Gucci las define en su web como "un pastiche de diferentes influencias que atraviesa varias décadas (...) influenciadas por las zapatillas deportivas clásicas de los años setenta". A primera vista tienen muy poco de excepcional: con un diseño digno del fondo de armario de tu padre y evidentes rastros de suciedad, el modelo no destacaría en un mercadillo de barrio. Y sin embargo, Gucci las vende a 768€ la pieza. Lo que ha confundido a mucha gente.
Polémica. El lanzamiento de The Screener, el último grito en la colección de la marca, ha provocado cierta controversia. No se trata tanto del precio, en absoluto extraordinario, sino del producto en sí: ¿desde cuándo unas zapatillas viejas y ajadas son lujo? Gucci ofrece una versión premium por 821€ y otra engarzada con una cadena de cristal por 1.400€. Bajo cualquier punto de vista estás adquiriendo unas zapatillas feas.
A propósito.
Precedentes. No es una idea demasiado original. Balenciaga lanzó una versión gastada de sus icónicas Triple S a finales de 2017. Golden Goose hizo lo propio durante el pasado otoño, incluyendo una alucinante porción de cinta adhesiva en la punta de sus Superstar. Nordstrom comercializa unos pantalones vaqueros manchados de barro desde hace dos años. Todos los productos oscilan entre los 400€ y los 700€.
¿Por qué? El estilo "distressed" lleva al extremo dos tendencias firmemente asentadas en la moda contemporánea: el normcore y el trash. Ambas fetichizan prendas antaño exclusivas de las clases marginadas, como el chándal, y legitiman a nivel estético productos feos. En gran medida, se trata de una transformación radical de los cánones estéticos, transformando ropa denostada en una elevada expresión del lujo y el estilo.
La reacción. Para muchos, sin embargo, la deconstrucción irónica tiene sus límites. Las zapatillas de Golden Goose fueron acusadas de recrearse en la pobreza y de comercializar la miseria a precio de oro. Le ha sucedido algo similar a Gucci. Gran parte de las prendas trash o distressed convierten productos ordinarios, como la bolsa de la compra de Ikea, en figuras exclusivas y elitistas a más de 2.000€ la unidad.
Un problema. Balenciaga ha perfeccionado el arte de la performance estética. Hace dos veranos lanzó un bolso de más de 1.000€ inspirado en... Las bolsas de plástico entregadas por sus tiendas a sus compradores. A veces sale bien, a veces sale mal: cuando Gucci quiso reinventar la braga paramilitar le salió un blackface. La reacción de la comunidad negra estadounidense le obligó a retirar el producto.
Imagen: Gucci