Google sorprendió a todos ayer con el anuncio preliminar de los Pixel 6 y los Pixel 6 Pro. Los nuevos smartphones tienen un diseño singular y prometen mejoras claras en áreas como la fotografía, pero su característica más destacada era otra.
Se trata del debut del Google Tensor, un SoC desarrollado por Google que le permite no depender de los tradicionales chips de Qualcomm y que plantea un futuro similar al que el M1 ha supuesto para Apple. Con esos chips Google gana mucho control, y eso tiene consecuencias potenciales muy interesantes. Veámoslas.
El Tensor de Google nos recuerda al M1 de Apple
Los rumores que apuntaban a que Google estaba trabajando en un chip propio vienen de lejos. El nombre en clave de 'Whitechapel' fue desvelado hace más de un año, y ya entonces se esperaba que estos SoC fuesen utilizados tanto para los futuros Pixel como para algún Chromebook.
Son muchas las incógnitas que rodean al nuevo chip de Google, pero lo que está claro es que con él la empresa puede prescindir de los SoC de Qualcomm que venía utilizando hasta ahora en sus móviles o de los chips de Intel que por ejemplo han poblado muchos de sus Chromebook.
Eso plantea un futuro realmente interesante para Google, sobre todo porque contar con un chip propio nos hace pensar inevitablemente en una analogía clara: el Tensor de Google puede plantear un futuro similar al que plantea el M1 de Apple.
- Mejor batería. Tener el control del hardware y del software supone que Google podrá optimizar el binomio Android-Tensor como Apple hace con iOS y sus chips AXX o como también hace ahora con iPadOS y macOS con los nuevos M1. Eso debería impactar por ejemplo en la eficiencia y consumo de batería, que debería verse beneficiada por ese control total del dispositivo.
- Actualizaciones a largo plazo. Como sucede con Apple y los SoC de sus iPhone, ese control del chip también plantea mejoras importantes en la longevidad de sus Pixel, que podrían soportar actualizaciones de Android durante aún más tiempo. Podemos imaginar un soporte de cinco años durante los cuales estos smartphones recibirían futuras versiones del sistema operativo, y eso tendría otra consecuencia...
- El Pixel como centro del ecosistema. Como ocurre con el iPhone, el Pixel podría ser una parte importante de un ecosistema que ahora se nutriría mucho más de los servicios que son cada vez más el foco de los ingresos de estas compañías (y eso es aún más cierto con Google). De repente Google tiene acceso a una filosofía que competiría directamente con la de Apple tanto en servicios como en hardware.
- La incógnita del precio. Hemos visto cómo con los M1 los precios de los MacBook han sido inferiores a sus predecesores con chips Intel. Google se deshace de intermediarios al prescindir de Qualcomm, por ejemplo, y eso le permitiría ajustar el precio de sus Pixel 6. Es probable que sean caros siendo dispositivos de gama alta, pero quizás ahorrar dinero al controlar ese hardware acabe repercutiendo para bien en los usuarios. O no, claro.
- El Tensor en todos lados. El M1 está en cada vez más productos de Apple, que cambia el envoltorio pero no el interior. Eso mismo puede ocurrir con el chip Tensor de Google, que podrá ser usado en un futuro Chromebook pero también en un hipotético Pixel Watch, en sus altavoces y pantallas inteligentes o quizás en otros dispositivos de futuro como unas plausibles Google Glass basadas en los Tensor. Tendría sentido además que hubiera versiones recortadas o mejoradas del Tensor para esos hipotéticos productos. Además en ellos nos beneficiaríamos de, en el caso de los Chromebooks, mejor soporte de apps Android o webcams de gran calidad que se beneficien de ese postprocesado mediante inteligencia artificial que ha sido clave para los Pixel durante años.
Muchas ventajas claras, pero una desventaja preocupante
El mercado de los semiconductores está de lo más animado desde el anuncio de los M1 por parte de Apple, y parece que los grandes de la tecnología se han dado cuenta de que lo de tener chip propio puede estar realmente bien.
Es desde luego lo que parece tras ver cómo la tendencia en el mercado de los móviles —Huawei, Samsung y Apple llevan años haciendo chips a medida para sus smartphones— podría trasladarse al mundo del PC. Google apunta a ello con los chips Tensor, pero no está sola e incluso Microsoft parece estar trabajando en sus propios chips ARM para servidores e incluso para sus Surface.
Las implicaciones son realmente llamativas y probablemente Intel y AMD estén cada vez más preocupadas —como Qualcomm o MediaTek, lógicamente—, pero en el caso de Google todas esas ventajas que plantea este nuevo desarrollo se enfrentan a un peligro.
El peligro no es otro que el de su relación con el resto de fabricantes, tanto de móviles como de Chromebooks. De repente Google pasa de ser una aliada a una peligrosa competidora con un chip que controla y que puede acabar siendo mejor que los desarrollados por Qualcomm o MediaTek.
Quizás no en rendimiento, pero probablemente sí en eficiencia y en esa posibilidad de que Google "favorezca" su chip para que se comporte mejor con Android de lo que lo hacen por ejemplo los Snapdragon 8888. Eso pondría a los Pixel en una situación incómoda, porque si Android tiene la cuota de mercado que tiene es gracias a todos sus socios, que han convertido a esta plataforma móvil en la más popular en todo el mundo.
Ahora las Samsung, OnePlus, Xiaomi o Vivo del mercado pueden ver con malos ojos esa noticia, y será interesante ver cómo gestiona Google ese conflicto de intereses: ¿está Google tirándose piedras a su propio tejado en forma de chips Tensor? Lo descubriremos en los próximos meses.
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