Caos, parálisis, camiones vacíos: las exportaciones de Reino Unido se hunden un 68% tras el Brexit

Dover Puerto
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Todas aquellas previsiones sobre las consecuencias que el Brexit tendría en la economía del Reino Unido han resultado ser ciertas. Al menos a corto plazo. Un mes después de concretar su salida de la Unión Europea, las exportaciones de las islas hacia el continente se han desplomado un 68%. Los motivos son variados, pero uno, como ya vimos a cuenta del pescado podrido en los puertos, es fundamental: el papeleo está haciendo al vida imposible a los vendedores ingleses.

Las cifras. Las ofrece una de las principales asociaciones de transportistas del país. Entre el 65% y el 75% de los camiones que llegan al archipiélago procedentes de la Unión Europea regresan vacíos, sin ningún bien que transportar al inmenso mercado continental. La mayor parte de empresas británicas han ralentizado o detenido su comercio al otro lado del canal fruto de las trabas burocráticas. Reino Unido cuenta con 10.000 agentes de aduanas... Un quinto de lo que necesita realmente.

La economía. La consecuencia directa son unas exportaciones disminuidas al 68% durante el primer mes del año, un drama para la balanza comercial británica. Antes de abandonar la Unión Europea, Reino Unido adquiría más bienes del continente de los que exportaba (unos €425.000 millones frente a €334.000 millones). Hoy el desequilibrio es mayor. El 43% de todos los productos exportados por el país eran europeos; la repentina parálisis del comercio pone en peligro a miles de negocios.

¿Solución? Sucede que Reino Unido no contaba con la infraestructura necesaria para agilizar un comercio ahora trabado por las inevitables obligaciones burocráticas de la Unión Europea. La situación podría agravarse a partir del 1 de julio, cuando el gobierno británico tiene previsto introducir nuevos controles en las importaciones provenientes de la Unión Europea. Según la Asociación Británica Portuaria, es improbable que el personal o la técnica necesaria estén listos para entonces.

Dover se aboca así a más y más fotografías de camiones varados en los puntos fronterizos; colas interminables; y pescado podrido.

A pie de calle. Es el sector pesquero el mejor ejemplo de la pesadilla comercial en la que se ha convertido el Brexit. Como vimos hace unas semanas, las principales lonjas del sur de Gran Bretaña han quedado vacías. El papeleo necesario para cruzar la frontera es doblemente oneroso para los pescadores ingleses por el carácter fresco de su negocio, al obligarles a controles más rigorosos y al poner una fecha de caducidad insalvable en sus productos. El problema tiene un impacto real en los ciudadanos británicos, muchos de ellos ex-partidarios del Brexit.

Lo ilustra el testimonio de este pescador de Devon, en Cornualles:

Sus palabras:

Si pudiera volver atrás en el tiempo, ¿habría votado por salir de la Unión Europea? Por supuesto que no. Hubiera preferido quedarme por el futuro de mi familia (...) Creo que yo y muchos otros cometimos un error. Pensé que tendríamos un mejor futuro, para mí y para mis hijos y para mis nietos. Para ser independientes, para tener nuestros propios caladeros, para que Europa dependiera de nosotros. La realidad es que a 20 de enero aún tenemos que enviar un cargamento a Europa desde Reino Unido. Ha sido una completa pesadilla.

La realidad es que era Reino Unido quien dependía de la Unión Europea, y no al revés. El 70% del pescado capturado en las aguas y caladeros británicos se destinaba al continente, ante la baja demanda interna. "Reino Unido no quiere el pescado que capturamos", añade, "olvídate de las 100 toneladas de moluscos que llegaban a Brixham. El 95% del total se exporta cada semana. No puedes vender moluscos en Reino Unido".

Defensa. La peor consecuencia del Brexit ha resultado ser el papeleo. Aunque el ejecutivo se defiende. Fuentes internas han explicado a The Guardian que sus cifras distan de las ofrecidas por los transportistas, fijando la caída de las exportaciones en apenas un 5% respecto a lo habitual. Más allá de la batalla por el relato, natural en un gobierno que siempre defendió un comercio "sin trabas" una vez se firmara el acuerdo, la realidad del Brexit parece haber alcanzado al fin a Reino Unido. Al menos hasta que haya más agentes tramitando papeles en la frontera.

Imagen: GTRES

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