Tener un monitor que además pueda comportarse como una Smart TV parece una gran idea: esa es precisamente la premisa del nuevo Samsung Smart Monitor M5, un producto que trata de combinar lo mejor de los dos mundos y de aportar tanto una buena experiencia a la hora de trabajar como a la hora de disfrutar de contenidos en plataformas de streaming.
No se queda de hecho ahí y en Samsung plantean la apuesta por un monitor que permita aprovechar más y mejor nuestro móvil —siempre y cuando este sea otro Samsung— y que quiere estar más conectado. Casi todo son buenas noticias, pero un apartado hace que el producto se vea algo limitado.
Ficha técnica del Samsung Smart Monitor M5 32"
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Samsung Smart Monitor M5 32" |
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Tamaño |
32 pulgadas |
Resolución |
1.920 x 1.080 (Full HD) |
Panel |
VA (plano) |
relación de aspecto |
16:9 |
Brillo |
200 cd/m2 |
Relación de contraste |
3.000:1 (típica) |
HDR |
HDR10 |
Tiempo de respuesta |
8 ms (GtG) |
Ángulo de visión |
178° |
Refresco máximo |
60 Hz |
Sistema operativo |
Tizen |
Asistentes de voz |
Bixby |
Conectividad |
Mirroring, DLNA, Remote Access, ConnectShare (USB 2.0) Sound Mirroring, Tap View, SmartThings Wi-Fi 5, BT 4.2 |
Entradas |
2 x HDMI 2.0 2 x USB 2.0 |
Altavoces |
Estéreo |
Otros |
Montura VESA (100x100) |
Dimensiones y peso (con peana) |
716,1 x 517 x 193,5 mm 6,2 kg |
Accesorios |
Mando a distancia Cable HDMI Cable alimentación 1,5 m |
Precio |
Samsung M5 - Monitor 32" White
Un diseño elegante, pero no contundente
Estamos ante un monitor que desde luego domina fácilmente el escritorio de trabajo gracias a su gran diagonal de pantalla y que presume de unos marcos muy finos, pero con algo de truco.
Esas 32 pulgadas dan hacen que tengamos que tener espacio suficiente en nuestra mesa y sobre todo que dicha mesa sea relativamente profunda: de lo contrario encontrarse con esas 32 pulgadas a poca distancia casi pueden "asustar" al usuario al tenerlo demasiado cerca.
El diseño es resultón: el modelo analizado tenía todos sus acabados en color blanco, y las líneas son desde luego elegantes y atractivas. Los marcos no son exagerados, aunque sí engañan un poco: al marco propio del chasis se le añade un marco adicional negro dentro de la pantalla.
El chasis es fundamentalmente de plástico, lo que hace que el monitor sea fácil de manejar a pesar de su tamaño. La cosa cambia en el caso de la peana, que soporta esas dimensiones con solvencia gracias a que esta sí está construida en metal.
El mecanismo de montaje de la peana es sencillo y consta de dos tornillos para ajustarla a la parte trasera del monitor y un último tornillo para afianzar la "conexión" con la peana. Tenemos también a nuestra disposición una montura VESA de 100x100 mm, lo que permitirá acoplarlo a otros soportes o incluso a la pared si estamos interesados en ese escenario.
Tanto el conector de corriente como los dos conectores HDMI están "escondidos" en esa parte trasera, pero además contamos con un conector USB doble para poder usar el monitor como HUB USB. Es una lástima no contar con conexiones Display Port, pero el producto compensa eso con opciones interesantes en otros apartados.
¿Esto es una tele o un monitor?
Lo cierto es que este Samsung Smart Monitor M5 es más bien un híbrido de ambos. La idea es buena y de hecho en el primer encendido uno se encuentra con un asistente de configuración que nos permite conectar el monitor a la red Wi-Fi doméstica (tras sortear opciones que recolectan nuestros datos para poder ofrecernos todas las posibilidades de la plataforma, eso sí)y así poder sacar partido de todas esas prestaciones que lo acercan totalmente al mundo de las Smart TV tradicionales.
¿Cuáles son esas prestaciones? Pues casi todas (no hay toma de antena de TDT, algo destacable) las que espereraríamos de una Smart TV... y algunas más. Desde el principio el pequeño mando a distancia —choca tenerlo en un monitor, pero es que esto es más que un monitor— nos da acceso al sistema operativo Tizen y a aplicaciones que efectivamente permiten utilizar el Samsung Smart Monitor M5 como una Smart TV.
De ese modo será posible acceder directamente desde el mando a plataformas como Netflix o Prime Video (presentes en el mando con botones directos) y otras muchas plataformas como HBO, YouTube o Apple TV, y todo sin necesidad de encender el PC: el monitor ya no es monitor, es una tele.
Las cosas se ponen aún más interesantes cuando uno comprueba que Samsung va un poco ma´s allá y permite usar el Smart Monitor M5 de formas aún más llamativas. Para ello, eso sí, será recomendable contar con un móvil de este fabricante, porque si ese es el caso podremos conectar fácilmente ese móvil a la tele y hacer mirroring de contenidos o —y esto es particularmente interesante— hacer uso de la plataforma Samsung DeX para utilizar el móvil en forma de PC de escritorio de forma rápida y sencilla.
Esta es sin duda una opción interesante y aunque no pudimos probarla por no disponer de un móvil de la firma durante las pruebas, sí que pudimos probar la conexión a pantalla inalámbrica con un Huawei P30 Pro.
Esa conexión permitía no solo hacer mirroring de nuestro móvil para poder ver la pantalla del móvil replicada en el monitor —algo útil a la hora de dar un paseo por las fotos tomadas con el móvil—, sino también hacer uso del "Modo PC" que Huawei integra en estos dispositivos y que al igual que DeX permite usar el móvil como un pequeño PC de sobremesa gracias a EMUI y a su adaptación a ese modo escritorio.
El resultado es sorprendente y notable, y que una conexión inalámbrica funcione de forma tan sencilla hace de nuevo ver cómo un móvil puede convertirse en mucho más gracias a una tecnología y un periférico como este, que facilita el uso del móvil como PC de sobremesa.
Hay también opciones interesantes para los usuarios del ecosistema Apple gracias al soporte de AirPlay 2: podremos por ejemplo usar un MacBook y tener este monitor conectado inalámbricamente para usarlo como segundo monitor.
Más curiosa aún es la capacidad de usar directamente Office 365 desde el monitor o incluso acceder a la función de escritorio remoto, otra idea llamativa de un producto que se comporta así como un ambicioso thin client con el que trabajar sin necesidad de conectar nada más allá de un ratón y un teclado.
A esas funciones se añaden como decíamos todas las que plantea una Smart TV convencional: el sistema operativo Tizen está al alcance de un clic en el mando a distancia, y a partir de la interfaz —que recuerda a Android TV— tendremos acceso a plataformas de streaming de contenidos, pero también a aplicaciones adicionales.
Tenemos por ejemplo un navegador web que permite navegar por sitios web como el de Xataka. La navegación es sorprendentemente decente: con el joypad del mando podremos mover el puntero, que tiene una especie de sistema "magnético" que va seleccionando áreas de acción al acercarnos a ellas: nos situará por ejemplo en el centro del campo URL para que rápidamente podamos escribar una dirección web, o aumentará el tamaño de la barra de desplazamiento vertical si queremos movernos de forma más sencilla en vertical a lo largo de un documento.
En cuanto a la reproducción de contenidos, hay luces y sombras. El panel no es especialmente brillante ni cuenta con colores vivos como los que vemos en las últimas Smart TVs de Samsung o LG, por ejemplo, pero la calidad de imagen es decente aunque, eso sí, perdemos la opción de disfrutar de contenidos 4K de forma nativa.
El apartado de sonido es no obstante notable: sin que haya espacio visible para los altavoces, estos se comportan de forma estupenda durante el visionado de contenidos. Los graves son potentes y el nivel sonoro es más que decente, algo que desde luego se agradece para poder disfrutar de esos contenidos sin necesidad de altavoces o de una barra de sonido adicional.
Un monitor que también cumple (aunque con una gran pega) como monitor
Pero como decíamos, el encanto de este producto es que también se comporta como monitor de ordenador. Lo hace gracias a sus dos conectores HDMI 2.0 que permiten conectar un PC sin problemas aunque eso sí, siempre teniendo en cuenta que la resolución máxima es Full HD, 1.920 x 1.080 píxeles.
Eso hace que toda la experiencia esté ceñida a ese apartado: en un monitor más pequeño la cosa se disimularía bastante, pero con esta diagonal todos los elementos aparecen con un tamaño más que respetable aunque con una definición no tan llamativa.
Esa es buena noticia para quienes prefieran verlo todo grande o no vean demasiado bien de cerca —de hecho parece un monitor especialmente útil para quienes tienen vista cansada—, y desde luego a menudo verlo todo más grande ayuda en muchos apartados.
La calidad de la imagen es no obstante discreta, sobre todo —o precisamente— por una resolución que hace que reluzcan los bordes recortados y los píxeles que conforman cada elemento visual, que son claramente distinguibles si uno se fija un poco. Casi se puede adivinar la matriz que permite dibujar todos esos píxeles a simple vista, algo que puede chocar si uno está acostumbrado a monitores más pequeños con esta resolución.
Si uno puede pasar por alto esa limitación, el monitor se comporta de forma totalmente adecuada en el ámbito ofimático, y en nuestras pruebas con Windows 10 el soporte era el que cabría esperar de cualquier monitor Full HD.
En juegos el comportamiento es también adecuado, pero lógicamente no estamos ante un monitor gaming y por ejemplo no hay soporte para altas tasas de refresco —los 60 Hz mandan— ni tampoco contamos con un tiempo de respuesta destacable: Es de 8 ms (GtG, Gray to Gray) lo que desde luego no es el más adecuado si lo nuestro es jugar a shooters y FPS.
Estamos por tanto ante un monitor que se comporta de forma adecuada en el ámbito de la productividad y que también nos servirá para jugar sin problemas.
Sin embargo en este último apartado no es desde luego el modelo óptimo, como tampoco es el ideal para conectar a las consolas de nueva generación, que permiten jugar a más resolución y mayores tasas de refresco y que por tanto se verían acompañados de un monitor que sería básicamente un cuello de botella de la experiencia.
Samsung Smart Monitor M5 32", la opinión de Xataka
Sensaciones encontradas son las que nos ha provocado este Samsung Smart Monitor M5 de 32 pulgadas. Por un lado nos parece una gran idea que sea posible disfrutar de un monitor híbrido. Por otro, estamos ante una experiencia totalmente condicionada por esas estupendas 32 pulgadas de diagonal pero no tan estupenda resolución Full HD.
Evidentemente para gustos los colores, pero quien suscribe cree que 32 pulgadas son demasiadas pulgadas para esa resolución. La calidad de imagen es decente, pero como decíamos el panel mate no es especialmente vibrante y la definición final de la pantalla no es en modo alguno espectacular.
De hecho cuando uno se pasa todo el día leyendo y escribiendo, hacerlo de forma que las tipografías se muestren con precisión es muy de agradecer. No ayuda el hecho de que utilice en mi día a día un Dell UP2715K, un monitor de 27 pulgadas y resolución 5K que es probablemente la némesis de este modelo de Samsung.
Lo es porque en ese monitor de Dell las tipografías (el texto) se ven casi como si fueran una pegatina. Lo uso con un escalado del 200% (de otro modo tendría difícil ver nada en pantalla) y eso hace que la resolución efectiva sea de 2.560 x 1.440 píxeles, pero queridos lectores, qué píxeles.
Es virtualmente imposible distinguir contornos y recortes bruscos en esas tipografías o en elementos gráficos, pero la cosa cambia totalmente en un monitor como el de Samsung que permite trabajar, pero que representan salto cualitativo hacia atrás para quienes como yo buscan más definición en todos los elementos y no necesariamente que estos sean más grandes.
De hecho esa es la pega fundamental de este monitor: sería mucho más adecuado contar aquí con resolución WQHD (2.560 x 1.440) o, ya puestos, con resolución 4K, que incluso podría usarse de forma nativa gracias a esta diagonal. Si uno luego quisiera usarlo en modo 1080p podría hacerlo gracias a los sistemas de escalado de resolución que ofrecen Windows o macOS (o Linux), pero aquí Samsung simplemente sacrifica ese apartado en busca, suponemos, de recortar costes.
No estoy seguro de que eso compense: es fantástico tener esas opciones de Smart TV y poder utilizar el monitor en esos escenarios, pero en realidad puedo hacer todo lo que hago en este monitor desde mi ordenador conectado a mi monitor.
Evidentemente eso tiene la desventaja de que tengo que tener el ordenador siempre encendido, pero poder hacerlo a mejor resolución marca la diferencia, al menos para mí, y eso que el precio de este monitor de Samsung no es especialmente económico.
Estamos pues ante un producto recomendable para quienes quieran combinar esas funciones de monitor Full HD y Smar TV —algunas de las cuales son realmente llamativas—, pero cuidado, porque esa resolución es un talón de Aquiles importante.
La solución, eso sí, está disponible por parte del propio fabricante, que ofrece la variante Smart Monitor M7 con 4K y con puerto USB-C a 399 euros y que, creemos, es mucho más apetecible teniendo en cuenta la diferencia de precio.
Samsung M5 - Monitor 32" White
Este producto ha sido cedido para este análisis por Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con las empresas.
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