Wikileaks ha revelado la existencia de 17 documentos secretos que proceden de las igualmente secretas negociaciones del Trade In Services Agreement (TISA). Este acuerdo se lleva forjando desde 2013 e implica a 23 países, la mayoría occidentales (con EE.UU. y la Unión Europea como referentes), y que en conjunto suponen dos terceras partes del PIB global.
Quedan fuera de ese acuerdo países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y este parece un pacto diseñado por y para las potencias occidentales. El acuerdo TISA se complementa con el Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP), que es a su vez complemento del Trans-Pacific Partnership (TPP). Todos ellos establecen una serie de normas cuyo objetivo es el de "eliminar barreras" para las empresas y darles así más margen de maniobra. Todos esos pactos tienen algo en común: los usuarios y los ciudadanos de todas esas economías -reconvertidos a consumidores- y sobre todo sus datos están aún más a merced de las empresas, con unos estados que perderían capacidad reguladora.
Pactos a espaldas de los ciudadanos
Entre otras cosas, porque entre las medidas que se proponen tomar están las del libre tráfico de datos personales -por ejemplo los de usuarios de la Unión Europea a Estados Unidos- que hasta ahora nos protegía del acceso directo a ellos por parte de gobiernos y organismos extranjeros. La Unión Europea parecía velar por esos intereses de cara a los usuarios, pero estos pactos muestran otra cara distinta de los responsables de la Unión. Según la Electronic Frontier Foundation, TISA "promulgará reglas globales que afectan a Internet sin pasar por los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas a los parlamentos nacionales. La única diferencia es que su atención se centra en los servicios, y no en los bienes".
Eurodiputados españoles como Ernest Urtasun contaba su experiencia el tratar de acceder a documentos confidenciales de los EE.UU. a través del tratado de comercio TTIP. "Todas las condiciones que nos obligan a seguir para entrar en la sala son contrarias al parlamentarismo y la democracia", contaba entonces, y solo era un pequeño ejemplo del tipo de control que este pacto fomenta. Las consecuencias en apartados como el comercio electrónico son claras en temas como la protección de nuestros datos:
Ninguna de las Partes podrá prohibir a un proveedor de servicio de otra Parte transferir, [acceder, procesar o almacenar] información, incluyendo información personal, dentro o fuera del territorio de esa Parte, donde esa actividad se lleve a cabo en línea con la conducta de negocio del proveedor del servicio.
O lo que es lo mismo: a la Unión Europea se le prohibiría ese requisito de que empresas americanas como Google o Facebook mantuvieran los datos de ciudadanos europeos dentro de la Unión. La EFF de nuevo pone un ejemplo claro: la TISA "incluye una prohibición a las leyes que como decíamos requieren que los proveedores de servicio almacenen los datos localmente, lo que algunos países han utilizado como mecanismo de protección de información personal sensible, como los datos sanitarios, de forma que no puedan ser espiados en suelo extranjero. Aunque hay argumentos a favor y en contra de tales leyes, es inapropiado que un acuerdo internacional secreto como TISA elimine estos debates tan importantes".
Algo similar ocurriría con las infraestructuras informáticas de cada país y servicio. Las empresas y los países podrían establecer sus bases de operaciones informáticas en cualquier otro país sin problema alguno. Las cosas también se ponen confusas en el terreno de la defensa del Software Libre:
Ninguna parte podrá requerir la transferencia de, o el acceso a, el código fuente o el software que es propiedad de una persona en otra de las Partes, como condición para proporcionar servicios relacionados con ese software en su territorio.
En el ejemplo que propone de nuevo la EFF, la seguridad de los routers de usuarios no podría ser evaluada por terceras partes para mejorarla o contribuir a parches de seguridad. Esto ocurre actualmente en esos dispositivos ya que muchos de ellos se basan en software cubierto por la GPL, pero el TISA prohibiría tales actuaciones. El acuerdo parece apuntar a que las administraciones no podrían exigir que sus proveedores usen software libre o sean software libr, pero también hay otra interpretación: que la UE no podrá exigir el acceso a código fuente de programas propietarios al elegirlos y usarlos como hizo en el caso contra Microsoft de hace unos años.
Aunque existen matices para todos estos temas, el problema fundamental es que ese debate se debería hacer de forma pública y global para que participaran todos los países interesados. Como también indican desde la EFF, "bloquear leyes nacionales a través de leyes internacionales es algo que debe hacerse con moderación. De hacerse, debería procederse a través de un proceso transparente que permita a los usuarios tener voz en él. Lo que tenemos aquí es la antítesis total de eso. Las negociaciones a puerta cerrada de la TISA están diseñadas para establecer diversas reglas específicas de la tecnología, reglas que atarían a los países en décadas venideras".
Vía | Ars Technica
Más información | Wikileaks
En Xataka | Si eres paranoico respecto a la seguridad y la privacidad, tenías razón
Ver 19 comentarios