vedado para periodistas, sino que a los pases entran productores y distribuidores (claramente interesados en que los aplausos se prolonguen), y también fans (capaces de estirar las muestras de entusiasmo por una estrella más allá de lo decente). En un pase con estrellas de Hollywood habrá más aplausos que en uno de una excelente pero desconocida película tailandesa, porque... bueno, porque la gente es así.
Entre siete y once. Esto hace que las impresiones sobre la misma duración de los aplausos no termine de estar clara. Por ejemplo, el musical en español 'Emilia Pérez', con Zoe Saldaña y Selena Gómez, ha recibido la ovación más larga hasta el momento, más de once minutos según Deadline. Pero Variety habla de nueve minutos. La diferencia está en que el recuento de minutos se interrumpió cuando el director Jacques Audiard paró los aplausos para hablar, y luego estos se renaudaron durante dos minutos. Caos. Cannes es solo caos.
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