Tranquilo, puedes comer alimentos que hayan pasado más de 5 segundos en el suelo

Tranquilo, puedes comer alimentos que hayan pasado más de 5 segundos en el suelo
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Lo has hecho alguna vez. Lo sabes. Lo sabemos. Todo el mundo lo sabe. Porque nadie podría declararse inocente de haber cogido un alimento del suelo. Sucede a menudo: te sientas en la mesa y, por causas relacionados con la gravedad y tu natural torpeza, alguna patata cae sobre el parqué de tu cocina. La reacción es inmediata: en un abrir y cerrar de ojos, y para el eterno disgusto de algún otro comensal, recoges tan preciada patata y la introduces con velocidad en tu boca.

Masticas. Tragas. Lo has hecho alguna vez: has comido comida del suelo. Pese a que cualquier progenitor o abuelo/a te habrá reprimido con dureza por una actividad tan, a priori, sucia, hoy hemos descubierto que en realidad no conlleva demasiado riesgo. Lo has adivinado: de los creadores de "puedes dejar la cama sin hacer todo el día, está demostrado científicamente que es mejor" llega "come tu comida del suelo, hay un estudio que te da la razón, en realidad sigue estando limpia".

Lo importante es cuánto, no cuándo

Lo explica Paul Dawson en The Conversation. Dawson es profesor en la Universidad de Clemson, Estados Unidos, y se dedica a investigar a nivel científico sobre alimentación. Entre otros trabajos de mayor enjundia y talla profesional, Dawson y su equipo decidieron hace años poner a prueba uno de los mitos más recurrentes de la cultura alimenticia occidental: si un alimento ha pasado cinco segundos o menos en el suelo, tranquilo, come, es seguro. Las bacterias no han llegado a tiempo.

Dawson y su equipo decidieron hace años poner a prueba uno de los mitos más recurrentes de la cultura alimenticia occidental: si un alimento ha pasado cinco segundos o menos en el suelo, tranquilo, come, es seguro

Tal y como cuenta, comprobar desde el punto de vista científico si esto es cierto o no no les llevó demasiado tiempo. Se trataba de una cuestión menor, pero el mito era persistente, y de ahí que su comprobación surgiera como una necesidad. Para ello, en 2007, Dawson publicaron el que entonces era el único trabajo académico relacionado sobre la cuestión universal de comer comida que se ha caído en el suelo. ¿Los resultados? Los que esperabas, pero no como los esperabas.

Comida Sigue siendo el modo más seguro de comer comida del suelo.

El proceso fue el siguiente. Los investigadores de la Universidad de Clemson inocularon con salmonella tres superficies distintas utilizadas de forma común en las casas norteamericanas: azulejo, madera y moqueta. Posteriormente, depositaron sobre ellas tanto pan como pasta a la boloñesa durante tres periodos de tiempo distintos: cinco segundos, medio minuto y un minuto. Repitieron la prueba a las dos, cuatro, ocho y 24 horas de haber inoculado las tres superficies. En función de cuántas bacterias se hubieran traspasado a cada alimento, podrían determinar si el mito era cierto.

Lo más importante que descubrieron: el periodo de tiempo que un alimento pasa en el firme es irrelevante. Lo importante, como acertó a observar Dawson, era la cantidad de bacterias que había en la superficie

Lo más importante que descubrieron: el periodo de tiempo que un alimento pasa en el firme es irrelevante. Lo importante, como acertó a observar Dawson, era la cantidad de bacterias que había en la superficie. Así, las piezas más contaminadas no eran aquellas que más tiempo habían pasado en el suelo (60 segundos), sino las que habían entrado en contacto con las bacterias a las pocas horas de la prueba. Dado que las bacterias fueron muriendo conforme avanzó el tiempo, lo más seguro resultó comer la comida que había pasado la prueba 24 horas después de infectar el suelo.

Era una cuestión de cantidad (de bacterias) y no de tiempo.

Si quieres comer del suelo, más te vale ser limpio

Otras lecturas: si vas a comer comida del suelo, lo mejor es que esté cubierto por una moqueta. De las tres superficies empleadas por los investigadores, fue la que menos bacterias transmitió (menos del 1%, por un 48%-70% para la madera y los azulejos). Dawson y su laboratorio publicaron el trabajo en Journal of Applied Microbiology. El año pasado, otro equipo de la Universidad de Aston, Reino Unido, realizó una investigación parecida. Los resultados fueron muy semejantes. Además, descubrieron que el 87% de los participantes comería comida que hubiera tocado el suelo.

¿Y qué se supone que debemos aprender de esto?

Chicken Si se caen al suelo te las vas a comer. Lo sabes.

Una lección muy sencilla, explicada por el propio Dawson: lo más importante no es cuánto tiempo pase una comida en el suelo, sino cuántas bacterias tiene nuestro suelo. O sea, que lejos de confirmar que podemos ser tan sucios como queramos, el estudio indica todo lo contrario: comer alimentos que han salido volando del plato es más factible y seguro cuando somos escrupulosos y muy limpios con el entorno que nos rodea. Kill the bacteria, eat on the floor.

En realidad, las posibilidades que tenemos de contaminar nuestro cuerpo por culpa de las bacterias que se encuentran en casi cualquier lugar del mundo son bajas

En realidad, las posibilidades que tenemos de contaminar nuestro cuerpo por culpa de las bacterias que se encuentran en casi cualquier lugar del mundo son bajas. Tan sólo un pequeño porcentaje de ellas (Dawson cita el tipo E. coli, especialmente peligroso) nos pueden hacer enfermar. Por lo demás, las bacterias de nuestra cocina o de nuestras propias manos son resistentes y difíciles de eliminar, y crean una capa protectora llamada biofilm bajo la que quedan a resguardo de ataques.

De modo que seas una persona limpia o una sucia, comer en cualquier lugar de tu casa parece una actividad segura. Eso sí, en caso de que el lugar determinado que elijas cuente con el pequeño porcentaje de bacterias peligrosas, tienes un problema. Como recuerda Dawson, el mejor modo de evitar riesgos es, como la sabiduría de padres y madres ha inculcado durante toda la vida, mantener tu entorno limpio. Y comer del suelo en caso de que sea necesario, pero sin riesgos.

Imagen | onay davus, Arnold Gatilao, Michael Stern

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