Cuentan las crónicas que la cámara Polaroid nació por la impaciencia de la hija pequeña de su inventor, Edwin Herbert Land. Ella quería ver la fotografía que le habían hecho enseguida y su padre ideó la Polaroid Land 95, la primera cámara instantánea de la historia.
La historia de la fotografía no sería igual sin las famosas Polaroid. Su reinado empezó en 1948 y terminó cuando se impuso la fotografía digital. Sacaron muchos modelos, como la mítica SX-70. Pero la que lo empezó todo fue la Polaroid Land 95, el primer modelo que costaba casi 100 dólares de entonces.
El nacimiento de un mito
La Polaroid Land 95 fue la primera cámara con película instantánea que se comercializó. Estuvo en las tiendas hasta 1954, cuando se presentaron las nuevas versiones, con las que es fácil confundirla si no tienes mucha experiencia en este mundo. Trabajaba con una película en rollo que permitía hacer 8 disparos de 7,2 x 9,5 cm que ya es difícil, por no decir imposible, de encontrar.
Todos los que peinamos canas, o se han tenido que olvidar del peine para siempre, hemos contribuido a la magia de una Polaroid. Era una experiencia distinta conseguir la fotografía momentos después del disparo. Sacudir el papel (aunque no servía para absolutamente nada) y ver cómo se formaba la imagen ante nuestros ojos.
Incluso en plena vorágine digital, algunas marcas siguen el camino marcado por Polaroid, como las Instax de FujiFilm, aunque las cámaras no tienen el glamour de los modelos de la marca americana. Lo malo es el precio final de cada fotografía.
La Polaroid Land 95 recibe el nombre de su creador, Edwin Herbert Land. Su diseño no se aleja mucho de las cámaras de fuelle de los años 20 y 30, con la intención de darle esa imagen profesional de aquellos modelos míticos. De esta época son la Leica M3, la Canon II S2 o la Nikon S2, el momento dorado de las telemétricas.
Fue el invento de uno de los químicos más ingeniosos de la segunda mitad del siglo XX, capaz de llevar una empresa dedicada a las gafas de sol polarizadas a marcar una época en la fotografía. Se jubiló en 1981, después de presentar más de 500 patentes (solo presentó más Thomas Edison).
La marca ha desaparecido, como pudimos ver en este documental, pero seguimos hablando de polaroids cuando nos referimos a la fotografía instantánea. Esta cámara fue la que empezó todo. Y ni siquiera la fotografía digital hace que nos olvidemos de ella.
Cómo es la Polaroid 95
No era precisamente barata, pero costaba menos que las cámaras que hemos nombrado, que rondaban los 400 dólares. Es verdad que eran cámaras profesionales, pero esta Polaroid pesaba casi dos kilos y tenía una altura de 24 cm. Algo impresionante y necesario porque tenía en su interior un sistema de rodillos que movían la película, rompían las bolsas de los químicos y muchas más cosas que sucedían en un modelo muy complejo.
Estamos ante una cámara con un objetivo de 135 mm f11 muy sencillo, con tan solo tres lentes. El obturador solo tenía cuatro velocidades, desde 1/8 hasta 1/60 y solo se podía enfocar por estimación. Es decir, calculabas la distancia a ojo de buen cubero y rogabas que el diafragma diera la profundidad de campo necesaria para lograr una imagen enfocada.
Para exponer no quedaba más remedio que leer el manual, pues no se exponía como siempre, con el diafragma y la velocidad de obturación, sino una numeración del 1 al 8, para cambiar tanto el diafragma como la velocidad de obturación.
Su funcionamiento es complejo, como podemos ver en el manual de la cámara. Había que meter el rollo en el interior y para hacer una fotografía, había que separar el negativo (que se exponía) del positivo en primer lugar. Después de apretar el disparador, el fotógrafo tenía que abrir otra pestaña para unir de nuevo el negativo con el positivo y romper los contenedores de los químicos.
Tocaba esperar entonces unos 60 segundos para que la imagen se revelara. Posteriormente, había que abrir otra pestaña para sacar el positivo después de separarlo del negativo. Así conseguías una imagen en blanco y negro al momento, para enseñar a todo el mundo.
Tuvo tanto éxito que enseguida salieron nuevas versiones. Solo de este modelo se fabricaron un millón, por lo que su valor en el mercado actual es muy bajo. Por menos de 100€, puedes comprarla de segunda mano y tener un trozo de historia fotográfica en tu casa.
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