ASML está lidiando con un momento extraordinariamente delicado. Esta compañía de Países Bajos produce los equipos de fabricación de chips más avanzados que existen, las máquinas de litografía de ultravioleta extremo (UVE), pero no puede vendérselas a sus clientes chinos. Además, desde el pasado 1 de septiembre tampoco puede entregarles sus siguientes equipos más sofisticados, que incorporan una fuente de radiación de ultravioleta profundo (UVP).
Las sanciones a China que los Gobiernos de EEUU y Países Bajos han aprobado durante los últimos meses persiguen impedir que la Administración de Xi Jinping adquiera la infraestructura que necesita para fabricar circuitos integrados de vanguardia. EEUU defiende el rol que ejercen estos semiconductores en el desarrollo de nuevo armamento, y el Gobierno de Joe Biden está haciendo todo lo que está en su mano para evitar que China consiga chips de muy alta integración.
ASML interpreta un papel fundamental en este escenario en el que la tensión entre las grandes potencias campa a sus anchas. El próximo 16 de noviembre entrará en vigor un nuevo paquete de sanciones que impedirá a esta empresa vender a sus clientes chinos otros equipos de litografía UVP, una prohibición que tiene la capacidad de degradar perceptiblemente su negocio. Y es que China es el tercer mercado más importante para ASML. Solo lo superan Taiwán y Corea del Sur.
En Países Bajos hay dos corrientes de opinión bien diferenciadas
A finales del pasado mes de marzo Peter Wennink, el director general de ASML, viajó a China con el propósito de reunirse con Wang Wentao, el ministro de Comercio, y rebajar la tensión. También ha concedido varias entrevistas a medios de comunicación con mucha visibilidad en las que, como cabe esperar, no ha dudado en mostrar su disconformidad con las prohibiciones que han aprobado los Gobiernos estadounidense y neerlandés. Aun así, lo tiene muy difícil porque es evidente que los intereses geoestratégicos de las grandes potencias prevalecen.
El presidente de la filial china de ASML asegura que la demanda de equipos de litografía maduros dentro de las fronteras de China es aún muy fuerte
En esta coyuntura la cúpula directiva de ASML ha optado por hacer lo único que está en su mano: intentar acelerar la entrega a sus clientes chinos de los equipos de litografía que aún puede venderles antes de que la entrada en vigor de nuevas sanciones se lo impida. Son máquinas de fabricación de circuitos integrados que recurren a tecnologías maduras, pero continúan siendo valiosas debido a que permiten la fabricación de muchos de los chips utilizados por los coches, los electrodomésticos y otros dispositivos electrónicos.
Shen Bo, el presidente de la filial china de ASML, asegura que la demanda de equipos de litografía maduros dentro de las fronteras de China es aún muy fuerte. Mucho más, curiosamente, que la que procede de otros países. Esta empresa todavía tiene pendientes de entrega pedidos de 2021 y 2022 por un valor total de 35.000 millones de euros. No todos ellos proceden de sus clientes chinos, pero con toda seguridad una parte importante sí viene de China. De hecho, durante el tercer trimestre de 2023 el 46% de los ingresos de ASML procedió de este gigantesco país asiático.
El telón de fondo sobre el que sucede todo esto se está agitando en Países Bajos. Varios legisladores se han dirigido a Liesje Schreinemacher, la ministra de Comercio Exterior, para mostrarle su desacuerdo con las prohibiciones que está desplegando EEUU. Sin embargo, Dilan Yeşilgöz-Zegerius, la ministra de Justicia y Seguridad en el seno del Gobierno de Mark Rutte y la favorita a las elecciones generales del 22 de noviembre, defiende de forma rotunda las sanciones que proceden de EEUU. De algo podemos estar seguros: el resultado de las elecciones marcará el rumbo que seguirá Países Bajos en el futuro en materia de chips.
Imagen de portada: ASML
Más información: SCMP
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