EEUU y el CERN han firmado un acuerdo histórico. Uno que nos anticipa el potencial del Futuro Colisionador Circular

  • Si todo va según lo previsto el LHC de alta luminosidad estará listo a finales de esta década. En 2029, o, a lo sumo, en 2030

  • El propósito del CERN es que el FCC sea capaz de alcanzar durante la segunda etapa del proyecto una energía de 100 TeV

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La fotografía de portada de este artículo es histórica. De eso no cabe la menor duda. La mujer de la izquierda es Deirdre Mulligan, la subdirectora principal de la Oficina de Ciencia y Tecnología de EEUU, y la de la derecha es Fabiola Gianotti, la directora general del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear). Esta fotografía fue tomada hace apenas unas pocas semanas, en abril, en Washington D. C. (EEUU), y en ella podemos ver a ambas responsables firmar una Declaración Conjunta de Intenciones.

Esta no es ni mucho menos la primera vez que el CERN y EEUU pactan un acuerdo de colaboración. Durante las últimas décadas han prosperado varias iniciativas parecidas a esta que perseguían afianzar la colaboración científica entre el CERN, que es una institución europea, y el país actualmente dirigido por Joe Biden. Sin embargo, este acuerdo es muy especial. Y lo es porque formaliza el compromiso de los científicos estadounidenses con Europa a la hora de construir y utilizar el Futuro Colisionador Circular (FCC), una máquina de vanguardia que nos invita a otear el futuro de la física de partículas con optimismo.

El FCC pretende llegar allí donde no llegará el LHC de alta luminosidad

Si todo va según lo previsto el LHC de alta luminosidad (HL-LHC por su sigla en inglés) estará listo a finales de esta década. En 2029, o, a lo sumo, en 2030. Este acelerador de partículas será una herramienta fundamental para los físicos del CERN en la búsqueda de la tan ansiada nueva física que con un poco de suerte nos llevará más allá de los sólidos muros del modelo estándar. Ponerlo a punto no es sencillo, pero, afortunadamente, los ingenieros y los científicos involucrados en su diseño y su construcción ya han superado varios desafíos importantes que nos invitan a mirar hacia adelante con esperanza.

El FCC tendrá una circunferencia de 91 km (la del actual LHC mide 27 km), y su construcción arrancará en 2038

No obstante, el plan de los físicos del CERN no acaba con el HL-LHC. Cuando finalmente concluyan todos sus ciclos de operación esta institución planea construir el FCC, un acelerador mucho más grande y capaz de llegar a energías mucho más altas. Presumiblemente tendrá una circunferencia de 91 km (la del actual LHC mide 27 km), y su construcción arrancará en 2038. El propósito de los físicos del CERN es que el FCC sea capaz de alcanzar durante la segunda etapa del proyecto una energía de 100 TeV (teraelectronvoltios). Para formarnos una idea precisa acerca de qué estamos hablando solo tenemos que recordar que el LHC actual trabaja con una energía de 16 TeV.

Algunas de las preguntas que los físicos del CERN tienen la esperanza de poder responder con la ayuda del HL LHC son qué es y qué propiedades tiene la materia oscura, por qué los neutrinos tienen masa y por qué no hay antimateria en el universo. No cabe duda de que son preguntas apasionantes. Aún es pronto para concretar con precisión qué preguntas podrán responder con la ayuda del FCC, pero no cabe duda de que la energía con la que trabajará debería permitirles llegar más lejos que el HL-LHC. De hecho, es probable que la nueva física que con un poco de suerte llegará gracias a este último acelerador de partículas les dé ideas acerca de dónde merece la pena indagar con el FCC.

Según las previsiones del CERN el FCC costará 20.000 millones de euros. Puede parecer mucho dinero, pero si tenemos presente que será una máquina que persigue afianzarse como una herramienta fundamental en la elaboración de física de vanguardia no lo es. Es una inversión muy razonable. De hecho, construir y equipar una fábrica de chips de última generación puede costar mucho más. La que Intel planea construir en Magdeburgo (Alemania) tendrá un coste de 30.000 millones de euros. Si finalmente el FCC es aprobado y logra alcanzar su cometido el conocimiento que nos entregará en el ámbito de la ciencia básica justificará plenamente el dinero invertido en él.

Imagen | Departamento de Estado de EEUU

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