Quemar carbón, comprar a Argelia, barcos metaneros: cómo puede Europa reducir su dependencia de Rusia

Quemar carbón, comprar a Argelia, barcos metaneros: cómo puede Europa reducir su dependencia de Rusia

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Quemar carbón, comprar a Argelia, barcos metaneros: cómo puede Europa reducir su dependencia de Rusia

Ucrania está siendo invadida, pero Europa mantiene abierto el grifo que le llega desde Rusia. En solo 24 horas, las importaciones de energía y materiales de Occidente ascienden a 700 millones de dólares. Una enorme cantidad de dinero que va a parar a Rusia cada día. Países como Alemania han hecho algunos movimientos para reducir su dependencia con Rusia, como la paralización del gasoducto Nord Stream 2, pero no dejan de ser circunstanciales.

¿Tiene Europa la capacidad para abastecerse energéticamente si Rusia corta el suministro de gas? Sería una situación difícil, ya que incluso en los peores momentos de la Guerra Fría el gas siguió fluyendo, pero existen múltiples alternativas. Cada una de ellas con sus propias consecuencias. Vamos a repasarlas.

La opción directa: volver a quemar carbón. Lo vimos en octubre del año pasado cuando la crisis energética estaba golpeando Europa. La producción de carbón se disparó y la tonelada llegó a alcanzar los 270 dólares. En los últimos meses se había moderado, pero en estas últimas semanas está volviendo a crecer con fuerza. El motivo es sencillo: quemar carbón es una alternativa rápida al gas para producir energía y satisfacer la demanda.

Pese a los amagos de los respectivos gobiernos por reducir su uso, países como Alemania o Polonia siguen dependiendo en gran medida del carbón. Durante la primera mitad de 2021, el uso del carbón representó el 27% de la generación de energía en Alemania. Ante una reducción del gas, el carbón sigue estando muy presente. Apostar por esta energía sería una solución, pero tendría una consecuencia importante: adiós a intentar conseguir los objetivos contra el cambio climático.

Obtener el gas de otro lado. Los datos de la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) son claros: Rusia es el principal proveedor de energía de la mayoría de países europeos. La mitad del gas alemán o italiano depende de Rusia, mientras que hay países como Finlandia o Moldavia que dependen al 100%. España se salva en esta ocasión, pero sufriría igual el impacto al verse arrastrada por las necesidades de los países vecinos.

Pero también hay otros productores de gas. España consigue gas por la vía de Argelia y lo compra a Estados Unidos. También Qatar y Nigeria son grandes productores de gas. Esta semana se ha realizado el Foro de Países Exportadores de Gas en Qatar y el conflicto con Ucrania ha estado en el centro del debate.

El papel de Qatar y el resto de productores. Qatar es el primer productor de gas natural licuado del mundo, por encima de Rusia. Sin embargo, únicamente el 5% llega a Europa. La gran mayoría se envía a países asiáticos como Japón o Corea del Sur. La vía de Qatar está muy presente en el plan y a finales de enero el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ya mantuvo discusiones con los emires para intentar asegurar que estaban preparados para el envío de gas a Occidente.

Sin embargo, esta semana el ministro de Energía de Qatar, aseguraba que es "casi imposible" reemplazar a Rusia en Europa rápidamente, dado que la mayoría del volumen está sujeto a contratos a largo plazo con Asia y solo tendrían un margen de entre el 10 y el 15% de su volumen para enviar a Europa.

Rumanía es otro gran productor de gas y esta semana el gobierno del país ha anunciado que maximizará la producción para "contribuir a la seguridad energética de Europa". Más lejos están las opciones de Irak e Irán, debido a las malas relaciones con Estados Unidos. Finalmente está China, que ya durante la crisis del pasado otoño acabó enviando barcos cargados de gas natural, debido a que con el alto precio les salía a cuenta la distancia.

Europa tiene reservas e instalaciones de regasificación. Según describe The Economist en base a un informe de Citigroup, Europa dispone de suficientes instalaciones de regasificación, como la planta de Enagás en Barcelona (la más antigua de Europa), como para sustituir casi dos tercios de las importaciones rusas. El desafío es la falta de tiempo para ampliar la capacidad de producción.

El envío de barcos metaneros desde China podría también ayudar a cubrir el déficit que supondría la interrupción por parte de Rusia. No de manera inmediata, pero sí para aumentar las reservas. Según un informe de IHS Markit Global Gas, si las exportaciones de gas ruso representan unos 230 millones de metros cúbicos al día, la capacidad de regasificación podría compensar unos 50 Mm3/d.

Las renovables son el camino a seguir, pero todavía estamos lejos. "Estamos doblando esfuerzos en energías renovables. Esto aumentará la independencia estratégica de Europa en materia de energía", anunciaba la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Europa se prepara para presentar una nueva estrategia energética, todavía muy centrada en intentar reducir la dependencia de combustibles fósiles. Sin embargo, los comisarios europeos apuntan a 2028-2030 cuando Europa pueda "estar bien" sin el gas ruso.

La energía solar, la eólica o la hidroeléctrica son soluciones a largo plazo para enfrentarse a al desafío energético, pero todavía estamos muy lejos. En 2021, el objetivo de la Unión Europea fue cubrir el 20% de la demanda con renovables. Objetivo cumplido por países como España, pero sigue siendo un porcentaje muy bajo.

Europa ya cuenta con la energía nuclear, pese a las múltiples reticencias. Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, calculó que Europa necesita invertir hasta 500.000 millones de euros para 2050 si quiere alcanzar la neutralidad de carbono. Desde Francia parecen tener claro que la energía nuclear es el camino, pero países como Alemania o España no lo tienen claro y siguen en marcha con su idea de desmantelar las centrales más antiguas. Pese a todo, la Comisión Europea aprobó a inicios de febrero que la energía nuclear será considerada verde y por tanto susceptible de recibir algunas inversiones que también podrían ir a las renovables.

El problema de la energía nuclear para afrontar la crisis del gas con Rusia es que se trata de un proyecto a muy largo plazo, ya que se necesitan unos 15 años para construir nuevos reactores.

El nivel de unidad se mide con las interconexiones. El gasoducto de Yamal está en mínimos y las exportaciones a través de Ucrania también. Unido a la paralización del Nord Stream 2 hace que el gas que llega desde Rusia sea caro y no fluya tanto cómo podría necesitarse. Ante esto, siete países europeos han formado el Pentalateral Energy Forum, una alianza para proteger y asegurar el suministro de gas. En total cuentan con 575 TWh acumulados en los distintos almacenamientos.

El plan consiste en mejorar las interconexiones para poder enviarse gas de un país a otro en función de quién lo necesite más en ese momento. Europa tiene bastante margen de mejora en este sentido. Principalmente España, que está por debajo del mínimo de un 10% que recomendó la Unión Europea.

Europa no puede eliminar su dependencia del gas ruso, pero sí reducirla. Cortar la dependencia con el gas ruso es un objetivo demasiado ambicioso. Incluso a largo plazo. Las alternativas no están listas y en caso de que llegue el frío, Europa depende de Rusia para abastecer la demanda. Pese a ello, hemos repasado múltiples alternativas que sí ayudarían a reducir la dependencia y de paso neutralizar el alcance de la amenaza de Rusia en materia energética.

Imagen | Eduardo Cano

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