Hollywood es una máquina de hacer dinero, sí, pero un entretenimiento tan atractivo también es a veces un coladero de billetes. Algunas series y películas deben hacer frente a presupuestos desorbitados. Muchas producciones tienen que calcular si la relación de coste por minuto de los rodajes va a ser demasiado alta. Y eso es precisamente lo que está llevando a muchas productoras a hacer cada vez más uso de CGI y efectos especiales, que ahorran mucho dinero y medios.
En la historia del cine hemos sido testigos de cómo esa magia tan especial que se crea en la pantalla ha sido también el producto de desembolsos millonarios. Ya sea construyendo réplicas de barcos titánicos, destrozando coches de altísima gama, creando decorados de una magnitud apabullante o vaciando las calles de una ciudad concurrida. Todas esas escenas han costado millones de euros y se merecen un reconocimiento especial.
Porque hacer cine no es fácil. Ni barato.
Ahora, si tuviéramos que decir cuál es la escena que más ha costado (económicamente hablado) de rodar, ¿qué se os ocurre? Aunque su calidad cinematográfica no esté realmente a la altura, el remake de cierta película española, Vanilla Sky, protagonizada por Tom Cruise y estrenada hace ya 21 años, incluye una escena que desmitifica la creencia popular de que los planos más caros del cine son aquellos donde aparecen explosiones gigantescas o naves espaciales.
El film, cuyo planteamiento cuestiona la naturaleza de la realidad y nuestra relación con los sueños, arranca con la canción de Radiohead Everything In Its Right Place y podemos ver a Cruise despertándose y saliendo de su casa. Conduce en su ferrari por las calles de Nueva York, pero estas están completamente vacías. Una de las áreas metropolitanas más concurridas del mundo, con aproximadamente 330.000 transeuntes diarios, se ha convertido en un enigmático desierto. Finalmente, el protagonista se despierta abruptamente. Todo fue un sueño.
Para rodar la escena, no se utilizó CGI, sino que el director Cameron Crowe llegó a un acuerdo con el alcalde y la Policía de Nueva York para cerrar y desalojar todo el área de Times Square y calles circundantes entre las 5 y las 8 de la mañana de un domingo de noviembre. Todo ese esfuerzo (económico y de medios) tuvo como resultado una escena de 30 segundos de metraje. ¿Coste? Un millón de euros.
"Tom estuvo corriendo durante tres horas por todo Times Square", contaba el director Cameron Crowe en una entrevista en The New York Times en 2002. "¡¡¡Cerramos 20 manzanas!!! Sin coches, sin peatones, sin transporte público. Eso nunca se había hecho antes en Times Square. La escena que quería era la pesadilla de un hombre que está desesperadamente solo".
Paula Wagner y Tom Cruise, dos de los productores, tuvieron numerosas conversaciones con la Comisión de Cine y la oficina del alcalde, así como con la Policía de Nueva York hasta que les dieron permiso: "Te vamos a dar 4 horas, un domingo, de 4:30 am a 8:30 am, a principios de noviembre. Tendrás que trabajar rápido, no tendrás un segundo más", les avisaron.
Relata que aquella mañana había 200 agentes y miembros del equipo ayudando a bloquear todo el tráfico, e incluso ofreciendo café y comida a la gente que pasaba. Apenas aparecieron los primeros rayos de sol, hicieron siete tomas con una cámara-grúa y luego Tom Cruise tuvo que correr durante 3 horas en todo el perímetro de Times Square mientras lo filmaban. La escena quedará para el recuerdo. No tanto por la película, pero sí por la hazaña de rodaje y el dinero que se invirtió en ella.
Otros rodajes a golpe de talonario
A lo largo de la historia del cine, otros rodajes han sido extremadamente caros. Otro ejemplo conocido es la escena de la destrucción de un puente en Soy Leyenda. Una parte sustancial de su presupuesto de 150 millones de euros se asignó a una sola escena, en la que los militares bombardean el puente de Brooklyn, que se derrumba matando trágicamente a la mujer y al hijo del protagonista (Will Smith).
Se utilizaron muchísimos efectos para dar realismo al impacto del misil. Pero lo realmente costoso fue la evacuación circundante que se filmó en el lugar durante seis noches y que requirió la cooperación de 1.000 extras, 14 agencias gubernamentales, una plataforma de iluminación expansiva y una tripulación de 250 personas. Solo la escena costó unos 5 millones.
Otra escena en la que se invirtió un presupuesto millonario tiene lugar en la película Spectre, de la saga de James Bond, en la que tiene lugar una persecución donde se tuvieron que destruir coches de lujo entre los que se incluían algunos Aston Martin DB5. Por último, no podemos olvidarnos de la mítica escena del desembarco de las tropas aliadas en la playa de Omaha durante la Segunda Guerra Mundial, en la película Salvar al Soldado Ryan, de Steven Spielberg.
Como no pudo filmar en la playa real de Omaha, Spielberg se trasladó a la costa este de Irlanda, en Curracloe Strand. La mayoría de las tomas fueron "improvisadas", según relataría más tarde Spielberg, algo que ayudó a dar más realismo y sensación de caos en la escena. Habiendo pasado al olímpo de las escenas de cine, podemos decir que su presupuesto de alrededor de 12 millones de euros fue, en realidad, una buena inversión calidad-precio.