Hasta ahora, los sistemas de carga inalámbrica dependían de forrar el móvil con una, en ocasiones incómoda, carcasa o de conectar el terminal a extraños módulos externos. Duracell se ha tomado muy en serio su idea de convertir los sistemas de carga inalámbricos en algo universal y para ello ha creado un nuevo sistema que podría revolucionar este sector, el Duracell WiCC.
En lugar de una carcasa, el WiCC consiste en una tarjera extraplana que se adosa sobre la batería de cualquier móvil cuya carcasa pueda ser abierta. La tarjeta es apenas má sgruesa que una hoja de papel y raro será el terminal que no tenga algo de espacio libre para instalarla. Una vez cerrado, el teléfono queda preparado para cargarse en cualquier punto de carga compatible con Duracell Powermat.
El único problema de Duracell WiCC es que necesita que los fabricantes adapten los puntos de contacto de sus terminales, aunque no se trata de una modificación muy complicada y Duracell, de hecho, ya está colaborando con marcas como RIM o Samsung para implantarlo en sus equipos.
Duracell vende sus bases de carga para el mercado doméstico, pero su idea es que este tipo de puntos esten por todas partes. El año pasado ya vimos su idea de convertir las mesitas de las salas de espera de estaciones o aeropuertos en estaciones de carga en las que, con sólo posar el móvil, recibimos energía. Este año ya hemos podido ver puntos de carga para restaurantes, cafeterías… Duracell trabaja en una aplicación por geolocalización para poder encontrar el establecimiento más cercano en el que consumir algunos vatios.
De momento los planes de Duracell parecen ambiciosos, pero es la compañía que más se está moviendo en este sentido y lo cierto es que una red de plataformas de carga públicas aliviaría mucho el actual problema con las baterías de nuestros gadgets.
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