A la hora de expandir el coche eléctrico, el problema de España es España. Ahora Europa quiere solucionarlo

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La Comisión de Transportes de la Unión Europea ha aprobado una importante normativa para garantizar la carga de coches eléctricos con enchufes rápidos en sus principales vías de comunicación. El proyecto tiene en cuenta algunos de los aspectos donde España está más retrasada.

El acuerdo. El organismo encargado de velar por la movilidad en la Unión Europea ha decidido que las principales vías de comunicación terrestres del continente (RTE-T, lo explicamos más abajo) tendrán que contar con un mínimo de enchufes de carga rápida para vehículos eléctricos, tanto ligeros como pesados.

Este documento ahora tiene que ser aprobado, nuevamente, por el Parlamento Europeo pero la primera votación, con 36 miembros a favor, seis en contra y dos abstenciones, ofrece una idea del consenso que existe entre los países miembros, por lo que es de esperar que en las próximas semanas el organismo superior de la burocracia europea apruebe esta decisión.

¿Qué se ha decidido?. Los países miembros tendrán que contar con estructuras de carga que ofrezcan, al menos, un enchufe de 150 kW de potencia y una suma total de, mínimo, 300 kW de potencia cada 60 kilómetros (en cada sentido de la circulación) antes del 31 de diciembre de 2025. Además, como tarde, la estación de carga tendrá que ampliar la potencia disponible hasta los 600 kW, con al menos dos enchufe de 150 kW. Esto se aplicará en la red básica de la RTE-T.

En la red global de esta RTE-T, los plazos son más flexibles y cada uno de los pasos anteriores deberán darse con plazos límites del 31 de diciembre de 2030 y el 31 de diciembre de 2035, respectivamente. A estas infraestructuras las apoyarán los nodos urbanos, que también deberán contar con puntos de carga rápidos.

Vehículos pesados. La red de recarga para vehículos pesados también se ha contemplado. En la red básica, el plazo hasta finales de 2025 es que se cuenten con una estación de carga con 400 kW de capacidad y un enchufe de 350 kW cada 60 kilómetros en cada sentido del desplazamiento. A finales de 2030 deberán estar disponibles estaciones de carga con potencias de 3.500 kW, con dos enchufes de 350 kW.

En la red global, la distancia se amplía hasta los 100 kilómetros y los plazos anteriores se retrasan hasta 2030 y 2035, respectivamente. Los nodos urbanos serán claves en este despliegue. El objetivo máximo es que, cada uno de ellos, cuenten a 31 de diciembre de 2030 con una estación de carga capaz de suministrar 1.200 kW y un enchufe mínimo de 150 kW.

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Red RTE-T: las líneas gruesas representan la red básica y las finas la red global. Las discontinuas son carreteras a construir.

¿Qué es la RTE-T? La RTE-T es una red de carreteras que se reparte por todo el continente y que tiene como objetivo vertebrar el transporte europeo. En España, la red básica está formada por el corredor del Mediterráneo, la autovía y autopista del cantábrico (A-8 y AP-8), las carreteras A-1, A-2, A-3, A-4, A-5 y las carreteras que unen Sevilla-Algeciras y Sevilla-Málaga, así como la A-23 (Zaragoza-Valencia) o las rutas que separan San Sebastián de Portugal (pasando por Salamanca) o Barcelona y Bilbao.

La red global es la red de autopistas y autovías consideradas secundarias por la administración europea y que tendrán que contar con los enchufes rápidos obligatorios pasados un mayor periodo de tiempo. Entre las más importantes encontramos la A-6 o A-66 (Vía de la Plata).

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Muy lejos de lo esperado. Con los objetivos planteados por la Unión Europea (que tienen que ser aprobados por el Parlamento Europeo), España está lejísimos de cumplir con los mínimos exigidos a poco más de tres años de las fechas límites de despliegue de infraestructuras de recarga. Según el último Barómetro de la Electromovilidad realizado por Anfac, España solo tiene 103 puntos de carga de entre 150 y 250 kW en espacios interurbanos. En toda Galicia y Aragón hay uno disponible, en Castilla y León, dos, y para todo Andalucía, apenas seis.

De hecho, hay más puntos de carga de 250 kW disponibles, con 124 estaciones de este tipo. Eso sí, Extremadura no cuenta con ninguna y Asturias apenas tiene cuatro que entren dentro de esta categoría. Hay que tener en cuentan que la Unión Europea reclama potencias incluso superiores, de 350 kW.

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Zonas desprovistas. La Unión Europea obligará, si se aprueba esta resolución, que cada 60 kilómetros haya puntos de carga de, al menos, 150 kW y de 350 kW para vehículos pesados en su redes principales (100 kilómetros para los vehículos pesados en la secundaria). En estos momentos, carreteras contempladas en la red básica están desatendidas de enchufes con potencias superiores a 250 kW que, no olvidemos, suman un total mayor que los de 150 kW disponibles en nuestro país.

Anfac asegura que hay un total de 41 tramos de 100 kilómetros en los que no hay ningún enchufe de este tipo. Pero, además, en vías básicas como el corredor mediterráneo se suman tramos de más de 300 kilómetros sin enchufes superiores a 350 kW y hasta 400 kilómetros de desabastecimiento en la ruta que separa San Sebastián de Portugal (pasando por Salamanca) que se clasifica como básica en la RTE-T.

Defensa de los consumidores. Además de las exigencias de una red de recarga mínima, la Unión Europea también quiere dar una mayor cobertura a los consumidores. Una reivindicación que se ha repetido con el tiempo es la de poder pagar la recarga con una tarjeta de crédito o débito en los propios postes, sin necesidad de registrarse en la aplicación de la empresa suministradora.

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