La Revolución de Octubre cumple esta semana cien años. A tan trascendental evento, acontecido realmente en noviembre por obra y gracia del calendario gregoriano, le han seguido numerosas biografías recién editadas, documentales de toda condición y sesudos artículos en los que se intenta atisbar el carácter trágico, incomparable y transformativo del poder soviético.
Sin duda, los hechos que liquidaron el régimen zarista y que colocaron a Rusia frente a una exploración comunista jamás antes vista en la historia de la humanidad cambiaron la faz de Europa y del mundo para siempre. Los experimentos sociales soviéticos, que tan ambiciosos resultaban y que tantos millones de muertos se llevaron por delante, configuraron una nueva era política dominada por los totalitarismos y la lucha eterna entre clases e intereses políticos divergentes.
Y si bien Europa guarda un amargo recuerdo de aquellos años y de todo lo que envolvió a la revolución, bien es cierto que, a su albur se generaron pequeños espacios de luminosidad creativa y artística. De entre todas las artes fomentadas con éxito por la Unión Soviética, ninguna resultó tan icónica y emblemática como la cartelería propagandística. La Revolución de Octubre y sus años venideros nos legaron los carteles más memorables jamás publicados en el mundo.
Aprovechando la efeméride, hemos querido hacer un pequeño repaso a las múltiples formas que adoptaron. Desde el romanticismo naïve de sus inicios hasta las formas más totémicas del constructivismo de los años '30, pasando por el vanguardismo abstracto y el futurismo, la cartelería, si bien a un servicio político, alcanzó su epopeya de la mano de los artistas soviéticos, y se configuró como una herramienta comunicativa y de masas indispensable en unos años de pura transformación.
Estas son algunas de las piezas más notables del periodo. En ellas se articulan narrativas de toda clase: desde la llamada la frente hasta el culto a la personalidad a Lenin o a Stalin, desde el orgullo obrero fuertemente enraizado en la minería y en el carácter grandilocuente de la industria hasta la dignidad campesina de un país que, en dos décadas, pasó del arado al átomo. Obras de arte hijas de una época. Obras que, cien años después, son tan influyentes e insuperables como entonces.
"El trabajo es esencial, el rifle está cerca". Obra de V. Lebedev, se publicó durante los tensos años de la Guerra Civil que siguió a la Revolución de Octubre y que enfrentó a las fuerzas bolcheviques contra las restauracionistas.
"Un alfabeto es como un hombre ciego", de A. Radakov. También fruto de los años veinte, en un momento en que la Unión Soviética se preparaba para alfabetizar a las grandes masas obreras y campesinas aún iletradas en la Rusia zarista.
"¡Vergüenza a los llorones, flojos y sin fe!", cartel "motivacional" cuyo autor se desconoce, años '30.
Un cartel promocional de la lotería en los años '30.
"De la Rusia de la NEP una Rusia socialista emergerá", G. Klutsis, años '30. La pieza, obra del importante autor constructivista letón, hablaba de la transición de la economía de mercado, semi-capitalista de los años '20 al futuro plenamente socialista que esperaba. La transición la realizó Stalin una vez depurados sus principales enemigos políticos de forma cruenta.
"El camarada Lenin está barriendo la escoria de la Tierra", de V. Deni. Cartel de los años '20 muy icónico y frecuentemente copiado.
Este cartel de E. Lisitskii, influyente artista vanguardista, ilustra hasta qué punto las nuevas corrientes artísticas se mezclaron con la propaganda soviética. En este caso, el cartel venía a representar la cuña "roja" en el corazón "blanco", una alegoría de la Guerra Civil que enfrentaba a ambos bandos.
"Por el plan industrial, por completar el plan quinquenal en sólo cuatro años, contra la religión".
También hubo tiempo para la propaganda turística, como este cartel de N. Zhukov que daba la bienvenida al Cáucaso, tierra natal de Stalin.
"¡Adelante hacia la victoria!", un sentido cartel durante la Segunda Guerra Mundial de V. Koretskii.
"Las alas de la tierra soviética", de P. Sokolov-Skalya, publicado en 1941 en plena ofensiva nazi en la Unión Soviética.
"¡Ven con nosotros a la granja colectiva, camarada!". 1931.
"Todo el poder para los sóviets. Paz para el pueblo. Tierra para el campesino". Las líneas maestras del discurso soviético post-revolucionario, resumidas en un cartel modernista.
"Con gran trabajo cumpliremos con el plan", de G. Klustis. Otra pieza para motivar a los trabajadores de cara al ambicioso plan quinquenal.
"¡Todos los trabajadores escogen los sóviets!".
"El comité de cooperativas de consumidores apoya al Ejército Rojo". Póster bélico en pleno contexto de la Guerra Civil.
"¡Trabajadores, en alerta!". Un cartel anti-nazi.
"¡Abajo el fascismo en el mundo!". Otro cartel anti-nazi.
"Las juventudes comunistas, la brigada de emergencia del plan quinquenal". Toda la iconografía soviética, resumida en un cartel.
"¡Proletarios del mundo, uníos!". Durante los primeros compases de la Unión Soviética, Lenin aspiraba a internacionalizar la revolución, especialmente en Europa. Una política más pragmática en los años posteriores llevaría a los dirigentes a ocuparse de sus propios asuntos (hasta la Segunda Guerra Mundial y su posguerra), pero durante un breve tiempo carteles como este proliferaron.
Un legendario cartel de llamada a voluntarios en la Segunda Guerra Mundial.
"¡La Madre Patria llama!". Stalin enmarcó la invasión nazi dentro de una lucha patriótica contra la ocupación extranjera, y de ahí las fervientes llamadas al sentimiento nacionalista en carteles como este durante la Segunda Guerra Mundial.
"Los diez comandantes del proletariado".
El culto a la personalidad fue un aspecto clave de la propaganda soviética tanto bajo el mandato de Lenin como bajo el de Stalin.
"Con armas derrotaremos al enemigo, con duro trabajo tendremos pan. ¡A trabajar, camaradas!". Cartel de los años '20.
Un cartel celebrando la toma de Berlín en 1945.
Un épico cartel de 1941 llamando a la defensa de Moscú ante la invasión nazi.
"Larga vida a la Tercera Internacional Comunista, de un Octubre rojo a la revolución mundial". Cartel de principios de los años '20.
"La vigilancia es nuestra arma", de I. Setebryanyi, publicado en 1941.
La prominencia del obrero frente a las fuerzas que lo subyugan, en 1930.
La cultura fue un aspecto crucial de la política soviética.
"Defender la URSS", V. Kulagina, 1930.
"Muerte al capitalismo", de V. Deni.
"La realidad de nuestro programa es la gente real, estamos unidos", de G. Klustis, publicado en 1931.
Cartel anónimo contra el consumo de alcohol. Tras unos años de cierto libertinaje, las libertades e incluso la moralidad se hicieron más restrictivas en la Unión Soviética.
Un cartel de 1944 llamando al esfuerzo laboral para alimentar al hambriento Ejército Rojo.
Cartel conmemorativo de la revolución, ya centenaria.
Un cartel de 1968 anti-estadounidense, de E. Artsrunyan.
Un cartel que, como tantos otros, glorificaba la figura del obrero durante los primeros años del comunismo.
La cartelería abarcaba todos los aspectos de la vida soviética, como este de V. Koretskii en el que se promociona el atletismo.
Otro cartel de la Gran Guerra Patriótica, de I. Rabichev.
Un cartel constructivista dedicado a Lenin.
"¡Todos defienden Petrogrado! El enemigo está a las puertas". Un cartel de N. Kochergin de 1919 en el que se llamaba a la defensa de, por aquel entonces, la precaria revolución.