No es Estados Unidos la meca del transporte público. Pese a que sí cuenta con algunos de las redes de tren ligero más alucinantes del planeta, como la del área metropolitana de Nueva York, la mayoría de sus ciudades están pensadas por y para el coche. Desplazarse por Los Ángeles o por Dallas es más práctico y sencillo a lomos de un automóvil que en una de las escasas, infrecuentes y poco dotadas líneas de autobús que recorren sus barrios. Hay mucho de herencia cultural y de coste/beneficio.
¿Significa esto que Estados Unidos no sabe hacer grandes redes de transporte público? No. Significa que no quiere hacerlas. El ejemplo más nítido de todo esto es Disney World, por extraño que parezca.
El mayor espacio recreativo del mundo, visitado anualmente por unas 60 millones de personas, es también un ejemplo en materia de movilidad urbana. Antes de desgranarlo, algunos datos para comprender su alucinante dimensión: cuenta con cuatro parques temáticos distintos; con dos parques acuáticos; con 27 hoteles y resorts a su nombre más otra decena privados; y con Disney Springs, una suerte de centro comercial gigante plagado de restaurantes y otros espacios de ocio.
Disney World se extiende a lo largo de 100 kilómetros cuadrados entre dos municipios distintos de Florida. Es la principal fuente de ingresos del mayor emporio del entretenimiento jamás concebido. Su papel dentro de la cultura popular estadounidense es descomunal, hasta el punto de que cuenta con algunas protecciones especiales por parte del gobierno (como la prohibición de sobrevolarlo con cualquier aparato, incluidos drones, sólo extendida a edificios de especial importancia estratégica como Camp David).
Decir que es "grande" es quedarse corto.
Dadas sus dimensiones y su carácter nítidamente norteamericano, Disneyworld permite a sus visitantes desplazarse en coche por el interior de su vasto complejo. Pero también ofrece una alternativa más práctica, más cómoda y más barata, hasta el punto de ofrecerla a coste cero: una sorprendente red de líneas de autobús, trenes, monorraíles y conexiones fluviales. Por tamaño y uso diario, Disneyworld cuenta con una de las mejores y más usadas redes de transporte de Estados Unidos.
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Como explica Hayden Clarkin, aficionado a todo lo relativo al transporte público, el complejo tiene a su disposición más de 350 autobuses, doce trenes distintos y varios barcos. Para entender su verdadero tamaño es útil acudir a este mapa no-oficial elaborado por unos cartógrafos aficionados y siguiendo el diseño habitual para todas las líneas de metro del mundo. Hay tres líneas de tren ligero distintas; doce líneas de autobús; un tren circular; cinco lagos comunicados con barcos; y varias sendas caminables. Los buses conectan todo-con-todo en Disney World, de tal modo que puedes desplazarte gratis desde cualquier punto del complejo hasta cualquier otro.
Sus cifras de uso son igualmente alucinantes. Pre-pandemia, más de 130.000 personas utilizaban diariamente sus trenes ligeros. Por número de pasajeros se cuenta entre los quince sistemas de transporte más utilizados de Estados Unidos, por encima de la red de autobuses de Dallas, el condado de Orange, Phoenix, San José, Cleveland o la propia Orlando, la gran ciudad más próxima al complejo. En términos agregados, los buses y trenes de Disney World mueven a más personas a diario que los de Oakland, una de las ciudades más importantes lindantes con San Francisco.
Claro que Estados Unidos sabe hacer redes de transporte público gigantescas y eficientes. Siempre y cuando no sirvan a propósitos... Públicos.