La primera webcam de la historia se inventó hace más de 30 años. Y su propósito era vigilar una cafetera

"A veces pienso que nada en lo que vuelva a participar en mi vida tendrá tanta repercusión y fue solo la idea loca de una tarde", confiesa uno de sus creadores

Earlybird Coffee Je Moid38su Unsplash
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A comienzos de los años 90 Quentin Stafford-Fraser y Paul Jardetzky, investigadores ambos de la Universidad de Cambridge, tenían un problema tan mundano como fastidioso. Para afrontar sus largas jornadas de trabajo necesitaban café, mucho y recargado café, y en su edificio solo tenían una única cafetera que prestaba servicio a los trabajadores repartidos por varias plantas.

Ocurría con frecuencia que cuando Stafford-Fraser, Jardetzky o cualquier otro de los investigadores del área de informática la Universidad de Cambridge llegaba a la sala donde estaba la jarra se encontraba con que el café se había esfumado, lo que derivaba en el consiguiente cabreo y frustración. Nada que no ocurra con frecuencia en otras oficinas aún hoy, recién estrenado 2024.

Si el caso de Stafford-Fraser y Jardetzky es especial y se ha colado en los libros de historia de la tecnológica es porque ellos no se resignaron a quedarse sin su dosis de cafeína. Los expertos tiraron de sus conocimientos de informática e instalaron la hoy considerada como primera webcam del planeta, un dispositivo pionero que se creó para… ¡Exacto!, vigilar que la cafetera no estuviese vacía.

Todo por un poco de café

Trojan

El episodio se remonta a los albores de la década de los 90, cuando, como recordaría años después el propio Stafford-Fraser, la World Wide Web era "poco más que un destello en los ojos del CERN". El experto trabajaba en la Sala Trojan, parte del Laboratorio de Computación del centro, junto a Jardetzy y otros colegas con los que se veían obligados a compartir una cafetera situada fuera de la sala.

No solo eso. Si malo era organizarse con el resto de sus colegas de sección para garantizar el aprovisionamiento de cafeína, Stafford-Fraser y Jardetzy se veían obligados además a compartir el electrodoméstico con compañeros de oficinas situadas en otras plantas del edificio, gente a la que no le quedaba más remedio que subir y bajar tramos de escaleras para llegar a la dichosa máquina.

"Éramos alrededor de 15 y como éramos unos académicos pobres y empobrecidos solo disponíamos de una máquina de filtros de café para todos situada en el pasillo, justo fuera de la Sala Trojan", comenta Stafford-Fraser: "Algunos trabajaban en otras partes del edificio y tenían que recorrer tramos de escaleras para llegar a la cafetera, un viaje que a menudo resultaba infructuoso".

¿Solución? Tirar de ingenio.

Stafford-Fraser y Jartdetzky decidieron aprovechar sus conocimientos técnicos e idear una solución en apariencia tan simple como genial. Tanto, de hecho, que la recordemos aún hoy, más de tres décadas después, y a menudo suele señalarse como el nacimiento de una herramienta tan popular como las webcams.

"Fijamos una cámara a un soporte, apuntamos con ella a la cafetera del pasillo y pasamos los cables por debajo del suelo", explica Stafford-Fraser en declaraciones a IFL Science. El invento consistía básicamente en una cámara de escala de grises de 128x128 px y se completó con un programa servidor que capturaba imágenes de la cafetera de la discordia cada pocos segundos con varias resoluciones.

Trojan Room Coffee Pot Xvcoffee Última imagen captada por la cámara.

Luego se encargaron de preparar un programa que cualquiera de sus colegas pudiese ejecutar, se conectase al servidor y mostrase una imagen de la cafetera del tamaño de un icono en el margen inferior de la pantalla. Más claro, agua para café.

La BBC precisa que la cámara capturaba imágenes tres veces por minuto. Había nacido el programa XCoffee. Pero aún quedaba otro capítulo igual de interesante para el desarrollo de las webcams, uno que no llegó hasta 1993 y de la mano de otros experto, investigador y enamorado de la cafeína: Martyn Johnson.

Johnson no estaba conectado a la red interna del laboratorio de Cambridge, así que no podía recibir aquellas imágenes actualizadas sobre el estado de la famosa cafetera de la Sala Trojan. Picado por la curiosidad investigó el código del servidor. "Simplemente construí un pequeño script alrededor de las imágenes capturadas”, rememora: "La primera versión tenía 12 líneas de código, probablemente menos, y simplemente copiaba la imagen más reciente al solicitante cuando se la pedían".

El 22 de noviembre de 1993 la imagen de la cafetera llegó a la red mundial. Lo que mostraba era una imagen granulada en una escala de grises de una cafetera llena, vacía, medio llena o medio vacía, dependiendo; nada emocionante ni trepidante, pero sí lo suficientemente interesante como para que acabase convirtiéndose en un pequeño gran fenómeno de los anales de Internet. Como recuerda la BBC, con el tiempo millones de aficionados a la tecnología de todo el mundo se conectaron para ver aquella curiosa cafetera que había traído de cabeza a Cambridge.

"A veces pienso que nada en lo que vuelva a participar tendrá tanta repercusión y fue solo una idea loca de una tarde", explicaba en 2012 Stafford-Fraser a la cadena británica. Lo de consultar las provisiones de café de Cambridge a través de aquella primitiva cámara se convirtió en una práctica más o menos popular hasta que a finales de agosto de 2001 sus responsables decidieron desconectarla.

Si intentas acceder a la retransmisión a través de la web de la Universidad de Cambridge verás un mensaje acompañado de la imagen final de la webcam, una estampa borrosa en la que puede verse una mano. "La máquina Trojan Room Coffee se apagó a las 0945 UTC del miércoles 22 de agosto de 2001", explica.

"El software se estaba volviendo imposible de mantener", aclara Johnson. Una década de retransmisión no está nada mal en cualquier caso para una solución improvisada por un par de investigadores deseosos de beber café.

La cafetera acabó subastándose, por cierto, y alcanzó el precio de lo que es: una pequeña gran joya de la historia informática. Durante la puja llegó a ofrecerse por ella ni más ni menos que 3.350 libras esterlinas, unos 3.800 euros.

Imágenes: Earlybird Coffee y Wikipedia

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