Fue a principios de este año. Un día, ayudando a una persona cuya identidad preservaré con un problema que tenía con su móvil, tratando de localizar un enlace que había guardado, vi algo curioso en su lista de conversaciones de WhatsApp: un grupo llamado “Cositas de Sandra”, siendo Sandra un nombre modificado, con una única participante —ella—, y su animoji como imagen. No había ni un solo día en el que no se hubiese enviado algo.
Ahí me explicó Sandra que es una conversación con ella misma que utiliza a modo de almacén. Un almacén de pensamientos, tareas pendientes, documentación, enlaces… Un batiburrillo.
Por eso no me pilló de sorpresa cuando hace unos días WhatsApp anunció que iba a empezar a permitir las conversaciones con uno mismo, sin necesidad del modus operandi habitual: crear un grupo con otra persona de mucha confianza y expulsarle instantáneamente para quedarse a solas. Es una sigilosa tendencia.
No hay una alternativa demasiado sencilla
Tras la revelación de Sandra empecé a sentir curiosidad por si esa era una práctica más extendida de lo que yo pensaba. Lo era. No es que todo el mundo tenga el solitario grupo en cuestión, pero sí empecé a darme cuenta de que Sandra no estaba sola en esto.
También empecé a pensar que Apple y Google estaban fallando en algún punto.
Ambos sistemas operativos ofrecen aplicaciones de toma de notas o recordatorios por defecto, listas de enlaces para leer más tarde y un sistema de archivos. Sin embargo, algo falla si hay personas que tienen que recurrir a esta solución. O bien por tener toda esa información integrada y visible en un único lugar, o bien por encontrar más amigable su interfaz.
¿Acaso se puede culpar a los usuarios por buscar la forma más rápida y simple de solucionar un problema?
En mi caso, uso la app Notas (en mudanza hacia Craft) de iOS y macOS para tener una especie de wiki personal, profesional y doméstica muy completa, pero entiendo que no sea un camino válido para cualquiera: lo habitual es buscar la menor fricción posible.
Lo mismo con la gestión de tareas o la organización del calendario. Pero quizás sí sería planteable que Apple y Google trabajasen mejor su sistema nativo para ofrecer algo mejor que tener un grupo (ahora, una conversación) con uno mismo.
Un portapapeles universal con una interfaz muy amigable y un sistema de clasificación inteligente podría valer. Algo que permita al usuario organizar su vida digital personal con el mínimo esfuerzo (no es lo que anhelo, pero sí lo único que funciona de forma universal).
Uno de los culpables de esta práctica es el hecho de que Microsoft arrasó en ordenadores, pero naufragó en móviles. Hay formas de sincronizar sus portapapeles, pero suponen una idea y una búsqueda por parte de quien lo requiere. Suele ser más fácil apuntar a un recurso obvio: WhatsApp, y WhatsApp web.
iOS y macOS tienen portapapeles universal desde hace años, pero como otras características introducidas por Apple, es tan transparente que muchos usuarios ignoran su existencia. Nuevamente: WhatsApp como forma rápida de pasar un contenido de un dispositivo a otro. Golea incluso a AirDrop.
El único talón de Aquiles que tienen los grupos de WhatsApp con uno mismo son su muy limitada clasificación de archivos: solo podemos separarlos entre archivos en general, imágenes en particular, o enlaces. A cambio, a menudo es más que suficiente con su excelente búsqueda, muy rápida y precisa.
Con aplicaciones dedicadas a las notas (y no solo para usarlas como post-its), las tareas y los calendarios, además de un sistema de archivos, nunca he requerido este tipo de soluciones, pero no se puede culpar a quienes lo hacen.
Quizás estaría bien que, de la misma forma que WhatsApp ha sabido leer entre líneas lo que demandan sus usuarios y ha habilitado las conversaciones con uno mismo, Apple y Google ofrecieran algo tan simple como poderoso para gestionar desde el propio teléfono, con una forma eficaz de utilizarlo desde el ordenador, cualquier tipo de ítem que queramos almacenar. WhatsApp, de momento, puede anotarse este punto.
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