Boom es una compañía relativamente joven y pequeña, una startup norteamericana que tiene planes bastante ambiciosos: crear aviones supersónicos en los que hay lugar para pasajeros. No, yo tampoco había escuchado hablar sobre ella, pero no está de más que le dediquemos unas líneas.
Para qué crear otro gadget más o darle forma a una nueva aplicación que supuestamente nadie ha creado antes, si puedes dedicar tu tiempo a crear un avión que pueda transportar gente de Nueva York a Londres en tres horas y media, o de San Francisco a Tokio en 4,5 horas. Un nuevo Concorde.
Esa en resumidas cuentas es la idea y filosofía de Boom, conseguir diseñar un avión supersónico que llegue a la velocidad MACH 2.2 - Concorde se quedaba en 2.0 -.
Suena complicado para una compañía que es nueva en el negocio - hasta la NASA tiene problemas para conseguir recursos -, pero quieren que su primer prototipo vuele el año que viene.
Otra cosa es que podamos considerar asequibles el tipo de vuelos supersónicos que Boom y amigos quieren poner en circulación, y es que 5.000 dólares por un asiento no parece una cantidad al alcance de cualquiera, pero tampoco una locura viendo lo que cuestan los vuelos en ‘Business Class’. Relativamente poco si vemos lo que Virgin Galactic va a pedir por un vuelo espacial: 250.000 dólares.
Una recreación de Boom en Heathrow
¿Cómo es un avión Boom? Pues poco se sabe, de cara a tripulantes sabemos que habrá espacio para 40 asientos, en dos filas. En cuanto a los trayectos posibles, comentan que hay al menos 500 rutas potenciales, pero comentan que quieren comenzar con Londres-Nueva York, Los Ángeles-Sidney, y San Francisco-Tokio.
El prototipo se está construyendo en un hangar en Denver, Colorado. Nos cuentan que gracias a la tecnología de construcción que ofrece la fibra de carbono se puede crear un avión un 30% más eficiente en consumo que el Concorde original. La tecnología que se emplea no es de otro mundo, está bastante contrastada y no es complicada de poner en un avión comercial.
Virgin, primera interesada
Hablando de Virgin, Boom se va a asociar con ellos para conseguir su meta común, mejorar aquello que el Concorde no puedo mantener mucho tiempo - no era rentable -. Richard Branson ya ha hablado en diferentes ocasiones de que le gustaría volver a poner en funcionamiento los vuelos transatlánticos con aviones supersónicos.
Lo que sabemos es que Richard Branson tiene intención de comprar los diez primeros aviones que creen, o lo que es lo miso, poner sobre la mesa 2.000 millones de dólares, para gastar en jets. De la intención al hecho hay una gran distancia, ya que no se comprometen a ello. Hay una aerolínea anónima que también está en negociaciones, le gustaría acceder a 15 aviones, gastando más de 5.000 millones.
La compañía Boom está formada principalmente por once empleados, gente que ha trabajado en más de 30 aviones funcionales, llegan de empresas como Boeing, Amazon, NASA o Lockheed Martin. Entre sus experiencias están el piloto automático del 787, motores de aviones de combate, o el Spaceship Two de Virgin Galactic.
En Boom pasan de plataformas crowdfunding, están dentro de programas de inversión como Y Combinator, y hay nombres como Sam Altman, Seraph Group, y Eight Partners, detrás del proyecto. Virgin no aparece en las relaciones públicas de la compañía, y tampoco quiere hacer comentarios al respecto.
¿Qué pasó con Concorde?
Uno de los dos Concorde del Museo de Le Bourget
Al Concorde podemos considerarlo como el único avión supersónico “viable”, con las características óptimas para realizar vuelos transoceánicos, ya que vuelos más cortos tienen menos sentido. Los vuelos salían por unos 8.500 euros al cambio actual.
En primer lugar decir que está prohibido sobrevolar Mach 1 (1225 km/h) en areas pobladas, debido al estallido que producen. Luego tenemos un consumo y mantenimiento bastante alto, en definitiva, salían muy caros de mantener para una aerolínea.
El “detonante” para dejar de utilizarlo llegó con el accidente del 25 de julio de 2000, en el que murieron 113 personas. Fue el primer y último accidente del avión que mantenían las aerolíneas British Airways y Air France, que tres años después dejó de volar.
Más información | Boom | The Guardian
Ver 36 comentarios