Si pensamos en los fabricantes de procesadores x86, por lo general, se nos vienen a la mente Intel y AMD. Pero la realidad es que a lo largo de la historia también hubo otras compañías que comercializaron sus propios chips bajo la mencionada arquitectura. Cyrix fue una de ellas, y desde sus inicios se esforzó por conseguir un lugar en el sector en base a una estrategia muy peculiar.
Para sumergirnos en esta historia debemos viajar hacia atrás, específicamente hacia finales de la década de los ochenta. Jerry Rogers y Tom Brightman, dos exempleados del fabricante de semiconductores estadounidense Texas Instruments, fundaron Cyrix en 1988. El primer negocio de la firma fue ofrecer unidades de coma flotante (FPU) para los procesadores 286 y 386.
Cyrix entra en el mercado de las CPU
Las FPU resultaron ser un auténtico éxito para Cyrix. Sus coprocesadores eran tan buenos que superaban a los de la competencia. En la práctica, por ejemplo, utilizar este componente permitía mejorar notablemente el rendimiento de los procesadores 386, todo esto con una fracción de lo que costaría comprar un nuevo chip. Aquellos resultados impulsaron a la compañía a dar el siguiente paso.
La idea de dar el salto al mundo de las CPU cobraba mucho sentido. Cyrix estaba segura de tener el talento y los recursos, pero también tenía un obstáculo mayúsculo: para fabricar un procesador con un conjunto de instrucciones x86 era necesario tener una licencia. Y, para tener aquella licencia, habría tenido que tocar la puerta de Intel, un gigante que se podría haber sentido amenazado.
Entonces fue cuando Cyrix decidió tomar un camino diferente: recurrir a la ingeniería inversa. Después de un arduo trabajo, y contratando empresas de fundición externas, una característica que la convertría en una compañía fabless, Cyrix empezó a comercializar sus primeros procesadores, los 486SLC y 486DLC, que podría pensarse que competían directamente con los 486SX y 486DX de Intel, pero no era realmente así.
La desventaja de estos productos era que, por muy baratos que fueran, tenían un rendimiento más bajo que los "equivalentes" de la compañía de Santa Clara. El 486DLC de 33 MHz, por ejemplo, tenía un rendimiento equiparable al 486SX de 25 MHz de Intel. Pese a esto, algunos entusiastas encontraron ventajas económicas en estos chips y apostaron por ellos, aunque su nomenclatura era claramente confusa para muchos.
Ahora bien, las cosas se complicaron cuando Intel lanzó su primer procesador de la línea Pentium en 1993. Producto de este movimiento, el precio de los 486 cayó en picado, por lo que cada vez había menos razones para elegir alternativas económicas. El punto fuerte de Cyrix era permitir que los usuarios pudieran actualizar sus placas base existes y obtener una mejora de rendimiento a un precio bajo.
El surgimiento de Pentium y la nueva microarquitectura P5 de Intel no hizo más que complicar las cosas para Cyrix. La compañía intentó ponerse al día con nuevas versiones de sus procesadores, incluso escalando las velocidades a 100 MHz y 133 MHz, pero estas carecían de muchas características de mejora de rendimiento que sí se encontraban en los procesadores de Intel e incluso de AMD.
El nuevo Cyrix 6x86, por ejemplo, funcionaba a una velocidad menor que al procesador directo Pentium con el que pretendía competir y, por si esto fuera poco, no soportaba el conjunto de instrucciones completo Intel P5. Aquí es donde todo se volvió mucho más complejo. El mundo del software estaba optimizándose hacia P5 de Intel, mientras que Cyrix intentaba ponerse al día con cierto retraso.
Uno de los golpes más duros que recibió la firma ocurrió después del lanzamiento de ‘Quake’ en 1996. El título de id Software se convirtió en un auténtico éxito, pero los ordenadores con los procesadores más avanzados de Cyrix, los que incluso prometían superar a los Pentium, no eran capaces de ofrecer una experiencia de juego decente. Mientras tanto, los clientes de Intel no tenían estos problemas.
Batallas, victorias y derrotas
En principio, Cyrix no pudo convencer a los grandes fabricantes de ordenadores que incorporaran sus chips. Esto se presentaba en medio de una batalla en los tribunales en la que Intel alegaba una infracción de patentes. La compañía de Santa Clara finalmente no consiguió lo que deseaba y Cyrix salió victoriosa cuando la Justicia le permitió fabricar sus chips x86 en fundiciones con licencia cruzada.
Después de descomunales esfuerzos, la firma fundada por Rogers y Brightman consiguió un acuerdo para llevar sus chips a algunos dispositivos económicos de Compaq, Packard Bell y eMachines. El protagonista de este logro fue el MediaGX, una propuesta lanzada en 1996 que incluía sonido y vídeo en el mismo chip. Tras este movimiento, Cyrix no tardó en fusionarse con el gigante National Semiconductor.
Pero el enfoque de National Semiconductor y Cyrix eran diferentes. Mientras que la primera quería enfocarse en la fabricación de chips de bajo rendimiento, la segunda seguía empecinada en alcanzar e incluso superar las propuestas de Intel. Aquella fusión no fue por el buen camino y Cyrix acabó en manos de VIA, compañía que utilizó el nombre “Cyrix”, pero no su capacidad de diseño chips.
El último producto diseñado por Cyrix que llegó al mercado se llamaba MII-433GP. Se trataba de un procesador que funcionaba a 300 MHz, pero llegó en un momento en donde la competencia ya superaba los 1.000 MHz. Pese a desafortunado destino, no podemos negar que Cyrix consiguió superar varios litigios, con resultados a su favor, y tuvo la valentía de intentar conseguir un lugar en la gran industria de los procesadores para PC.
Imágenes: Wikimedia Commons | Fondo de la imagen de portada: Bing Image Creator
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