"Haría falta una grúa para bajar a Jenner del pedestal del heroísmo estadounidense". El periodista deportivo Tony Kornheisen no tenía ni idea de que sus palabras para The New York Times en 1977 estarían hoy tan vigentes. Caytlin Jenner ha dado un paso adelante al mostrar al público su transexualidad en la última portada de Vanity Fair. Con 65 años.
Pero Caytlin se llamaba antes Bruce Jenner: decatleta olímpico, orador, estrella de telerrealidad. En su figura se condensan 40 años de sociología estadounidense, desde su primer día bajo los focos hasta la visibilización en su persona de la transexualidad como un proceso natural. Ésta es su historia.
Derrotar al sóviet
La Guerra Fría tenía narrativa. A mediados de los 70 el atleta Bruce Jenner y su primer mujer, Chrystie Crownover, eran Ken y Barbie, la pareja americana por excelencia, los príncipes de un país sin realeza, la encarnación de la tarta de manzana, los cereales de colores y la libertad. Al otro lado se encontraba la Unión Soviética, una maquinaria comunista que producía atletas anónimos como ciborgs, Terminators tan intercambiables como implacables que convertían cada evento deportivo internacional en una justa entre el Bien y el Mal.
Jenner se había enfrentado a la máquina rusa en varias ocasiones, en la disciplina olímpica más grande de la época, el decatlón. Diez deportes que sintetizaban el atletismo y la gloria olímpica, y que ambas potencias cuidaban con la misma intensidad que los almacenes de armas atómicas del momento. Jenner era el Hijo de la Libertad; Mykola Avilov, su contrapartida, un Hijo del Sóviet, una bestia capaz de pulverizar el récord mundial de ese deporte y situarlo en 8.454 puntos en 1972. Jenner ni siquiera llegaba a los 8.000.
Y llegaron los Juegos Olímpicos de Montreal, en 1976. El medallero está ahí: fue una soberana paliza del bloque comunista, la URSS se llevó 49 medallas de oro. La Alemania comunista, 40. Estados Unidos sólo consiguió 34, el tercer puesto en el medallero. Pero Bruce Jenner dejó intacto el orgullo norteamericano al ganar con 8.618 puntos la medalla de oro del decatlón, la prueba definitiva. Mykola sólo pudo optar al bronce, por detrás de Guido Kratschmer, representante de Alemania Occidental. Los buenos habían ganado. Tal vez no en número, pero sí en el superhombre.
El regreso del héroe
Con 26 años, Jenner era consciente de que no habrían otros Juegos Olímpicos para él y decidió retirarse. Todo EE.UU. le reclamaba como un héroe, y su mujer defendió su decisión de cambiar la celebridad del deporte por la celebridad a secas: "Bruce se merece ganar unos cuántos dólares".
Jenner ya apuntaba al modelo de deportista moderno: anunciaba todo tipo de productos, acudía a eventos, era su propia marca. Hasta que se hartó de aparecer en todas partes, de ser la sensación vacua del momento. Se dedicó a las carreras y los deportes extremos, mientras su estrella se apagaba. Se divorció una vez, en 1981, y luego otra -de una exnovia de Elvis-, hasta que en 1991 se casó con Kristen Houghton, por entonces divorciada del abogado Robert Kardashian, con quien había tenido tres hijas y un hijo.
Meet the Kardashians
Kris Jenner se hizo cargo de su carrera: Bruce ahora era la imagen de su propia marca de fitness y tenía intereses en varios negocios, que combinaba con su condición de conferenciante motivacional, esa figura tan norteamericana en la que la oratoria de un antiguo héroe mueve a la audiencia a conseguir sus sueños.
Sus hijas adoptivas pronto se convirtieron en socialites, juerguistas de clase alta que captaban la atención de los medios. En especial una, la superestrella del reality, Kim Kardashian. Ella y su madre embarcaron a a toda la familia en el programa de telerrealidad Las Kardashian, donde Jenner ocupaba un papel semiincómodo, como miembro destacado de la familia más famosa del mundo.
Jenner ya no era el exatleta olímpico que emocionó a una nación: era el padrastro de Kim, el suegro del rapero Kanye West. Su condición de "familia Kardashian", sin embargo, es la que más ha hecho por normalizar su condición:
...Porque a Kim Kardashian la siguen 35 millones de personas en Instagram.
¡Viva Caitlyn!
Jenner y Houghton se separaron en 2013, iniciando un proceso de divorcio que ha durado hasta marzo de 2015. Durante ese período, era obvio que Jenner se estaba sometiendo a operaciones de cirugía estética para afinar sus rasgos. Y, un mes después, se confesó a la cadena ABC: el héroe de una generación de norteamericanos, el rostro conocido de los hijos de esa generación, le dijo en directo a 17 millones de estadounidenses que "a todos los efectos, soy una mujer".
Como apuntaba Vanity Fair, aquella entrevista hizo mucho para normalizar la transexualidad. Jenner pidió que se dirigiesen a él "todavía" en masculino, discutió sobre su sexualidad, y reafirmó su condición de republicano y conservador que no aspiraba a ser "el representante de nadie", sobre su inmediata conversión en incono LGBT.
Apenas dos meses después, Jenner ya se siente cómodo con su papel. Es Caitlyn, una mujer de 65 años luciendo su identidad al mundo, y que ha debutado en Twitter robándole un récord al mismísimo presidente Obama: un millón de seguidores en un par de horas. Y la felicitación del mismísimo <a href="Presidente Obama:
It takes courage to share your story. https://t.co/Q7wWjV9Rxx
— Barack Obama (@BarackObama) June 1, 2015
"Hace falta coraje para compartir tu historia". Y gracias a ese coraje, Internet ha vuelto a auparla al podio del heroísmo.
La lucha por la identidad de género
Que la cadena NBC dedicase espacio a explicar al público cómo es la infancia de un niño trans es sólo un síntoma de lo que están cambiando las cosas en Estados Unidos. Un país que en un par de décadas ha dado pasos para aceptar que existen varias formas de entender la sexualidad y la identidad de género.
Un mes después de la entrevista de Jenner en ABC, no sólo veíamos esta pieza en NBC, sino que Gallup revelaba una encuesta en la que un 60% de estadounidenses se declaraban a favor del matrimonio homosexual. Un salto increíble desde el 27% de 1996...
...Pero que no cubre todas las reivindicaciones de la comunidad LGBT. La transexualidad y sus variantes todavía están muy mal explicadas, y la condición legal de un transexual norteamericano todavía es difusa: sólo siete de los 50 estados permiten modificar el certificado de nacimiento y ni el censo ni la mayor parte de las encuestas incluyen todavía la opción de transexualidad, con lo que resulta difícil cuantificar su número, y darles visibilidad social.
Aunque las cosas están cambiando: Obama pelea para que su Obamacare incluya un apartado que garantice el acceso de los transexuales a tratamientos de cambio de género. Y The New York Times se posicionó a favor de esta nueva batalla también en mayo, dedicando toda su sección editorial a reivindicar los derechos de los transexuales.
Further proof that we're experiencing a #transgender tipping point: #nyteditorial: The Quest for Transgender Equality http://t.co/p3ePLAeir8
— Amy Bree Becker (@amybree) May 4, 2015
La figura de Caitlyn Jenner -y su aparición en Vanity Fair desdice sus palabras a Sawyer- es ahora un paraguas para una minoría sexual tan discriminada que es prácticamente invisible. Jenner ha salido de un armario de género, del mismo en el que admite que llevaba décadas vistiendo como mujer en privado, y trae una oleada de viento fresco con ella.