Toyota sigue fabricando en Gibraltar coches altamente contaminantes. Y lo hace por muy buenas razones

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Son apenas 6,8 kilómetros cuadrados en los que viven poco más de 30.000 personas. En su interior, sin embargo, podemos encontrar de todo. Una pista de aeropuerto improvisada, un peñón, innumerables negocios, algunos de ellos más o menos oscuros, y un taller de Toyota muy especial.

Sí. Y monos. En Gibraltar también puedes encontrar monos con intenciones más o menos oscuras, como los negocios.

El taller se llama Toyota Gibraltar Stockholdings y su presencia en el peñón puede pasar desapercibida con facilidad. De allí todos los coches que salen son iguales. Todos visten el mismo color blanco. Pero, cada uno a su manera, es distinto. Todo es cuestión de saber cuál será su destino.

A qué guerra acudirán o qué operación humanitaria tendrán que cubrir.

Así es Toyota Gibraltar Stockholdings

Es en Gibraltar donde Toyota tiene su taller con el propósito más humano. Desde el pequeño reducto británico de la Península Ibérica, un distribuidor oficial sigue creando vehículos pensados por y para formar parte de acciones humanitarias.

Al contrario de lo que ofrece a los clientes particulares clientes particulares, Toyota Gibraltar Stockholdings crea vehículos que no tienen el cuidado al medio ambiente como su mayor reclamo. Apenas tienen cinco modelos en su portfolio pero son suficientes para dejar claro que lo que se busca aquí es la sencillez y, por encima de todo, la practicidad.

En su cartera se cuentan hasta cuatro versiones diferentes del Toyota Land Cruiser, su mítico todoterreno. Y lejos de los híbridos actuales, tres de ellos se siguien fabricando desde los años 70. Son las versiones 76, 78 y 79. La 300 es la opción más actual de las que Toyota Gibraltar Stockholdings ofrece.

¿Por qué? Sencillamente porque vehículos extremadamente duros, robustos, fiables y muy sencillos de reparar. Por eso bajo el capó llevan motores diésel de cuatro cilindros y 4.2 litros. Vetustos pero muy fiables. Justo lo que importa en condiciones extremas.

Los coches que salen del taller de la compañía japonesa no tienen una vida fácil. Los clientes de Toyota son organizaciones no gubernamentales o ejércitos de pacificiación. Todos los coches que salen de allí tienen como destino un área de conflicto, destinándose siempre al trabajo humanitario.

Toyota, por tanto, dota a los vehículos de todo lo necesario que resulta indispensable para este tipo de operaciones. Desde las propias carrocerías (los Land Cruiser se pueden encontrar con techo duro o en formato pick-up pero también con mayor o menor número de asientos), pasando por sistemas de radiofrecuencia, sistemas GPS, cabrestantes, blindajes, dobles depóstios de combustibles o neumáticos especiales para las condiciones tan duras a las que se somete, entre otros.

La oferta de este taller tan especial de Toyota es el sueño de cualquier aficionado al mundo del todoterreno y a la aventura pero en este caso se piensa únicamente en dar soporte a las organizaciones que tratan de pacificar un pequeño territorio.

Entre las pocas exigencias de Toyota, los vehículos deben salir con un tono blanco de código 058. A partir de ahí, se imprimen los adhesivos propios de un vehículos de emergencia o una ambulancia. A cambio, los japoneses ofrecen un enorme catálogo de posibilidades pensando en todas las aplicaciones prácticas del vehículo.

En la cartera de vehículos ofertados no sólo hay todoterrenos como el Land Cruiser o el Toyota Hylux. Las organizaciones con estos fines también pueden adquirir vehículos como el Toyota RAV4, un furgoneta clásica como la Hiace (para utilizar como pequeño autobús o ambulancia) o unos prácticos Toyota Corolla, tanto automáticos como manuales.

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Foto | Toyota Gibraltar Stockholdings

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