¿Se puede ser sostenible produciendo más ropa de la que se vende? El "green washing" de la moda cree que sí

Kk
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La dinámica de consumo de prendas en la que estamos inmersos no solo contamina una barbaridad, sino que además está vinculada en muchas ocasiones, a condiciones laborales precarizadas. Conscientes de que se produce más de lo que se vende y de que están muy lejos de ser sostenibles, las principales marcas de ropa comienzan a sacar pecho de sus primeros pasos en este aspecto.

El caso de H y M. Siguiendo este mismo sendero, H & M ha comenzado a ampliar la descripción de los nuevos productos en la web. Donde antes solo podíamos ver las tallas, la composición y los colores disponibles, ahora también hay un espacio dedicado a la "sostenibilidad del producto". Aquí, la firma sueca quiere sacar pecho en lo que a transparencia se refiere y da el nombre de las empresas y fábricas implicadas en la producción de cada prenda, explica las diferencias entre los materiales utilizados e invita a los clientes a reciclar la ropa que no utilicen.

El manifiesto. Con este nuevo movimiento, la firma sueca subraya su voluntad por ser más transparentes y sostenibles que en el pasado. Para ello aseguran que solo trabajan con fábricas que, a pesar de estar en países en desarrollo, ofrezcan un salario digno a sus trabajadores y unas buenas condiciones laborales. Sin embargo, a pesar de estas buenas y aparentes intenciones, la marca de ropa no pierde tampoco la oportunidad de justificar su presencia en países donde la mano de obra es más barata. Este es el texto completo relativo a su política de transparencia.

"Todos nuestros productos han sido fabricados por proveedores independientes, a menudo en países en desarrollo en los que nuestra presencia puede ser motor de cambio. Nuestra empresa ayuda a crear puestos de trabajo y promueve la independencia, en particular la de las mujeres, lo que contribuye a sacar a la gente de la pobreza y al crecimiento económico. Solo trabajamos con socios que comparten nuestro respeto por la gente y el medio ambiente, y que estén dispuestos a trabajar con nosotros para mejorar sus prácticas. Todos los proveedores y fábricas deben firmar nuestro estricto compromiso con la sostenibilidad, que recoge una serie de requisitos que velan por unos salarios dignos y unas buenas condiciones laborales para todos sus trabajadores. Todas nuestras oficinas de producción cuentan con un equipo dedicado en exclusiva a asegurarse de que este compromiso se cumple."

¿Green washing? Marcas como Ecoalf llevan una década apostando por crear prendas a partir de botellas de plástico presentes en el mar o redes que los pescadores ya no utilizan. Sin embargo, en este caso el modelo de producción está muy alejado del fast fashion: las colecciones no varían tanto como en la moda low cost y sus precios son mucho más elevados. 

La anécdota de la empresa española es interesante a la hora de repensar hacia dónde quieren ir las grandes marcas como Inditex o Adidas. Hablan de transparencia y fijan promesas en horizontes cercanos como utilizar tejidos 100% sostenibles para 2025 en el caso de Zara, pero hasta el momento ninguna marca ha hablado de producir menos prendas o de cambiar la dinámica de lanzar varias colecciones al mes. Un sistema que, a juzgar por las 16.030 toneladas de residuos textiles que nos dejó 2015, no parece muy sostenible.

2030. La ONU ha elegido 2030 como el horizonte a medio plazo para conseguir los 17 objetivos que pueden enderezar el rumbo actual de los modelos de producción y consumo. Dentro de estos 17 objetivos hay uno que mira directamente a la fabricación de bienes de consumo responsable y eso afecta tanto a la industria tecnológica como a la de la moda. Los 3.000 litros de agua que son necesarios para producir un par de vaqueros o que el 10% de los gases efecto invernadero provengan de la fabricación textil son solo dos de los retos que esta industria tiene que atajar si quiere cumplir el objetivo de 2030.

Compromiso G7. 32 grupos textiles que involucran a más de 150 marcas de ropa han firmado un documento en el seno del G7. ¿Objetivo? Comprometerse a seguir la misma hoja de ruta enfocada a reducir el impacto medioambiental de sus producciones. El acuerdo ya conocido como "fashion pact" promete intentar minimizar el empleo de plásticos de un solo uso y tratar de ser cero emisiones efecto invernadero para 2050. Para 2030 aseguran también que intentarán utilizar un 100% de energías renovables.

A pesar de que las propias compañías reconozcan en el documento que son los responsables del 10% de las emisiones CO2 y de un 20% de las aguas residuales, el documento no es vinculante ni viene apoyado por una serie de medidas legislativas que obliguen a las empresas a cumplir tales iniciativas. De ahí, que organizaciones como WWF o Greenpeace se cuestionen la voluntad real que se esconde tras un pacto que, según han contado France 24, para ellos es una "pantalla de humo", un gesto de "diplomacia a la carta" más que un compromiso real. 

Imagen: Inditex

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