Desde la caza de brujas medieval en Europa hasta los "hechiceros" contemporáneos en Tanzania, la creencia en la brujería ha existido en todas las sociedades humanas a lo largo de la historia. A los antropólogos siempre les ha fascinado este fenómeno, pero les ha costado estudiarlo con métodos cuantitativos y por eso no acabamos de comprender cómo y por qué surge la creencia en la brujería.
Pero gracias a un estudio que hemos llevado a cabo en una región de China pudimos probar la hipótesis más frecuente: que las acusaciones de brujería actúan como castigo para aquellos que no cumplen las normas locales. De acuerdo con esta teoría, se acusa de "brujería" a cualquier individuo que supuestamente no sea digno de confianza y se alienta al resto de la comunidad a conformarse para que no sean desdichados de esta manera.
Sin embargo, algunos estudios empíricos han demostrado que tachar a individuos de brujas o hechiceros socava la confianza y la cohesión social en una sociedad.
Nuestro estudio se llevó a cabo en 800 hogares de cinco aldeas en el suroeste de China. Examinamos el comportamiento social de aquellos que fueron señalados como "bruja" o "hechicero" y lo comparamos con aquellos que no. El artículo resultante, publicado en Nature Human Behavior, fue la base de una colaboración a largo plazo entre científicos del University College London, la Academia de Ciencias China en Beijing y la Universidad de Lanzhou.
Para determinar las redes sociales y la cooperación entre los distintos hogares, llevamos a cabo encuestas casa por casa, preguntando quién tenía hijos, quienes estaban casados y quién estaba relacionado con quién. También recopilamos datos sobre regalos y sobre los grupos de trabajo en granjas durante las temporadas de cosecha y siembra para ver quién estaba ayudando a otros hogares con sus cultivos.
Con todos estos datos creamos cuatro redes sociales entre los hogares de los pueblos basadas en el parentesco, las parejas reproductivas, los obsequios intercambiados o el trabajo en el campo.
Veneno mágico: presente en el 13% de las casas
Cuando estábamos por la zona, a veces se nos advertía de que no comiéramos en ciertos hogares, puesto que se creía que las mujeres eran "envenenadoras" sobrenaturales. El nombre que usaron ("_zhu_" o "_zhubo_") también se puede traducir como "bruja" y la gente de la zona sabía en qué hogares se encontraban. Nos sorprendimos al descubrir que representaban un 13% de los hogares.
Esta etiqueta era uno de los indicadores más fiables para la segregación en las redes sociales de estos pueblos. Las personas procedentes de hogares con esta etiqueta rara vez tenían hijos o asociaciones con personas de hogares que no la tuvieran, ni intercambiaban regalos ni solían trabajar en las granjas ajenas. Sin embargo, los hogares desdichados se ayudaban mutuamente y sus miembros se reproducían entre sí, lo que mitigaba la exclusión social por parte de las principales redes sociales de la comunidad.
También hicimos un pequeño juego sobre economía en las aldeas y le dimos a cada persona una pequeña suma de dinero de la cual podía donar una parte a la aldea (que se dividiría entre todos los participantes). No encontramos ninguna evidencia de que aquellas personas señaladas como "brujas" fueran menos cooperativas en este juego que cualquier otra persona.
De hecho, nos dimos cuenta de que los hogares que habían sido tachados de brujería eran muy similares a otros hogares, excepto que los primeros solían estar dirigidos por mujeres y en realidad eran un poco más ricos que la media.
También nos dimos cuenta de que no estaba claro el proceso por el cual a un hogar o a una persona se les señalaba así e incluso las víctimas a menudo no sabían quién había comenzado un rumor acerca de ellos, simplemente empezaba a darse cuenta de que otras personas los evitaban. Algunas fuentes informan que dichas etiquetas son cosa de familia y las hijas heredan la reputación de sus madres. Por lo tanto, el origen del linaje podría haber ocurrido hace mucho tiempo.
Interpretando los resultados obtenidos
Los antropólogos que creen que el miedo a perder la reputación (por ser acusado de brujería u otros motivos) puede ser un gran impulsor de la cooperación en la comunidad en general a menudo respaldan sus argumentos con experimentos de laboratorio que utilizan estos juegos económicos. Tales experimentos también muestran que quienes castigan a los transgresores pueden obtener beneficios en relación a su propia reputación.
Sin embargo, es difícil encontrar ejemplos de este tipo en el mundo real y la mayoría de los estudios sobre brujería ni son cuantitativos ni examinan las redes sociales de los pueblos como lo hemos hecho nosotros. Si bien este estudio sugiere que no hay evidencia de que aquellos señalados con esta etiqueta perjudicial no cooperaran, no explica por completo por qué tales acusaciones permanecen en algunos casos y no en otros.
Nuestra conclusión es que las acusaciones de brujería tienen su origen en la competencia entre los hogares. Esta forma de señalar a la gente puede haberse usado para adelantar a sus rivales y obtener ventajas competitivas en cuanto a reproducción o recursos. Sin embargo, los orígenes de dichas competencias pueden variar según el caso.
También puede haber otras explicaciones. En todo el mundo existen diferentes concepciones para la brujería y comparten muchas características comunes. Por ejemplo, las mujeres de mediana edad son las víctimas más comunes y son frecuentes los casos de acusación de envenenamiento. Sin embargo, también hay muchas diferencias.
Otra idea sobre los orígenes de las denuncias de brujería es que son comunes cuando las instituciones patriarcales intentan establecer su dominio sobre las matriarcales. Es algo que también podría aplicarse en este caso, puesto que el budismo, la religión más común en la zona, está dominado por hombres, mientras que la estructura social tradicional de la región es "matrilineal", donde el linaje suele tener sus orígenes en los miembros femeninos de la familia.
Una perspectiva patriarcal de las acusaciones de brujería también podría explicar la prevalencia de las mujeres como víctimas tanto en las sociedades tradicionales como incluso en contextos modernos que nos pueden recordar a las "cazas de brujas", como el acoso en Internet dirigido específicamente hacia las mujeres.
Cuanto más investiguemos sobre el tema, mejor podremos llegar a comprender y abordar los mecanismos que se esconden detrás de estas prácticas que pueden ser devastadoras para las mujeres de todo el mundo.
Autor: Ruth Mace, University College London.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.