Un publicista nos explica cómo HazteOir utiliza con éxito a los medios para darse publicidad gratuita

Un publicista nos explica cómo HazteOir utiliza con éxito a los medios para darse publicidad gratuita
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Desde hace dos días circula por las calles de Madrid un (1) autobús con publicidad de HazteOir. En una réplica a la campaña que lanzó una organización LGBT vasca y navarra hace unos meses, el lobby ultracatólico ha respondido con un mensaje que, en principio, sería totalmente coherente dentro del dogma de su fe: "los niños tienen pene, las niñas tienen vulva".

Como es lógico, decenas de medios y asociaciones de diversa índole protestaron por el mensaje, que algunos vieron como un gesto tránsfobo. El Ayuntamiento de Barcelona les ha avisado de que de pisar su ciudad se les sancionaría por 3.000 euros. Carmena hará lo posible por bloquear su circulación. La campaña ha sido un éxito rotundo.

Así lo piensa Rafa Gil, director creativo de la Agencia Kitchen, que nos explica por qué la peculiar campaña de la asociación, que pisoteaba la dignidad del colectivo transexual y revolvía los ánimos de todas las personas sensibles con el tema, ha conseguido justo lo que se proponía.

Un sondeo rápido por la red nos dice que poner un vinilo integral de publicidad en un bus que circule por Madrid podría costarte 7.290 euros al mes. Menos de 250 euros al día. Sin embargo, la difusión que puedes conseguir con un mensaje incendiario en medios de comunicación puede hacer que salga mucho más rentable. Aunque el precio que haya pagado finalmente HazteOir sea más alto que el que hemos citado, salir en El País, El Mundo y El Diario, aparecer también en televisiones y que la redes sociales hablen de ti, harán que esos euros estén estupendamente invertidos.

HazteOir no habla de los transexuales, promociona su marca

Pero más allá del coste está la estrategia. ¿Por qué la asociación envía un mensaje tan visiblemente ofensivo para un porcentaje de la población? El cartel ni siquiera nos pide que nos hagamos socios de su grupo. En palabras de Gil es porque: “esto tiene toda la pinta de ser lo que se conoce como una campaña de marca, una campaña de imagen. Su idea no es cambiar la mentalidad de los que defienden a los transexuales, ni siquiera tendrían que estar yendo contra los transexuales, sino que se instrumentaliza el debate. Esto es más bien una campaña de la propia HazteOir”.

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Según el publicista, lo que consigue así la asociación es “mostrar que tienen poder mediático. Son un lobby, así que lo que consiguen así al final es presionar. Si nos fijamos, han hablado mucho más de la familia o del aborto que de los transgéneros, que era un tema que no les preocupaba, no es su campo habitual, así que es como una manera de subirse al carro de Trump. Han visto que hay una movilización muy bestia sobre estos temas, han aprovechado el clima de opinión y como es un tema vivo han marcado un gol”.

De esta manera, haciendo ruido sobre la transexualidad, se fomenta el debate sobre el tema, y HazteOir “es vista por los que pudiesen ser más afines a su causa, olvidándose de los que ya están en contra, y les acerca a sus posiciones al tiempo que les hace ver que son una marca potente para los medios. Además, han logrado molestar, ser odiados, y por eso su marca está más vigente”.

Si quieres luchar contra tu contrario, háblale a los indecisos

“Aunque suene polémico, creo que los que quieran luchar contra los valores que defiende HazteOir deberían tomar nota de lo que han hecho, porque han hecho algo bien y es saber ser sencillo en sus mensajes, salir de las cuatro esquinas de su vertiente ideológica y han generado una campaña viral”, advierte Gil.

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En esencia, lo que nos explica este profesional es que, desde el punto de vista publicitario, la mejor estrategia de respuesta para plataformas del tipo HazteOir sería apostar por hacer también publicidad. Salir de tu burbuja ideológica y hacer campañas más neutrales, de ideas simples, con las que intentar llegar al centro indeciso. Que antes que pedir la retirada o incluso la incineración del autobús y de su mensaje, es más útil difundir valores en positivo que expliquen por qué la transexualidad no es algo conflictivo, y por qué se debe apoyar la integración de esas personas tal y como se sienten.

“Hay que pensar en la gente que no tiene una opinión formada sobre estos temas, ponerse en el lugar de gente que no se ha formado como los más concienciados porque ellos, por el motivo que sea, no se han informado”, sentencia Gil.

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