La vida en Marte no será fácil. Nada fácil. Especialmente para los primeros astronautas que viajarán al planeta rojo. A los rigores de su clima, endurecido por una temperatura media muy poco amable de -46 ºC que puede llegar a un valor mínimo de -87 ºC, se une una atmósfera extraordinariamente rica en dióxido de carbono e intimidantemente pobre en oxígeno.
No obstante, estas no son las únicas dificultades a las que se enfrentará el ser humano cuando coloque sus pies en este mundo tan cercano y tan distante a la vez.
Los recursos de los que dispondrán las personas que formarán parte de las primeras misiones tripuladas a Marte serán muy escasos. Terriblemente escasos. No podrán permitirse desperdiciar la más mínima cantidad de oxígeno, agua, energía o víveres. Y, para rizar el rizo, cuando necesiten comunicarse con la Tierra se verán obligados a armarse de paciencia.
El desfase de las comunicaciones también plantea un desafío
Cualquier mensaje que envíen tardará 11 minutos en ser recibido debido a que es el tiempo que invierte una señal que viaja a la velocidad de la luz en recorrer los casi 480 millones de kilómetros que separan Marte y la Tierra. Puede parecer que 11 minutos de desfase no es mucho tiempo, pero lo es si se produce una emergencia y los astronautas necesitan recibir instrucciones para saber cómo deben reaccionar.
Además, como es lógico, el mensaje con la respuesta procedente de la Tierra tardará otros 11 minutos en llegar a Marte. Aunque asumamos que el control de misión reaccione de forma instantánea y envíe sus instrucciones nada más recibir la consulta procedente del planeta rojo, algo que es sencillamente imposible, los astronautas se verían obligados a esperar un total de 22 minutos. Y esto implica que si la emergencia es acuciante probablemente tendrán que decidir por su cuenta cómo deben proceder.
Los técnicos de NASA son perfectamente conscientes de la interminable ristra de dificultades, algunas difíciles de prever, a las que se enfrentarán los miembros de la primera tripulación que viajará a Marte, por lo que han planificado tres misiones de un año de duración cada una que, precisamente, simularán todos los rigores impuestos por la vida en este planeta.
Todas ellas se llevarán a cabo en el Centro Espacial Johnson que tiene NASA en Houston, y las cuatro personas que constituirán la tripulación de cada misión deberán vivir en un módulo fabricado por una impresora 3D y denominado Mars Dune Alpha.
Durante cada misión no solo tendrán que asumir las dificultades y la escasez de recursos que impone la vida en Marte; también llevarán a cabo experimentos científicos, simularán paseos espaciales, utilizarán dispositivos de realidad virtual y se verán condicionados por la posibilidad de perder la comunicación con el control de misión. Es evidente que NASA quiere prepararse para todo lo que sea posible prever.
Estas son las condiciones que tienen que cumplir los candidatos
La primera misión de simulación de la vida en Marte comenzará a finales de 2022. Las personas que aspiren a participar en alguna de ellas tienen que cumplir unos requisitos muy similares a los que NASA exige a los candidatos a astronauta. Deben tener entre 30 y 55 años, dominar el inglés, tener una buena condición física y no fumar.
Además tienen que estar en posesión de un máster en una titulación técnica o científica, y deben tener como mínimo dos años de experiencia en esa área. Por último, es preciso que tengan la ciudadanía estadounidense, o bien que acrediten que viven de forma permanente en Estados Unidos.
Los ciudadanos europeos no podemos participar en este proceso de selección, pero sí en el que puso en marcha la Agencia Espacial Europea a mediados del pasado mes de febrero, y del que saldrán no menos de cuatro nuevos astronautas.
Imágenes | Murat Esibatir | Mikhail Nilov
Más información | NASA
Ver 28 comentarios