De fabricantes, filtraciones, y secretos

De fabricantes, filtraciones, y secretos
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Cada vez es más difícil que una empresa nos sorprenda con algún producto tecnológico. Incluso la secretista Apple, que guarda como oro en paño todos los detalles sobre sus nuevos dispositivos, no ha logrado evitar que los detalles de sus iPhones o iPad se hayan ido filtrando una, y otra, y otra vez.

Es una de las grandes enfermedades de una industria, la tecnológica, que depende de demasiados eslabones en la cadena. La producción de nuevos dispositivos acaba involucrando a muchísimas personas, y como se ha demostrado en los últimos lanzamientos de todo tipo de móviles, guardar secretos parece casi imposible. O puede que el calificativo deba ser otro. Puede que guardar secretos parezca casi inadecuado.

China en el ojo del huracán

En el caso de Apple, las filtraciones suelen provenir de los fabricantes chinos. O más bien, de sus empleados. Es lo que ha ocurrido en el caso del iPhone 6, que aún tardará en llegar al gigante asiático, pero cuyas factorías son las responsables de su producción.

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Esta semana supimos por ejemplo cómo el día 4 de septiembre la policía china detuvo a un empleado de Foxconn -uno de los principales partners de Apple en la producción de sus dispositivos-. Dicha persona, un hombre de unos 40 años apellidado Qiao, robó seis carcasas del aún no presentado iPhone 6 de la fábrica donde trabajaba para luego venderlas por 6.000 yuanes (unos 750 euros) en un mercado de dispositivos electrónicos en Shenzhen.

En Apple, indicaron en The Wall Street Journal, no quisieron hacer comentarios sobre el incidente, mientras que los responsables de Foxconn simplemente indicaron de forma concisa que esperaban de sus empleados que siguieran el código de conducta interno. Por supuesto, una cosa es decirlo y otra es hacerlo, sobre todo cuando el beneficio económico para quienes ofrecen esas filtraciones puede ser importante en un país con una renta per cápita tan reducida.

Los incidentes relacionados con las filtraciones de secretos industriales respecto a estos productos no son nuevos en China, donde ya en 2009 se relacionó el suicidio de un empleado de Foxconn con una investigación que se le estaba haciendo a esa persona por la desaparición de prototipos del iPhone 3GS. Otro empleado de Foxconn al que se acusó de filtrar detalles del iPad 2 por 20.000 yuanes, acabó siendo sentenciado a 18 meses de cárcel y a pagar una multa de 150.000 yuanes. Los riesgos que esos empleados están dispuestos a correr son enormes, como también lo son la presión y el estrés al que están sometidos. A pesar de los anuncios públicos de Apple y empresas como Foxconn para indicar que la situación no es la que era, lo cierto es que los incidentes se siguen produciendo.

¿Controladas, o incontrolables?

Los responsables de las agencias de prensa y comunicación de todas estas empresas tienen ante sí todo un reto a la hora de gestionar este tipo de sucesos. Las filtraciones se han convertido en un problema en muchos casos, sí, pero lo cierto es que también parece haber quedado claro que a menudo las filtraciones provienen de las propias compañías, que ganan así repercusión mediática.

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La propia Apple no es ajena a esas prácticas, o al menos así parecen indicarlo reportajes tan profundos como el que desde 9to5Mac realizaron sobre el departamento de prensa de Apple. En aquel documento se explicaba con claridad, en el caso de Apple, cuál era la actitud ante las filtraciones:

Normalmente, cuando se produce una filtración sobre un producto, el máximo responsable del Departamento de Prensa de Apple se reúne tradicionalmente con los Jefes de Producto de los respectivos grupos para medir la precisión de esa filtración. A partir de ese momento el equipo de prensa decide qué comentarios realizar de forma oficial, no oficial, o cuándo no decir nada de nada. Las filtraciones también le ofrecen a Apple la oportunidad de observar cómo los consumidores y otros medios responden a ciertos productos que están por venir, y eso da tiempo a los equipos de ingeniería y marketing para realizar cambios, con grupos que saben ahora la dirección en la que moverse. En ocasiones las filtraciones llegan de la propia Apple; en otras, no lo hacen.

Ahora coged ese párrafo y aplicaos el mismo cuento para el resto de fabricantes, que como decíamos tratan de gestionar esas filtraciones lo mejor que pueden. Unas veces, en su propio provecho -los comentarios que se generan tras las filtraciones pueden ser determinantes para futuras modificaciones- y otras, inevitablemente en su contra -como cuando se filtran imágenes con el aspecto o precio de un nuevo dispositivo-.

Las filtraciones controladas no se nos escapan tampoco ni a usuarios ni a medios: son ya tradicionales los 'teaser trailer' de empresas como Samsung que adelanta algunas de las capacidades de sus futuros dispositivos antes de presentarlos, mientras que otras van más allá y utilizan de forma frecuente las redes sociales para producir la mayor expectación posible antes de desvelar un dispositivo del que probablemente se conocen horas antes todos los detalles.

Las filtraciones como negocio

Por supuesto, el problema no solo afecta a Apple. Prácticamente todas las grandes marcas se han visto sacudidas por filtraciones de todo tipo (voluntarias o no) que acaban siendo ciertas en una sorprendente proporción. Eso, por supuesto, acaba con el factor sorpresa que tratan de darle los fabricantes a sus presentaciones de producto.

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Los medios, desde luego, tenemos parte de culpa, aunque en realidad también es una demanda de los lectores, que a menudo precisamente esperan que se produzcan esas filtraciones. Resulta casi imposible mantenerse a raya de rumores o filtraciones, y aunque en nuestro caso tratamos de ser muy cuidadosos en la selección, este tipo de contenidos son lógicamente del interés de los aficionados a la tecnología.

Por supuesto, en esa rueda de filtraciones hay intereses económicos: empresas que quieren adelantarse al lanzamiento para construir accesorios compatibles, empleados que quieren sacarse un sobresueldo de forma fácil, o medios y analistas que aprovechan esas informaciones en forma de exclusivas para tratar de ganar relevancia, y, a la larga, tráfico e ingresos publicitarios.

Eso puede tener su contrapartida: en abril de 2010 los responsables de Gizmodo compraron un prototipo del célebre "iPhone 4 perdido en un bar" por 5.000 dólares, y acabaron publicando tanto la disección del dispositivo antes de su presentación, como toda una serie de artículos en las que se explicaba el tira y afloja con Apple y cómo la decisión final de los responsables de Cupertino fue salomónica: no volvieron a invitar a los editores de Gizmodo a un evento hasta, curiosamente, la última presentación de los nuevos iPhone. Las heridas parecían haber sanado por fin.

Es imposible no mencionar al que probablemente es el más importante de los "filtradores" de información sobre el segmento de telefonía móvil, Evan Blass, más conocido por su cuenta en Twitter, evleaks, fue referencia absoluta para los medios de comunicación. No todos los rumores ofrecidos por Blass -que recientemente se despidió de esta actividad- acabaron siendo ciertos, pero sí lo fueron una gran y sorprendente proporción.

Es probable que esa faceta sea la que siga alimentando esa avalancha de filtraciones que, acertadas o no, suelen generar debate y conversación. Y también es probable que aquí nos encontréis para compartirlas con vosotros. Después de todo, los medios tecnológicos podrían ser mucho más aburridos si no pudiéramos comentar rumores y filtraciones mínimamente fiables, ¿no os parece?

Imagen | Samantha

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