72.000 vehículos, 350.000 rifles, 100 helicópteros: todo lo que se han quedado los talibanes de EEUU

Talibanes Armas
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La salida de Estados Unidos de Afganistán es desde ya uno de los acontecimientos geopolíticos más importantes del último cuarto de siglo. Al vacío de poder le ha acompañado el ascenso, o más bien el regreso, de los talibanes, antaño grupo insurgente y hoy facción organizada con propósito de gobierno. ¿Hasta qué punto su acceso al poder supone un foco de inestabilidad para la región y, por extensión, para el resto del mundo? Aún no lo sabemos. Pero hay motivos para la inquietud.

Lo que queda. Entre otros motivos por el arsenal recopilado por los talibanes en su conquista de Afganistán. Allá donde caía o se rendía un destacamento entrenado por el ejército estadounidense también lo hacían miles y miles de armas y vehículos militares. The Times ha puesto cifras al fenómeno, aunque no son oficiales: 22.000 humvees; 42.000 camionetas y SUVs; 8.000 camiones; 350.000 rifles de asalto; 126.000 pistolas; 176 piezas de artillería pesada; 169 tanques.

La punta del iceberg de un premio aún mayor: los talibanes también se han quedado con 33 helicópteros Mi-17, 33 helicópteros UH-60 (los famosos Blackhawk), 43 helicópteros MD530, cuatro aviones C-130, 23 aviones A29 SuperTucano y una treintena de avionetas Cessna 208.

Premio gratis. Una conclusión obvia del fenómeno: los talibanes hoy están mejor armados. Este reportaje de NBC arroja algo de luz sobre el proceso de "adquisición" de los bienes. Muchos de los vehículos habían sido entregados por el ejército estadounidense al afgano, tras años de entrenamiento y con la esperanza de que pudieran resistir la clase de ofensiva que ha terminado con la caída del gobierno. A su llegada a las bases, los talibanes se toparon con cajas sin precintar de material. En el camino, sus soldaros dejaron de posar con las icónicas AK-47 para hacerlo con M26.

Mucho dinero. En cierto sentido, el accidental rearme de los talibanes es una consecuencia directa de las toneladas de dinero invertido por Estados Unidos en una guerra que no podía ganar. Según los datos facilitados por la administración en 2017, el país envió 600.000 armas ligeras, 76.000 vehículos y unos 208 aviones a Afganistán entre 2003 y 2016. Sólo en material bélico el Departamento de Defensa se dejó unos $80.000 millones en 20 años. Gran parte de esa inversión, destinada al fallido ejército afgano, se ha perdido para siempre. O mejor dicho, ha ido a parar a los talibanes.

Relativizando. Es grave, pero quizá no tanto. Los talibanes se han quedado con una parte menor del material aéreo. Gran parte de los aviones (unos 46) huyeron a Uzbekistán antes de que los talibanes pudieran acceder a ellos. Y pilotar un Blackhawk es una tarea compleja que requiere de años de entrenamiento . Como explica un ex-piloto en NPR, "alguien podría montarse, encontrar algún manual de uso y descubrir cómo poner en marcha el motor y poner el helicóptero en el aire. Pero serían más un peligro para ellos mismos que para cualquier otra persona".

Los helicópteros, camiones y aviones militares modernos son herramientas altamente tecnológicas. Hacerse con uno luce bien, y supone una victoria moral para un grupo insurgente, pero utilizarlo es otra historia. No pueden acceder a piezas de recambio para repararlos, problema menor en el caso de los humvees: son más fáciles de usar y tienen tantos que simplemente podrían desguazar unos para arreglar otros.

A ganar dinero. Dejando a un lado la obvia ventaja que supone quedarse con 350.000 rifles y su consecuente munición, ¿dónde está el peligro? En el negocio. Como explica un experto en inteligencia y política internacional a Politico, "gran parte del equipamiento va a terminar en las manos de Al-Qaeda y otros actores, es inevitable". Los talibanes necesitan dinero y pueden vender su reluciente armamento a grupos insurgentes y terroristas operativos en países cercanos, como Pakistán.

Sucede lo mismo con los helicópteros, aviones y otros aparatos muy sofisticados a los que no podrán dar uso. Sí podrán desmontar y vender sus piezas a compradores interesados en alta tecnología del ejército más avanzado del planeta.

Imagen: GTRES

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