Las bebidas de cannabis quieren ser el nuevo alcohol, pero hay un problema: aún colocan demasiado

cerveza cannabis
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2018 fue un año de parcial explosión para la industria del cannabis. La legalización a escala nacional impulsada por Canadá, el vertiginoso crecimiento de algunas de las principales empresas y la regularización del cultivo de cáñamo en Estados Unidos apuntan hacia un triunfo, en el medio palzo, global. Pero aún repleto de obstáculos. 

¿Cuáles? Uno destaca por encima de otros: el alcohol. La industria lleva años experimentando con bebidas inspiradas en la marihuana. Son dosis más pequeñas ingeridas por vía oral, idóenas para situaciones informales y un consumo ocasional. Hay multitud de iniciativas a pequeña y gran escala que aspiran a llegar a los mercados canadienses y estadounidenses.

El problema. Tienen un largo recorrido por delante. Mientras el alcohol se absorbe en sangre y se metaboliza de forma rápida, los componentes psicotrópicos del cannabis se digieren. ¿Qué sucede? Que los efectos tardan más en manifestarse, y cuando lo hacen son más espectaculares. Es un colocón más lento, engañino y difícil de controlar.

Cuando llega, llega de golpe. Poco ideal para un trago informal.

La solución. Diversas empresas, como Canopy Growth o Cannabiniers, llevan cierto tiempo investigando el problema. Los últimos han lanzado TwoRoots, un producto que combina las técnicas tradicionales de fermentación con cáñamo y cannabis. El objetivo es lograr efectos relajados, ligeros e inmediatos, similares a los de cualquier cerveza.

Cannabiniers afirma que la sustancia se activa a los diez minutos de consumir la bebida, y que no duran más de hora y media.

El futuro. Se espera que Canadá legalice las bebidas infusionadas de cannabis a lo largo de 2019. De ahí que la industria haya entrado en una carrera tecnológica para solventar el problema del colocón tardío. Canopy Growth dice tenerlo todo preparado para colocar en el mercado cinco líneas de bebidas infusionadas distintas a partir del verano.

¿Quién lo paga? Paradójicamente, la competencia. Constellation Brands, una de las principales productoras de bebidas alcohólicas en Estados Unidos, compró parte de Canopy el año pasado. El consumo de alcohol cotiza a la baja, y la industria del alcohol, al igual que la del tabaco, necesita diversificar antes de que sea demasiado tarde.

¿La solución? Apostarlo al previsible caballo ganador: el cannabis. Aunque de momento tengan mucho trabajo que hacer.

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