La Universidad lleva muchos años de espaldas a los adultos. La idea del Gobierno para arreglarlo: "minicarreras"

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A nivel profesional, la cosa era sencilla, rápida y eficaz. O, al menos, eso decían. Estudiabas, trabajabas y te jubilabas. Nada más. La sociedad quería pensarse a sí misma como una enorme máquina en la que cada persona era una pieza del engranaje. No digo que fuera un mundo mejor, no lo era; pero para ser los años 50 y 60 no estaba nada mal.

Luego llegó el mundo moderno y trituró todo eso. Menos la parte que tocaba a las universidades y eso es lo que quiere solucionar ahora el Gobierno.

La universidad española "no es país para viejos".  Han cambiado muchas cosas. Y, por lo que estamos a punto de ver con el impacto de la inteligencia artificial en el mercado laboral, van a seguir cambiado. Esa es una de las cosas que ha hecho que las necesidades formativas de la sociedad hayan crecido de forma exponencial.

¿Por qué? Porque "a medida que la economía del conocimiento avance, la tecnología vaya transformando el tejido productivo, nuestra población en edad de trabajar disminuya, la competencia internacional aumente y amenazas como el cambio climático se recrudezcan [...], contar con una fuerza trabajadora bien educada y actualizada cobrará aún mayor trascendencia".

Por suerte, contamos con medio centenar de universidades públicas. Por desgracia, la universidad sigue siendo un territorio donde los jóvenes tienen un peso enorme. Menos de un 5% de estudiantes de grado y menos del 20% de los de máster de las universidades públicas presenciales tiene más de 30 años. Hay algo que no encaja.

El Ministerio de Universales tiene un plan. Un plan modesto y no demasiado desarrollado, pero un plan al fin y al cabo. El ministro de Universidades, Joan Subirats, y su equipo han decidido destinar 50 millones del del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, para crear las "microcredenciales universitarias".

¿Microcredenciales? Ese es el nombre con el que ha designado el Ministerio una serie de credenciales derivadas de unas formaciones breves (menos de 15 créditos ECTS) que deberían ofrecer las universidades para rellenar ese hueco.

Según los planes del Ministerio, estas "microcarreras" estarían focalizadas en la  adquisición de conocimientos, habilidades o competencias concretos; tendrán un formato adaptable a las "necesidades y limitaciones del alumnado adulto" y una estructura modular. Es decir, el ministerio ha inventado los cursos de formación continua.

¿Es buena idea? Entre las 41 acciones que plantea el Ministerio hay ideas interesantes. Sobre todo, las que ayudan a crear un sistema integrado de homologaciones y certificaciones. Hoy por hoy, el mundo de la formación profesional es un río revuelto donde solo ganan aquellos que se aprovechan de la opacidad del mercado para vender productos más caros de lo que ameritan.

Sin embargo, "abrir la Universidad" es mucho más complicado de lo que parece y 50 millones (que, por supuesto, no se dedicarán solo a eso) no parecen suficientes para crear un sistema en el que la academia sea capaz de leer con rapidez las necesidades del mundo socio-laboral para ofrecer formación útil y de calidad.

En Europa. Este reto no es específico de España, claro. En este sentido, Europa y Estados Unidos llevan también años tratando de resolver el problema de tener instituciones educativas enormes que tienen problemas para "acercarse a la sociedad".

En muchos países europeos, la clave de todo se encuentra en una división clara entre la "universidad de investigación" y otro tipo de instituciones que dan también formación especializada, pero tienen otro tipo de relación con su entorno. Nada de eso existe en España, donde las universidades laborales se reconvirtieron en institutos de formación profesional (o bien fueron absorbidas por universidades provinciales) perdiendo autonomía, poder de intervención pública y alterando sus objetivos.

El reto que nos espera es enorme. Y, en ese sentido, la iniciativa del Ministerio de Universidades parece poco ambiciosa. Sin embargo, si impulsa la reflexión sobre todo esto, habrá contribuido a llevar este debate crucial a las instituciones que teóricamente más deberían estar haciendo por solucionarlo.

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Imagen | Xataka con MidJourney

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