La Comisión Europea se ha propuesto un nuevo objetivo en movilidad: rebajar la edad de los conductores a 17 años. Lo hará con fuertes restricciones pero facilitará que las personas con 18 años puedan conducir por sí mismas desde el primer día. Uno de los motivos: faltan conductores.
La propuesta. El titular es claro: rebajar la edad de acceso a un volante y unos pedales a los 17 años. Es lo que ha propuesto la Comisión Europea, que ahora tendrá que enfrentarse a los trámites burocráticos europeos y sus continuas negociaciones y votaciones.
Quiene accedan al carné de conducir a los 17 años, podrán ponerse a los mandos de un vehículo siempre que cuenten con un acompañante de más de 25 años a su lado. Además, la condición de conductor novel (la L) la ostentará durante dos años y en ese periodo tendrá prohibido por completo el consumo de alcohol.
Los motivos. La Comisión Europea ha señalado diversos motivos para apostar por este cambio. Entre ellos: mejorar la seguridad vial de las carreteras, concienciar a los jóvenes de los agentes más vulnerables en la calzada (como los ciclistas) y las mayores facilidades que prestan los vehículos de hoy en día para ser conducidos, con gran presencia de los sistemas ADAS de seguridad.
Pero también hay otro punto que destaca por encima de los demás: los conductores "que pasen a los 17 años podrán conducir solos desde su cumpleaños número 18, y trabajar como conductor profesional tan pronto como un trabajo específico lo permita. Esto ayudará a abordar la actual escasez de conductores", señalan en la página oficial de la institución europea.
¿Dónde están los conductores? Facilitar que los jóvenes tengan un acceso más rápido a los puestos de conductor profesional es algo que llevan tiempo reclamando desde el sector del transporte. Según la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU), Europa tendrá una escasez de dos millones de conductores si no se toman medidas.
Según sus cuentas, sólo el 6% de los trabajadores en el sector del transporte de mercancías son conductores jóvenes y sólo representan el 5% en el transporte de personas. En buen parte de la Unión Europea, sigue siendo necesario tener más de 21 años para poder conducir un camión y, en algunos casos, más de 24 años.
Un problema de dinero. Convertirse en un conductor profesional es un problema de dinero a todos los niveles. En primer lugar, en países como Francia o Alemania, conseguir una licencia supone un desembolso de entre 5.300 y 9.000 euros. En España, se calcula que el gasto medio es de entre 6.000 y 8.000 euros.
Hecho el desembolso, comienza la dificultad de entrar a trabajar en una empresa, que suelen requerir experiencia como conductor. En España, el salario medio de un camionero se sitúa en los 30.000 euros anuales brutos, que puede aumentar significativamente si se realizan rutas internacionales y si se alcanzan otros bonus y bonificaciones, hasta acercarse a los 50.000 euros anuales brutos.
No es suficiente. El problema es que el salario es menos atractivo cuando se conocen las condiciones de trabajo, con largas horas en la carretera y sumando muchos días fuera de casa. Un vídeo del Youtuber Clavero y un repaso por los comentarios son una buena ventana a lo que se encuentra en la carretera.
Palabras muy similares recogen en Politico de un camionero rumano de larga distancia: "No puedes estar con tu familia. No hay tiempo para almorzar, ni para desayunar ni para cenar. Te vas a dormir sudando porque no nos duchamos en la autopista todos los días. No lavas la ropa. En su mayoría estás sucio y hueles".
Y jóvenes que no miran al carné de conducir. A la falta de conductores se suma otro problema creciente en Europa: los jóvenes están abandonando el carné de conducir. Los factores son diversos pero, sin duda, la dificultad para pagar la licencia y tener un coche disponible para practicar están entre los motivos más importantes.
Al mismo tiempo que se endurecen las normativas de emisiones y contaminación en el continente o que se obliga a las ciudades a contar con zonas de bajas emisiones, también se facilita la entrada de los más jóvenes al vehículo rodado, como esta rebaja a los 17 años o la posibilidad de que los países cuenten con un carné B1 para utilizar desde los 16 años.
Adiós al coche aspiracional. Durante décadas, el coche ha sido un objeto aspiracional, el que prometía "libertad" para llegar a donde se quisiera. Los altos costes que supone la compra de un coche, las ciudades hiperdensas europeas y la mejora del transporte público está facilitando que muchos jóvenes omitan un paso que parecía obligatorio al cumplir 18 años.
En Estados Unidos apuntan a que la mayor facilidad para estar conectados digitalmente a distancia reduce el interés de los jóvenes por el carné de conducir. En Bloomberg, sin embargo, aseguran que esto es algo temporal y que el supuesto desinterés de la generación Z choca con la realidad con la que ya han chocado los Millenial: cuando llegan a la treintena y son padres, necesitan el coche.
En el diario económico, sin embargo, sí señalan que esto es algo intrínseco a la cultura estadounidense, con ciudades como Los Ángeles donde sólo un 3% de los trayectos se realizan andando. En Europa dejan claro que esta necesidad no es tal y que las condiciones de las ciudades europeas facilitan el desinterés juvenil por el coche.
Foto | Victória Kubiaki
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