Dolor de cabeza, boca pastosa, mal humor, náuseas... la resaca es ese mal que atenaza a la humanidad, una epidemia asociada a las fiestas, sean de guardar o no. Pero ¿qué sabemos de ella, en realidad?
A pesar de que la resaca cuesta millones por todo el mundo, sigue siendo uno de los males más "misteriosos". El mundo es de los audaces, reza el dicho. Por eso, algunos científicos llevan años enfrentándose al turbio rostro del alcohol tras una noche de juerga. Esto es lo que han sacado en claro.
¿Qué causa la resaca?
Cientos de personas te darán un montón de explicaciones sobre las causas de tu resaca: que si la deshidratación, que si la mezcla, que si el azúcar... y probablemente estarán equivocados. Lo cierto es que a día de hoy no tenemos del todo claro qué causa la resaca.
Tras más de una década de estudios, el Alcohol Hangover Research Group (AHRG), uno de los grupos más grandes de investigadores (de diversa afiliación) relacionados con el estudio de la resaca, ha llegado a la conclusión de que la resaca está relacionada con la respuesta del sistema inmunitario.
Resumiendo muchísimo sus estudios, el sistema inmunitario reacciona ante una serie de sustancias denominadas congéneres. Estas surgen del proceso de destilación, como productos secundarios: polifenoles, metanol, acetaldehído o histamina, todos componentes con actividad biológica. Los congéneres son más abundantes, por ejemplo, en las bebidas oscuras que en las blancas.
Los resultados indican que estos podrían ser los principales culpables del malestar, ya que activan el sistema inmunitario desencadenando (muy grosso modo) algunos procesos similares a los que ocurren durante una infección vírica como la gripe. Esto explicaría el proceso de malestar, náuseas, cefalea y otros dolores asociados.
Aun así, según el consenso de la AHRG, todavía queda mucho que investigar. Hace falta entender los biomarcadores exactos producidos por el consumo de alcohol. De esta manera podemos saber con más exactitud qué hace en nuestro cuerpo. Como todavía no lo comprendemos con total seguridad, por mucho que algunos piensen que sí, todavía tenemos muchas dudas sobre lo que causa la resaca.
La resaca y sus consecuencias imprevistas
¿Qué produce la resaca? No queremos entrar en la sintomatología que casi todas las personas conocen: dolor de cabeza, torpeza, ganas de vomitar... no. Cuando hablamos de qué produce la resaca queremos decir a nivel científico. Tras tantos años investigando, algún resultado más han debido de obtener, ¿no?
Lo cierto es que sí. Según este análisis sistemático que analiza una gran parte de la literatura científica desde 2016, el alcohol tiene un efecto cognitivo a largo plazo. Es decir, el alcohol no solo nos afecta a nivel de atención, capacidad de reacción, etc., a un nivel inmediato, mientras estamos borrachos o, incluso, durante la resaca posterior.
El estudio muestra que el problema cognitivo perdura a largo plazo, y se hace cada vez peor. La imprecisión a la hora de adquirir recuerdos a largo plazo, la capacidad de reacción y la atención se ven afectadas con el tiempo. Esto, según un estudio de la Society for the Study of Addiction, supone una serie de costes impredecibles, que se suman a las pérdidas millonarias por las faltas de trabajo y accidentes. En concreto, el estudio concluye que las resacas suponen un déficit de atención notable en las tareas diarias, como conducir o trabajar, lo que, estiman, puede acarrear graves consecuencias.
Esta es otra de las grandes cuestiones que solo se resuelven con décadas de estudios. ¿Qué implicaciones socioeconómicas tiene la resaca para la sociedad? Para hacerse una idea, en Estados Unidos, los investigadores estimaron en 2010 que el coste anual de los atracones etílicos (o binge drinking) ascendía a los 249.000 millones de dólares anuales.
En Corea del Sur, en 2006, los costes del alcohol y las resacas solo entre los adolescentes alcanzaban los 343.429 millones de dólares, con un fuerte impacto en la producción y el coste por muertes prematuras. En España solamente, el alcohol produce más de 8.000 muertes al año y supone unos 5.700 millones de euros (estimados). En definitiva, la resaca tiene un coste mucho, mucho mayor de lo que podemos pensar desde el sofá, un domingo por la mañana.
¿Cómo se 'soluciona' una resaca?
A finales del año pasado, el periodista canadiense Shaughnessy Bishop-Stall publicaba un libro con un título impresionante: "Resacas, la búsqueda de un hombre por una cura". En él afirma haber pasado 10 años buscando la solución definitiva a este mal. No la encontró, aunque asegura que el frankincienso, u olíbano, es el mejor de los remedios. Otra de las cosas que afirma es que una resaca ha de tratarse antes de tiempo, y no después.
En cualquier caso, hay que señalar que este hombre es un periodista, y no un investigador. Lo que divulga en sus libros bien puede ser real o simple fruto del ansias de vender. Y es que, si no sabemos casi nada sobre las causas de la resaca, huelga decir que sabemos aún menos de las soluciones posibles. Sí que podemos decir que no se puede eliminar, sino paliar o prevenir.
Por ejemplo, el mejor consejo que podemos seguir es no beber. Si este no nos vale, será mejor que evitemos bebidas oscuras y, por supuesto, mezclar para evitar la máxima cantidad y diversidad de congéneres. Si en algo acertaba Bishop-Stall es en que hay que actuar antes y no durante la resaca.
Así, los alimentos inhibidores de las prostaglandinas han mostrado ser capaces de aliviar parte de los síntomas, gracias a su modulación del sistema inmune, aunque siempre tomados antes de ingerir alcohol y con vistas a medio plazo, y no directamente. Por otro lado, tomar remedios maravillosos no funciona, al igual que tampoco lo hace la vitamina B12. Tampoco sirve de nada continuar bebiendo, mito también muy extendido, ya que lo que hace falta es reducir los niveles tóxicos de alcohol.
Puede que nos ayude bastante el tomar agua, la solución por excelencia, pero no por la deshidratación, otro de los grandes mitos de la resaca. El alcohol, aunque un deshidratante y diurético natural produce una pérdida considerable de líquidos, no se relaciona con marcadores de deshidratación en el cuerpo humano, como se ha observado en más de una ocasión.
Otra opción paliativa es alimentarnos con mucho, mucho cuidado. Los yogures y la fruta ayudarán mucho al estómago fastidiado, mientras que contienen sustancias beneficiosas para el organismo que ayudarán a la larga. De todas formas, insistimos en que, por mucho que la ciencia ha tratado de encontrar una evidencia, todavía no hemos conseguido encontrar una solución satisfactoria, así que lo único que podemos hacer que funcione 100% seguro contra el malestar, como decíamos, es no beber.
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