La 'guerra' entre el Ayuntamiento de Valencia y Lime por los patinetes eléctricos

La 'guerra' entre el Ayuntamiento de Valencia y Lime por los patinetes eléctricos
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La última revolución en movilidad urbana son adultos viajando en patinete. En los últimos meses, el servicio de alquiler de patinetes eléctricos Lime ha llegado por sorpresa a ciudades como Madrid y Valencia. El hecho de que estos vehículos puedan dejarse en cualquier parte ha generado una inquietud similar a la que despertaron las bicicletas de empresas como oBike en la capital hace unos meses. Las ciudades comienzan a reaccionar ante una falta de regulación que ha pillado desprevenidos a todos.

Lime llegó a Valencia a finales de agosto, pero unos días después el ayuntamiento retiraba los patinetes por ocupar la vía pública sin permiso. La guerra está lejos de acabar, pues la empresa volvió a sacarlos a la calle. Ahora, ambos bandos aseguran que se sentarán a negociar cómo la empresa puede operar en la ciudad levantina. El concejal de movilidad sostenible de Coalició Compromís del Ayuntamiento de Valencia, Giuseppe Grezzi, explica a Xataka que el problema es que la empresa “no ha sondeado" al ayuntamiento antes de iniciar su actividad. En su lugar, "ha dejado 200 patinetes por ahí, de repente, generando inquietud”. De hecho, asegura que la Asociación de vecinos de la ciudad “ha aplaudido” la decisión de retirarlos. “Al final se transmite una idea equivocada del patinete, que es un complemento magnífico en el cambio de modelo hacia la sostenibilidad”.

Por su parte, el director de Lime España, Álvaro Salvat, asegura que intentaron contactar “durante dos meses” con los responsables de movilidad “sin respuesta”. También dice que el lanzamiento “fue con preaviso”, que han apostado mucho por Valencia y que por ello se sienten “decepcionados”.

Valencia no es una ciudad sospechosa de oponerse al transporte sostenible. En los últimos años, sus calles han sido cubiertas de carriles bici y otros nueve están en construcción. Tampoco parece tener problemas con los patinetes: el propio Grezzi considera a este vehículo un elemento “muy interesante” que “combina” con otros como las bicicletas y el transporte público. Asegura que se usa en la ciudad desde hace un par de años de manera privada: “La gente lo lleva en el maletero. Usa el coche fuera de la ciudad, y por dentro, el patinete”.

Grezzi adelanta que se han fijado en el modelo de concesiones de San Francisco, del que Lime fue excluido

La actual ordenanza de circulación de Valencia, creada por el anterior gobierno del PP en 2010, discrepa. Según el artículo 87, “queda prohibido circular con patinetes o monopatines y similares por las aceras, zonas peatonales y calzadas de uso público, salvo en los lugares especialmente destinados al efecto”. Lugares que, a la espera de una nueva normativa que actualice la anterior, son inexistentes.

Fuentes del Ayuntamiento nos confirman que en Valencia está prohibido, “en teoría”, circular en patinete, aunque admiten que la policía “permite” que vayan por el carril bici. La llegada de Lime ha puesto sobre la mesa la antigüedad de la ordenanza y obligado a que desde el ayuntamiento se pongan las pilas con su actualización. “De aquí a unas semanas tendremos la decisión definitiva”, promete Grezzi. “Esta ordenanza de movilidad regulará cómo se mueve y aparca. Además, las ordenanzas de espacio público regulan qué autorización y requisitos deben cumplir las empresas”.

Es algo que lamenta Salvat: “Ahora no hay un regulación clara. Nos encantaría que la hubiese y nuestra prioridad número uno es sentarnos para ver cómo va a ser el ecosistema de movilidad en los años venideros”. Asegura que tienen datos suficientes como para sacar conclusiones, y los ofrecen de forma gratuita para “hacer la regulación no con teoría, sino con práctica” y así “mejorar la ciudad”. En ese sentido, tampoco se muestra contrario a la posibilidad de pagar una tasa, “siempre y cuando sea justa”.

Una cuestión de educación

Grezzi considera que la controversia no es solo culpa de Lime o de la falta de regulación. “Hay todavía mucho incivismo. Hemos visto que se dejaban en todas partes, igual que se aparcan motos en las aceras y coches en doble fila”. El concejal cree que la clave está en que estos vehículos circulen por los carriles bici, en zonas peatonales a velocidad reducida, en las llamadas ciclocalles (donde las bicicletas tienen prioridad y la velocidad máxima es de 30 km/h) y que no se use en la acera.

La otra cuestión que atañe a los patinetes alquilados es, además de por dónde circular, dónde dejarlos al finalizar su uso. Grezzi critica la mentalidad de “lo alquilo, el usuario lo deja donde quiere y yo me desintereso”, cuando la ordenanza actual ya prohíbe dejar objetos en lugares como pasos de peatones. El concejal explica que una posibilidad sería que la propia app informara al usuario los puntos en los que se puede dejar el patinete, una vez estos se aclaren con el ayuntamiento.

Educación ciudadana al margen, el responsable último del vehículo es su dueño. Salvat se defiende diciendo que Lime recoge los patinetes cada noche, para evitar la ocupación de las calles, el vandalismo y además revisar los vehículos.

Fuentes del Ayuntamiento de Valencia también nos informan de que ya están reuniendo con startups que deseen colocar sus patinetes en la ciudad una vez esté regulado su uso. A la alemana Wind se suma la española Koko.

La actual normativa de Valencia prohíbe circular con patinetes por las aceras, zonas peatonales y calzadas

Los patinetes eléctricos ya han conquistado ciudades como San Francisco (EE UU), donde tampoco han estado exentos de críticas debido a que Lime se estrenó con la misma estrategia sorpresa.

Grezzi adelanta que se han fijado en el modelo de concesiones de la ciudad americana, del que Lime fue excluido. De esta forma, el servicio sería de gestión privada pero con control público, como ya sucede con el servicio de alquiler de bicicletas de Madrid y Valencia. "Queremos que se resuelva esta cuestión de incivismo que perjudica la convivencia en el espacio público, sancionando las infracciones. A partir de ahí creo que habrá espacio para todos", dice el concejal.

Mientras los usuarios valencianos esperan a que se regularice el uso del patinete eléctrico, no hace falta irse hasta San Francisco en busca de ejemplos. A finales de 2017, Barcelona aprobó su normativa sobre patinetes eléctricos. Esta pone un límite de velocidad de entre 20 y 30 km/h según el tamaño del vehículo y solo pueden circular por el carril bici y las ciclocalles y a velocidad reducida en las calles de plataforma única y parques. El sentido cívico ayuda, pero el primer paso para la convivencia está en una normativa clara que diga qué podemos y no podemos hacer.

Desde Xataka nos hemos puesto en contacto con el Ayuntamiento de Madrid para saber si planean tomar una decisión similar al respecto, pero nos han remitido a la rueda de prensa posterior a la última junta de Gobierno. En ella admiten que “ahora mismo hay un vacío legal” y aseguran que prefieren no abordar el tema hasta que no se cierre la ordenanza de movilidad a finales de mes.

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