Más del 50% de los equipos de electrólisis instalados residen en la Unión Europea. Y más del 50% de la capacidad de fabricación de estas máquinas está también en manos de la Unión Europea. Esto es al menos lo que aseguró Frans Timmermans, el vicepresidente primero de la Comisión Europea, en el discurso que pronunció a finales de la semana pasada en la sede de esta institución en Bruselas (Bélgica).
La electrólisis es el procedimiento de producción de hidrógeno utilizando energía eléctrica más eficiente que se conoce hasta la fecha. A grandes rasgos lo que consigue es separar los dos elementos químicos que constituyen una molécula de agua (el hidrógeno y el oxígeno), por lo que se ha afianzado como una tecnología muy atractiva para almacenar la electricidad que se produce utilizando fuentes de energía limpias bajo la forma de hidrógeno verde.
Durante su discurso Frans Timmermans hizo hincapié en el liderazgo que Europa pretende sostener en todo lo que se refiere a la economía del hidrógeno, pero también reconoció que hay un problema que está lastrando de una forma preocupante el desarrollo de esta industria en el Viejo Continente: solo el 10% de las iniciativas empresariales que pretenden abrirse paso en este sector encuentra la financiación que necesita para salir adelante.
Ahora la pelota está en el tejado del Banco Europeo del Hidrógeno
Si nos ceñimos a las declaraciones de Timmermans el mayor desafío al que se enfrenta la industria del hidrógeno en Europa no es la concepción de buenas ideas; es la entrega a los proyectos más prometedores de los recursos financieros que necesitan para salir adelante. Lo curioso es que el origen de este problema reside en la dificultad que tienen los agentes con la capacidad de afrontar estas inversiones a la hora de asumir riesgos.
El Banco del Hidrógeno pretende impulsar la economía del hidrógeno en Europa y garantizar el desarrollo de este mercado
Según Timmermans quien puede invertir en los proyectos que persiguen desarrollar más la industria del hidrógeno en Europa está esperando que los productores de hidrógeno lo pongan a su disposición cuando lo necesiten. Y mientras tanto estos últimos necesitan recursos para sostener la producción y entregar el hidrógeno una vez que ha sido generado. Es, literalmente, el problema de "la pescadilla que se muerde la cola".
No obstante, la Comisión Europea asegura que tiene un plan para resolverlo. Su estrategia consiste en minimizar el riesgo que deben asumir los inversores y los productores de hidrógeno depositando una parte importante de la responsabilidad financiera en manos del Banco Europeo del Hidrógeno. Esta institución fue creada por la Unión Europea en septiembre de 2022 con un propósito: impulsar la economía del hidrógeno en Europa y garantizar el desarrollo de este mercado.
A corto plazo la Unión Europea pondrá en manos de esta institución 3.000 millones de euros, y su objetivo es hacer viable la producción anual de al menos 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable. Suena bien, aunque no debemos pasar por alto que este mercado aún se encuentra en una fase de desarrollo muy temprana. Todavía están sobre la mesa algunos desafíos industriales que será necesario resolver para que la economía del hidrógeno deje de ser un nicho y dé el salto a la gran escala. Sea como sea es importante que Europa esté al pie del cañón y no se quede descolgada.
Imagen de portada: Air Products
Más información: Comisión Europea
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