A lo largo de los últimos años han pasado por mi muñeca infinidad de relojes inteligentes. He tenido ocasión de analizar dispositivos de prácticamente cualquier marca, desde Apple a Samsung, pasando por Realme, Xiaomi o Huawei, y a lo largo de los años he desarrollado una rutina inicial, algo que hago en absolutamente todos los relojes inteligentes.
Porque sí, es cierto que los relojes inteligentes han mejorado mucho con el paso de los años y cada vez tienen más funciones, pero no todas son igual de útiles y algunas, en según qué casos, pueden ser un poquito molestas. Por eso, en este artículo me gustaría contaros qué tres cosas activo y desactivo siempre y mis motivos.
El modo "No molestar"
Raro es el reloj inteligente que no analiza el sueño. Algunos lo hacen mejor, otros lo hacen peor, pero casi todos lo hacen y, a la hora de analizarlos, tengo que llevarlos puestos para poder analizar los resultados tras varios días. Eso, sin embargo, no casa con algo vital a la hora de dormir: que no te molesten y que la pantalla te deslumbre.
Por norma general, lo normal es tener configurado el reloj inteligente para que la pantalla se encienda al hacer el gesto de mirar la hora. Eso puede provocar que, en ciertos movimientos involuntarios al dormir, la pantalla se encienda y te despierte. Y no es agradable, creedme, sobre todo cuando el reloj no tiene brillo automático y te has olvidado bajarle el nivel antes de irte a dormir.
¿La solución? El modo "No molestar". Este modo, por norma general (depende del reloj, pero normalmente funciona así) desactiva el gesto de mirar la hora, las notificaciones y las vibraciones. En algunos relojes, no todos, se puede programar y es algo que siempre hago: programo la hora de inicio y la hora final, de forma que el modo se active cuando estoy relajado en el sofá antes de irme a la cama y se desactive a la misma hora que suena la alarma.
Lleva uno o dos minutos y, a la larga, se agradece.
Los avisos para levantarme
Estos avisos me matan. Los entiendo, pero me matan. Los relojes inteligentes tienen cierta vocación de dispositivos para el bienestar y, desde hace unos años, también tienen funciones relacionadas con el estrés. Por ello existen los avisos para levantarse y respirar, para ser consciente de cuánto tiempo llevas sentado y para que te relajes un momento si estás estresado.
Estos avisos pueden ser útiles, sobre todo si os gusta "cerrar los anillos" o consideráis que tenéis una rutina sedentaria, pero la realidad es que hay veces que, sencillamente, no me apetece levantarme o prefiero no hacerlo. Eso me pasa en el trabajo, cuando estoy centrado escribiendo algo (como ahora mismo, que acaba de vibrar el reloj para decirme que me levante), grabando un TikTok o, peor aún, cuando estoy por ahí cenando o tirado en el sofá por la tarde.
Además, pienso yo (y son mis elucubraciones): si el reloj es capaz de detectar que estoy estresado para recomendarme que haga un ejercicio de respiración, ¿no es capaz de detectar que acabo de salir de trabajar, porque baja el nivel de estrés después de tener varios picos, y que lo que estoy haciendo ahora mismo es relajarme en el sofá? Pues no.
Estimado reloj: soy consciente de que llevo dos horas tirado en el sofá viendo 'One Piece'. Luego saldré a dar un paseo o a jugar un partido de pádel si el tiempo lo permite, pero ahora mismo me apetece estar relajado, sin hacer nada. No hace falta que me mandes una notificación cada hora para decirme que me levante.
Las notificaciones (las que proceda, por supuesto)
Y, finalmente, otra cosa que siempre desactivo y recomiendo desactivar son las notificaciones. Si no todas, las que menos nos importen. Esto lo hago en el reloj, pero también en el móvil. Se gana en salud cuando no tienes el reloj vibrando con cada correo, cada mensaje y cada aviso que nuestro móvil tiene a bien mandar.
Yo, por ejemplo, tengo activadas solamente las notificaciones de WhatsApp (previo silenciado de todos y cada uno de los grupos en los que estoy), las llamadas y la app de mensajería del trabajo (que se puede programar para que no mande notificaciones a partir de cierta hora). El resto de notificaciones no las considero importantes y, por lo tanto, no tengo necesidad de que me lleguen a la muñeca.
Pensémoslo por un segundo: ¿de verdad necesitamos recibir en la muñeca una promoción de una app de delivery, un aviso de que nuestro Pokémon en 'Pokémon GO' ha encontrado un caramelo o un correo de vete a saber qué? Seguramente no. Solución: dedicar diez minutos a desactivar las notificaciones que no queramos recibir. La auténtica salud.
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